jueves, 29 de septiembre de 2016

PSOE de Sánchez...¿o de Rajoy? 20160929

Esa es la cuestión: la lucha por el poder en el PSOE ha acabado anclándose en una demencial y única cuestión: o Sánchez o Rajoy. Lo demás, pantomima. Quienes se autodenominan críticos parecen más bien oficialistas, y viceversa. Quienes niegan el congreso convocado por la actual Permanente propugnan un congreso... organizado, eso sí, por su gestora. Y la anomalía definitiva: que 17 selectos cuadros puedan deponer a un secretario general elegido en primarias por los militantes. 

Pero lo que hoy les sucede a los socialistas debe enmarcarse en la onda que niega la democracia participativa y pretende reducir la democracia representativa a un ritual de muy escaso valor. Se rechazan o se falsean las primarias. Se desprecian los referendos y las consultas directas a la ciudadanía. A la postre, se dice... ¿quién mejor que las respectivas burocracias (autorreproducidas a través de la habitual cooptación) para saber qué conviene y qué no a las bases, los electores y la ciudadanía en general? Por supuesto, el debate, la discusión abierta y todos los procedimientos habituales de la democracia deliberativa están siendo desactivados mediante el control político de los medios de comunicación.

El PSOE ha sido puesto al borde de la escisión. No porque su secretario general haya hecho nada que no hubiese sido acordado previamente por el comité federal, sino porque no deja gobernar a Mariano Rajoy, y cuando se dice gobernar se sobreentiende no sólo la investidura sino también los presupuestos, las reformas económicas, fiscales y laborales, los recortes y lo que aconseje la gobernación del país según la ortodoxia neocón.

Para acabar con Sánchez sus enemigos internos no han tenido escrúpulos en secundar los argumentarios del PP, armar camorra en vísperas de las elecciones (que luego se pierden) o impedir que sean las bases las que decidan. En la derecha están felices. Aunque les inquieta la posibilidad de que la cosa vaya demasiado lejos. A ver si este maravilloso lío precipita la regeneración del PSOE... y se jode el invento.
 

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Al estilo Rajoy, sin hacer nada 20160928

Mientras Pedro Sánchez capea el temporal como puede y sufre la destructora conjura de los boyardos, Mariano Rajoy anuncia que él, a verlas venir. Vamos, que se remite a la pose habitual de observador lejano, administrando los tiempos a su estilo: a la espera de que los cadáveres de sus adversarios pasen ante la puerta donde permanece sentado. La inacción ha resultado ser una táctica capaz (con la inestimable ayuda de los medios amigos) de disfrazar los recortes, el espectacular incremento de la deuda pública, los efectos de la devaluación interna, la corrupción y cualquier otra cosa. Que se muevan, alteren y peleen entre sí las izquierdas, que ganen terreno los soberanistas de la periferia, que Bruselas exija más ajustes... El PP marianista convierte en ventaja cualquier inconveniente.

A Sánchez, sin embargo, nada le va bien. Si no convoca a las bases le acusan de secuestrar la voluntad del partido. Si prepara primarias y congreso le recriminan la supuesta maniobra. Siente sobre sí el furioso viento del desprestigio que también azotó y azota a su competidor, Pablo Iglesias, y que antes desarboló a su predecesor, José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo peor de todo es que tiene al enemigo en casa. El PSOE se ha fracturado y el ala derechista (aferrada al pragmatismo de la supervivencia individual de cada barón, jefe, jefecillo o muñidor) carga contra la secretaría general con el aliento y el aplauso de los comunicadores peperos y los analistas serios.

A Rajoy ninguno de los suyos osa tocarle. Cuando mete la pata (y la mete mucho) siempre le hacen el quite. Sus argumentarios son repetidos disciplinadamente por todos los portavoces oficiales y oficiosos de la derecha, de punta a cabo de España. Se ha consagrado como el mal menor, la maldición previsible, la catástrofe natural conocida y por tanto superable. Ha convertido sus muchos inconvenientes en otras tantas ventajas. ha logrado imponer su marco y condicionar la comprensión de las cosas. Sánchez e Iglesias pagan caro cada error e incluso cada acierto. A él le basta con esperar.

martes, 27 de septiembre de 2016

Algo va mal en la izquierda 20160927

A pesar de los pesares, Pedro Sánchez resiste cual gato panza arriba y cada vez que las circunstancias (o las urnas) le pegan una hostia, él sale de entre los escombros, se inventa una permanente, una consulta a la militancia, unas primarias, un congreso... y sigue, sigue, sigue. Pero esa capacidad de supervivencia no será suficiente para sacarle del apuro y frenar la caída en barrena que sufre su partido. A su vez, Pablo Iglesias ha aprendido a poner buena cara cuando los resultados electorales de su partido-plataforma sin ser malos no son tan buenos como esperaba, sin embargo sabe (o debería) que su victorioso sprint se está convirtiendo en una incierta carrera de fondo. Los dos líderes de las divididas izquierdas se habrán percatado (digo yo) de que algo va mal en ese espacio ideológico donde en teoría se mueven y por cuyo control luchan.

Las izquierdas no solo están partidas en dos formaciones cuya pugna se ha convertido para ambas en un obsesivo referente. Además, tales formaciones están fracturadas y dirimen sus diferencias internas en debates públicos inoportunísimos cuando se está en vísperas electorales. PSOE y Podemos, a la greña, han sido cogidos en una pinza entre el PP, que promueve en exclusiva la ortodoxia económica vigente en Europa, lo cual da verosimilitud a su argumentario, y los nacionalistas periféricos, que manejan a placer todos los recursos emocionales.

Patalear, clamar contra la inconsecuencia de tanta gente de abajo que vota a los de arriba, despreciar a quienes cogen la papeleta olvidándose de recortes y corrupción no sirve de nada. Si esas izquierdas desorientadas y sumidas en guerras fratricidas no son capaces de ofrecer alternativas comprensibles y no tienen lo que hay que tener para cerrar filas, definir su territorio, ocuparlo ¡y compartirlo!... las van a pasar canutas. Si se hace inevitable una nueva cita con las urnas en diciembre y concurren calculando sorpassos y contrasorpassos, seguirán perdiendo terreno. Con su trote cochinero, Mariano Rajoy les sobrepasará mucho antes de llegar a la meta. 

lunes, 26 de septiembre de 2016

... Y la política aragonesa, bajo mínimos 20160926

En estos turbulentos días, los dos principales protagonistas de la política aragonesa (con permiso de Echenique), Rudi y Lambán, han intercambiado puyas y peinetas retóricas de calibre colegial: inútil, vaga, hooligan, que me insultas, que quien insultas eres tú... Curioso. Por su parte, el socialista también ha ido por ahí ejerciendo de barón, al alimón con su colega manchego. Pero como no se le entendía muy bien qué quería decir cuando hablaba ante los medios, los analistas pasaron a debatir si tal nebulosa conceptual era consecuencia de un intencionado gongorismo (con perdón) o de la incapacidad de nuestro Javier para hilar sujeto, verbo y predicado sin perderse por la jungla de las subordinadas. 

Total, que en la Tierra Noble PSOE y PP han roto relaciones. Por nada. Sin sustancia alguna. La tormenta en el vaso de agua del Ebro habrá pasado desapercibida para el grueso de la hastiada opinión pública, que prefiere enhebrar la caña del mediodía o el cafelito de la tarde polemizando sobre coches, bicis y tranvías o sobre lo que le espera al (triste) Zaragoza esta temporada. Que no son tampoco temas apasionantes, pero le ponen al personal bastante más que los tuits del compañero Lambán y las ruedas de prensa de doña Rudi, cuya conexión con el Aragón real suele ser mera y rara coincidencia.

Porque, en lo cotidiano, los dos partidos pueden coincidir y coinciden. Uno y otro aplaudieron con entusiasmo la firma de un nuevo contrato de Motorland con Dorna para seguir celebrando en Alcañiz el GP de Motociclismo durante cinco años más. Treinta y ocho millones del contribuyente costará la broma sólo en derechos, más otra millonada en seguros, publicidad, logística, asistencia y lo que sea. En 2020 la susodicha Ciudad del Motor le habrá succionado al erario aragonés más de doscientos millones sin otro retorno que algún fin de semana de lleno en la hostelería y la vaga sensación de que así el Bajo Aragón está en el mapa. Es una relación coste-beneficio absolutamente demencial. Pero socialistas y conservadores se hermanan en la jugada. Y así pasan los días. 

viernes, 23 de septiembre de 2016

Inmortal, heroica... y muy cateta 20160923

La Semana de la Movilidad y su momento culminante, el Día Mundial sin Coches, han provocado el enésimo ataque de automovilitis aguda que padecen de manera crónica muchos habitantes de Zaragoza, la ciudad inmortal, heroica y cazurra. El caso es que, mientras los más reconocidos urbanistas del mundo claman por la gentificación de las ciudades, y mientras las grandes capitales europeas restringen cada vez más el tráfico de vehículos a motor, aquí la bicicleta y el tranvía aún levantan ronchas en buena parte del vecindario. Lo que empezó como una actitud simplemente reaccionaria (la oposición radical a peatonalizaciones y medios de transporte limpios) se ha convertido en una extravagante epidemia social. 

Lo que nos pasa solo puede compararse con la obsesión de los chinos, que tras decenios yendo y viniendo en humildades bicicletas, prefieren ponerse mascarilla por Pekín y morir a millares por cáncer de pulmón antes que bajarse de su adorado coche para volver a pedalear, caminar o utilizar colectivos. Es lo que tiene circular con retraso por el trayecto de las revoluciones industriales y tecnológicas, que se idolatra el automóvil y se pretende usarlo de manera compulsiva cuando ese artefacto ya no ocupa ni puede ocupar el lugar físico y simbólico que tuvo hace 40 años en las sociedades avanzadas. 

Nadie pretende acabar con el coche. Pero su función urbana tiende a desaparecer en beneficio de una movilidad más amable y factible. Zaragoza no debería anclarse en un debate ya superadísimo, porque así jamás dará a tiempo los pasos precisos para situarse por fin en un modelo de ciudad actual y, sí, sostenible. La bici y el tranvía son dos medios de transporte idóneos. Más baratos, más sanos, más adecuados, más rápidos y más propios de los tiempos que corren. Solo les supera en ventajas el simple y magnífico acto de caminar. Pretender lo contrario, escandalizarse porque en el Día sin Coches se cerró al automóvil privado el paseo Pamplona es, y perdonen que lo diga, propio de catetos recalcitrantes. Hala, a ver si espabilamos un poquito... Por favor. 

jueves, 22 de septiembre de 2016

Discutir: vicio y virtud de las izquierdas 20160922

En vísperas del golpe fallido de julio del 36 y la consiguiente Guerra Civil, las izquierdas españolas se dividían en varios grupos: los republicanos, las tres tendencias del PSOE y UGT (Besteiro, Prieto y Largo Caballero), las diversas familias anarquistas (desde los sindicalistas puros a los faístas), el PCE-PSUC, el POUM y varios partidos nacionalistas periféricos al estilo de la catalana Esquerra. Maniobras unitaristas como la que lideró Carrillo fusionando las Juventudes Socialistas con las Comunistas (JSU) o la gran convergencia en torno al Frente Popular nunca impidieron que cada cual alzara su particular bandera y atizase el debate incluso en medio de la lucha armada contra los disciplinados ejércitos de Franco. La discusión sobre si lo prioritario era hacer la revolución o ganar la guerra sobrevoló una sucesión de desencuentros, enfrentamientos directos, purgas y traiciones. Cuarenta años después, en 1976, las mismas izquierdas todavía firmaban sus llamamientos conjuntos con una abrumadora sopa de siglas apenas integradas en la Junta o la Plataforma democráticas.

Por lo visto es ley de vida. Las izquierdas son así y no lo pueden evitar. Se pelean, se retuercen, rebuscan en los matices teóricos o en los recovecos de la praxis para detectar la diferencia con el compañero, critican al camarada con mayor ahínco que a la propia derecha, no se acomodan... Ni siquiera disimulan frente a su clientela, la cual les corresponde con un voto mucho más volátil e inquieto que el reclutado por los conservadores. Porque además el elector progresista también es por naturaleza más exigente, suspicaz e indisciplinado.

Que, en Podemos, pablistas y errejonistas ventilen sus diferencias en las redes sociales no resulta sorprendente. Sus planteamientos (simplificados en el dar miedo a los poderosos vs. seducir a los que dudan) proponen un debate de mucho interés. También tiene su miga lo que se cuece en el PSOE, donde los barones le preparan a Pedro Sánchez una emboscada en toda regla. Discutir es a la vez un vicio y una virtud de las izquierdas. La derecha suele ser más aburrida. 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

En Alemania también cuecen habas 20160921

Si ustedes se informan de lo que hay a través de los tertulianos habituales en las televisiones adeptas (sí esas en las que Jáuregui y Papell parecen, por comparación, radicales de izquierda) les presento mis condolencias. Porque allí se oyen las cosas más extravagantes, sobre todo cuando algunos de los enteraos explican qué es habitual, o no, en el resto de Europa. De la Europa rica, ilustrada y germánica, quiero decir. Así, por ejemplo, el otro día escuché a un colega (en 13TV) afirmar muy solemne que en Alemania la Gran Coalición ha tenido una aceptación fenomenal y a los socialistas les va de maravilla. No es así, claro. En la República Federal, los comicios que se van convocando (el último en Berlín) indican que CDU y SPD, los dos grandes partidos tradicionales, no dejan de perder peso y el voto se reparte cada vez más, con ascensos simétricos de la extremoderechista Alternativa por Alemania (AfD) y de la poscomunista Die Linke (La Izquierda).

Evidente. En el citado Berlín, la socialdemocracia germana va a coaligarse con Los Verdes y con La Izquierda para mantenerse en el poder tras haberse dejado siete puntos en las urnas (los cristianodemócratas, más todavía). O sea, que en la Europa de la ortodoxia también cuecen habas y rosas, rojos y morados se juntan porque es lo natural y porque, además, no tienen otra opción frente a unas derechas que se deslizan de manera imparable hacia el discurso populista. En Alemania, a la cancillera Merkel la están desbordando desde fuera y desde dentro de su partido, donde se la considera demasiado blanda a la hora de abrir puertas a los refugiados.

Desconfíen ustedes de quienes les describen interesadamente lo que ocurre en nuestro entorno. Vean, si no, cómo el Tribunal Europeo le ha enmendado la plana a la legislación laboral española. O cómo desde Bruselas otorgan o niegan fondos y dinero según les place. O cómo algunos analistas extranjeros, tenidos aquí por oráculos infalibles, desmienten (con los datos en la mano) que la economía española sufra en exceso por la ausencia de un gobierno plenamente funcional. Todo lo contrario, dicen. 

martes, 20 de septiembre de 2016

Zaragoza, la ciudad sin modelo 20160920

Hace años, cualquiera de los concejales de Zaragoza en Común pensaba que ocupar ese cargo era cosa simple: voluntad transformadora, actitud positiva, vocación política... y ya está. Ahora están abrumados y agotados por quince meses de pelearse con todo y con todos, de meter la pata, aprender sobre la marcha, ser zancadilleados (como ayer con el programa del Pilar'16) y descubrir, ¡oh cielos!, que administrar la capital aragonesa es complicadísimo. En esta heroica ciudad, donde el espíritu urbanita fue desbordado desde hace décadas por la marejada rural, nadie sabe qué somos ni a dónde vamos. Impulsos tan lógicos como la bici, el tranvía y las restricciones al automóvil privado (algo consagrado ya en el resto de Europa) aquí dividen al vecindario en bandos irreconciliables. Todo movimiento se torna así muy difícil. ZeC y su jefe de filas, Santisteve, deben superar su propia y exasperante bisoñez, pero también la obstrucción de los otros partidos y la sistemática enemiga del grupo socialista, donde Pérez Anadón rumia con indisimulada ira el desengaño de no haber sido alcalde cuando él creía que le tocaba.

El equipo de gobierno municipal pretende diseñar su modelo de ciudad y consensuarlo con otros grupos (se supone que con las mismas izquierdas que en su día votaron al alcalde). A mucha gente, claro, le ha sonado raro que los comunes y Podemos en general no tuvieran definido ese modelo previamente. Pero este posible sinsentido encubre un problema mayor: Zaragoza lleva décadas sin ceñirse a modelo alguno. Por eso la expansión de la ciudad ha sido desordenada, cara e irracional. Por eso existe Arcosur. Por eso los barrios tradicionales fueron abandonados. Por eso se recurrió a la fácil eventología para tirar p'alante y gastar mil en lo que valía cien. Por eso el ayuntamiento lleva tanto tiempo actuando a beneficio de los grupos de interés más poderosos, con los grandes traficantes de suelo a la cabeza.

Está por ver si ZeC atina con el modelo, y si este llega a ser aceptado por otros grupos y elevado a categoría de guía estratégica para la muy heroica ciudad. Sería un milagro, la verdad.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Y esto... ¿quién lo paga? 20160919

Esa es la cuestión: ¿quién paga los trenes de alta velocidad, las autovías y los hospitales?, ¿y los autobuses que llegan hasta los grandes centros comerciales?, ¿y los colegios y universidades?, ¿y los soldados, policías y bomberos que garantizan nuestra seguridad?, ¿y qué me dicen (tápense los ojos los ácratas de ultraderecha o los neofascistas antiEstado) de los sueldos de cargos electos y otros responsables de administrar la cosa pública? Aquí nadie quiere soltar su parné, pero no desdeña beneficiarse del que apoquina el vecino. Y lo más increíble de todo es que, a diferencia de las sociedades de raíz luterana y calvinista (donde el individualismo se hermana con la voluntad de cumplir a rajatabla con las obligaciones cívicas), en la católica España estafar al fisco es visto con comprensión e incluso simpatía. Así no es raro que en los primeros siete meses de este mismo año los ingresos correspondientes al impuesto de sociedades hayan bajado un 85% hasta quedarse en una cifra tan ridícula que Montoro ha tenido que reclamar un pago anticipado más mollar, porque si no esto va a ser Jersey, las Caimán y Samoa en forma de piel de toro y con capital en Madrid. De ahí también que cualquier mínima reforma en las ordenanzas fiscales de Zaragoza produzca ataques de nervios porque se pretende incrementar (no demasiado) el IAE de las empresas instaladas en el municipio que facturan más de un millón de euros.

El enfermizo hábito de que en nuestro país sólo cotizan (lo que se dice cotizar) las clases medias asalariadas, los autónomos de actividad controlada y las pequeñas y medianas empresas que trabajan en blanco ha generado todo un argumentario miserable, corrompido y tramposo. Desde las organizaciones empresariales (y/o los comunicadores a su servicio) se habla de impuestos confiscatorios y se reclama carta blanca e impuestos reducidos para quienes bastante hacen con crear riqueza y puestos de trabajo. Pero esas mismas entidades exigen subvenciones, contratas, privatizaciones, deducciones, convenios, exenciones, infraestructuras... por cuenta del común. Y a ver quién paga eso. 

sábado, 17 de septiembre de 2016

Lo que va del 'sí se puede'... a poder 20160917

Durante la campaña de las pasadas elecciones autonómicas y municipales asistí a un debate en el que Pablo Echenique, además de exhibir temple (hay que ser muy duro y muy resistente para hacer lo que él hace), no disimuló en absoluto su naturaleza de candidato naif. Aseguró que resolver los problemas de Aragón requería tan solo "decisión política", y el posterior asesoramiento de las mareas multicolores para gestionar servicios, administrar el dinero y decidir estrategias. Año y medio después, el ahora secretario de Organización de Podemos ya no es un oponente interno a Pablo Iglesias sino el jefe del incipiente aparato. Pero su simplismo teórico-práctico sigue siendo abrumador. Supongo por ello que ha tenido mucho que ver con la puesta en escena del pacto de las izquierdas merced al cual Violeta Barba se ha convertido, por fin, en presidenta de las Cortes aragonesas. Naturalmente, los observadores sobre el terreno han cargado la mano sobre la distancia existente entre la espesa ceremonia del jueves en la Aljafería y su contenido real, escasísimo, pues PSOE, Podemos, CHA e IU todavía no han acordado nada concreto ni operativo en casi ningún espacio institucional relevante (salvo, si acaso, en el ayuntamiento oscense).

Todavía sucede que, al mencionar el nombre de Podemos ante personas muy conservadoras, las damas se desmayan y los caballeros echan mano al estoque. Pero eso no deja de ser mero folclore. Lo realmente significativo de la situación es que la nueva y compleja formación no parece capaz de ofrecer a través de sus líderes una oferta verosímil que dé cuerpo a eso que solemos llamar la alternativa. Para colmo de males, al dividido PSOE le pasa igual. Las izquierdas venden raquíticos pactos como el de Aragón: con obvia desgana e incredulidad los socialistas, y con un entusiasmo rebrincado y de cartón piedra sus competidores de la bandera morada. Así no hay forma de que el electorado progresista (por lo menos aquel que merece tal denominación) vaya a las urnas con alguna convicción. La gente aún es capaz de detectar que una cosa es gritar "sí se puede" y otra muy distinta... poder. 

viernes, 16 de septiembre de 2016

A dónde nos lleva la antipolítica 20160916

La antipolítica, de manera inevitable, deriva en el infantilismo populista, que es puro y simple neofascismo. Su propuesta es muy simple: poco Estado, menos regulación, alienación de las masas para dirigir su frustración contra las minorías más débiles, mucho espectáculo y el que más pueda, capador (o sea, todo para los ricos que por algo son ricos). De ahí ese desprecio a las reglas, a la estética y al civismo... que empieza en el fraude fiscal y acaba en el toro de la Vega. O el constante menosprecio de las instituciones democráticas, a cuyos responsables se considera indiscriminadamente unos parásitos bienpagaos, aunque ganen mucho menos que cualquier zurrabalones de Segunda División.

Ahora, esa antipolítica eclosiona en la fobia a los llamados ayuntamientos del cambio, que en realidad no son sino gobiernos municipales que intentan (con mayor o menor éxito) administrarse de manera razonable y tener algún detalle social y/o transformador. Se les acusa de todos los males que fueron obra de administraciones anteriores a ellos. Y se les atribuyen tremendos fallos en la gestión cotidiana, que sin embargo corre a cargo de empresas privadas contratadas tiempo atrás. La limpieza, por ejemplo. ¿Están más sucias Madrid, Barcelona o Zaragoza ahora que hace dos años? ¿Cómo podría ser así cuando los encargados de la limpieza son los mismos? El otro día un colega escribía indignado sobre las latas de refresco, cartones y mierdas que inundan la capital de España. Ante lo cual, era lícito pensar que, quizás, si hay algún problema se deba a que los madrileños y quienes les visitan son unos guarros. Porque en las inmaculadas ciudades del norte de Alemania (paradigma de exquisita limpieza), la basura orgánica se recoge cada quince días y las calles lucen inmaculadas... dado que nadie tira nada en ellas. Así, el coste de los servicios es muy inferior, aunque el resultado sea muy superior.

Desgraciadamente, muchos políticos del sistema se han ganado a pulso el desprestigio y la desafección de la ciudadanía. Pero la solución está en la (auténtica) regeneración. No en tirar la democracia social por la borda.

martes, 13 de septiembre de 2016

Si son menos, con más motivo 20160913

Han dicho las crónicas que esta vez fue menos gente a las manifestaciones de la Diada. Pero seguían siendo cientos de miles. En cualquier caso, si el independentismo va de bajada, mejor todavía para afrontarlo mediante alternativas democráticas, que en última instancia acaban necesariamente en algún tipo de referendo. Puigdemont, el actual president, quiere una consulta legal. Lo que ya es mucho, pues durante decenios los nacionalismos periféricos preferían avanzar hacia la separación de España a través de complejos procesos políticos (a ser posible parlamentarios) y con grandes demostraciones en la calle, pero no ajustándose a esquemas de calidad como los del llamado procedimiento canadiense. Allí, el asunto quebequés se ha ido resolviendo paso a paso (como no me canso de repetir) mediante pactos, leyes, urnas y papeletas. Eso sí, todo se ha hecho con la máxima claridad y transparencia, sin trampas ni trucos. Podríamos copiar la receta: se trata ante todo de asegurar que cualquier decisión soberanista, si ha de ir hacia la ruptura de un statu quo secular, precisa una mayoría muy cualificada, e incluso la propia convocatoria a las urnas requeriría un respaldo de similar cualificación. Porque en estos casos no vale el absurdo sistema británico de asociar la decisión (como en el desdichado brexit) a la mitad de los votos más uno. No hablamos de una elección de representantes que se repite cada cuatro años, sino de algo mucho más profundo y definitivo.

He escuchado las reacciones al 11-S por parte de los partidos contrarios al referendo. Me han parecido tan poco convincentes como las de los nacionalistas catalanes cuando se autoadjudican un respaldo absolutamente mayoritario y confunden los términos de un consulta con los de unas elecciones legislativas. De hecho, el bloqueo (palabra que por otra parte estoy empezando a odiar) existente hoy en Cataluña, y por tanto en España, se debe a que los patriotas de ambas partes, centrífugos y centrípetos, se necesitan mutuamente. Sin los unos, los argumentarios de los otros perderían mucho... y viceversa. Ese es nuestro maldito nudo gordiano. 

lunes, 12 de septiembre de 2016

Historiadores que barren para 'su' casa 20160912

He leído sendos artículos sobre el incendio del monasterio de Sijena, firmados, respectivamente, por un historiador catalán y otro aragonés. El primero pretendía que quienes prendieron fuego al monumento fueron los vecinos de la zona, no los llegados desde Cataluña. El segundo intentaba demostrar lo contrario: la Generalitat catalana, la de Companys, habría sido la responsable definitiva de la absurda y terrible quemazón. Los dos tergiversan los hechos, a sabiendas o en el ejercicio de una obcecada visión de parte. Lo cual no es raro en estos tiempos, donde intelectuales de cualquier nivel abrazan con fenomenal entusiasmo la causa de quien les proporciona cargos, estatus y dinero. Incluso dándose la vuelta como un calcetín. Pío Moa no es el único que algún día cantó La Internacional pero hoy practica el revisionismo histórico más deplorable. ¡Ay, madre!

A Sijena la arrasaron los de la columna que llegó encabezada por Durruti y otros famosos líderes anarquistas (de la CNT-FAI). Lo hicieron, según ciertos testimonios, con la participación y el regocijo de algunos lugareños. El convento venía siendo visto por las gentes de la comarca como una especie de enorme parásito, expresión de la naturaleza depredadora y antipopular de la Iglesia Católica. La Generalitat no tuvo nada que ver. Carecía de autoridad y control alguno sobre las milicias revolucionarias, dueñas de Barcelona y otras ciudades catalanas desde la victoria de julio sobre los militares sublevados. Esto es sabido y requetesabido. Pero tampoco merece la pena discutir más sobre ello, porque esos bienes del monasterio objeto hoy de litigio no son los que fueron destruidos o saqueados, sino los vendidos por las monjas mucho después de acabada la Guerra Civil. Esto lo sabe cualquiera.

Como todo lo demás: la inexistencia tanto de un Imperio Aragonés como de una Confederación Catalano-aragonesa, o la evidencia de que Fernando El Católico ni unificó ni quiso unificar España (el pobre murió mientras intentaba hacerle a Germana de Foix un hijo que heredase la Corona de Aragón). A qué tanto barrer para casa.


JLT  12/09/2016

sábado, 10 de septiembre de 2016

Podemos no es un partido celestial 20169810

Bueno, cualquiera de ustedes ya ha consumido tantos mensajes negativos sobre el nuevo partido neoizquierdista, que quizás le adjudique más bien una naturaleza demoniaca. Pero yo sugiero otro enfoque. Como no he participado en la cacería impulsada desde el oscuro corazón de la ortodoxia contra quienes podían venir a perjudicar los intereses del sistema (los únicos considerados legítimos e insoslayables), como he dejado a un lado ese supuesto deber intelectual de poner a parir cualquier propuesta alternativa... puedo permitirme ver las cosas de forma diferente. Por otro lado, la organización de organizaciones puesta en marcha por Iglesias, Errejón y compañía ha despertado demasiadas expectativas, ilusiones, ensoñaciones utópicas y exigencias. De ahí que el análisis de su evolución tienda a moverse entre categorías celestiales o infernales. Pero allí solo hay personas humanas metidas en una complicadísima aventura político-ideológica.

La presidencia de las Cortes de Aragón, por ejemplo. Le tocaba a Podemos, sí o sí. Por la simple razón de que ese cargo siempre ha sido cedido al partido cuyos votos eran decisivos para adjudicar el Gobierno de la comunidad. ¿No sabía eso Echenique cuando negoció con Lambán? ¿O sí lo sabía pero no quiso comprometerse en exceso con los socialistas? ¿O prefirió desentenderse de la presidencia porque Violeta Barba no era de su cuerda y la quería fuera del grupo parlamentario, sin que tampoco destacara en el panorama institucional? Sea como fuere, tras una jugada tan típica y tópica, Barba está donde debió estar desde siempre. Gracias a un acuerdo entre las izquierdas. Normal.

O lo de Madrid. El Podemos de Iglesias y el de Errejón pugnan por el control orgánico. En el pulso se mezclan sesgos ideológicos, propuestas, pasiones, amores y desamores. El partido se agita en el paso de la cándida adolescencia a la realidad de una juventud avisada. Todo muy humano y nada angelical. La clave está y estará en la democracia interna, en la inteligencia y la transparencia. Es lo único que les diferenciará, para bien, de otras marcas. El cielo, sí, queda muy lejos. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Que gobiernen los jueces, y acabemos 20160909

Por segunda vez desde que Lambán y los suyos se hicieron cargo de la administración aragonesa, un tribunal ha tomado decisiones que corrigen las del propio Gobierno autónomo. Pasó con aquel colegio concertado en Cuarte y ha pasado con el horario de Religión. En ambos casos, los fallos tienen miga. En el último, el mantenimiento cautelar de hora y media de adoctrinamiento (católico, musulmán o lo que corresponda), en vez de 45 minutos, ha trastornado los horarios previstos en los centros, justo al inicio de las clases. Genial. Pero los obispos están encantados. Es evidente que Dios sigue siendo de derechas.

Los jueces, a la postre, son ya una parte sustancial de la gobernanza a todos los niveles. Interpretan la Constitución, aplican las leyes según su entender, definen las líneas negras y rojas de la corrupción, investigan (o no), procesan (o no), ordenan prisión (o no). Lo cual tiene su razón de ser, claro; aunque también proyecta una sombra de subjetivismo corporativo sobre la gestión de la cosa pública. Por ejemplo, cuando conocemos sentencias como la que ha dictaminado la legalidad del pago por parte del ayuntamiento zaragozano de los despidos en TUZSA. El jefe de filas del grupo municipal socialista, Pérez Anadón, ha aprovechado tal circunstancia para reivindicarse y reivindicar al equipo de gobierno que presidía Belloch. Vale, hombre. Pero algunos seguimos sin entender cómo se puede dar por bueno que una empresa privada limpiase su plantilla a costa del vecindario, justo antes de ser vendida a un nuevo propietario, que asimismo compró la renovación de la contrata. Renovación, ¡ay, madre!, que otro tribunal ha declarado improcedente.

Lo de los autobuses de Zaragoza no tienen nombre. A cuenta de la dichosa contrata (la que TUZSA vendió a AUZSA), tenemos otro lío jurídico-político. Eso, mientras los vehículos del servicio ¿público? se caen de viejos y arden espontáneamente. Las gentes de orden (socialistas incluidos) echan las culpas a los de ZeC, que heredaron el marrón sin comerlo ni beberlo. ¡Que venga un juez y arregle esta empandullo de una vez!

jueves, 8 de septiembre de 2016

Cuando la corrupción se haga visible 20160908

Entraremos en el otoño sin gobierno, sin aliento, fundidos de calor y con la corrupción haciéndose visible como nunca. Si no leyeron ayer el informe que publicó este diario sobre las sucesivas acciones judiciales que van a tener lugar de manera inminente (con el PP, pero también el PSOE, paseándose por los banquillos), les recomiendo que lo hagan acudiendo a la hemeroteca digital. Los líos de Rato, incluido el asunto de las tarjetas black de Caja Madrid. La Gürtel. El borrado de los ordenadores de Bárcenas. Los casos Acuamed, Púnica o Taula. La imputación (o no) de Rita Barberá... Una sucesión de cierres de sumarios, procesamientos, vistas orales y quizás alguna sentencia pondrá a la derecha bajo el foco. Más tarde les tocará a los socialistas andaluces con el tema de los ERE. Octubre será el mes más denso. Justo cuando se calienten de nuevo los debates sobre quién, cómo y por qué ha de ser investido presidente.

Existe desde hace tiempo una apuesta táctica y estratégica del sistema para inculcarnos la idea de que lo de la corrupción no es para tanto, y menos si afecta colateralmente al inmutable Rajoy o a esa mujeraza de Estado que es Susana Díaz. Se exagera --nos dicen--, se lincha a los hombres y mujeres públicos (¡mira lo que le está pasando a Soria!). Advierten los analistas sensatos que, en lo referido a este asunto, todos son iguales. Y hemos de escandalizarnos aquí, en la Tierra Noble, por un bote de no se qué, mientras olvidamos cómo le hicieron a la CAI (los que cortaban el bacalao) un agujero de 3.500 millones y la precipitaron en la ruina. ¿Todos iguales? Venga, hombre. Entre la beca de Errejón y la salida a Bolsa de Bankia hay tanta distancia como entre aquellos escraches a la consejera aragonesa Serrat y la guerra de Siria.

La corrupción nos ha jodido, pero bien. Tenemos un sector público saqueado, una banca social que se esfumó tras ser rescatada con decenas de miles de millones que jamás se recuperarán, una fiscalidad que descansa exclusivamente sobre las clases medias (los ricos de verdad no pagan) y una ciudadanía desmoralizada. Lo vamos a ver de aquí a unas semanas.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Son así, no lo pueden remediar 20160907

Cada día llego a la redacción de este diario dispuesto a ocuparme de asuntos aragoneses: la conquista de la presidencia de las Cortes por Podemos, la deuda que el Gobierno tierranoblense no quiere pagarle al Ayuntamiento de Zaragoza o los autobuses que arden al sol de poniente. Pero la actualidad nacional (de España) está tan interesante y sugerente que acabo entrando al trapo. A la postre, lo que ocurre aquí es un trasunto de los sucesos que acontecen en la Corte. Imagínense lo que pasaría, por ejemplo, si el PSOE sufriera algún tipo de trastorno interno y acabase entrando en esa gran coalición que propone Rajoy. Pues que nuestro modesto entramado institucional se pondría de inmediato cabeza abajo. Pero no como ahora, sino de verdad.

Al igual que otros colegas, ando fascinado con el caso Soria. No tanto por la colección de mentiras que ha rodeado el intento de promocionar al mentiroso exministro (todo eso del concurso, la carrera funcionarial y otros embustes) como por lo revelador que resulta a) la ocurrencia por parte de don Mariano y Cía. de empezar la regeneración política mandando al Banco Mundial al titular de oscuras cuentas off shore y b) el efecto de la presión mediática y ciudadana, que (esta vez sí, ¡aleluya!) ha forzado al tándem Rajoy&Guindos a dar marcha atrás. Y sobrevolándolo todo, la indisimulable soberbia de la derecha española, capaz de estropear su buen momento con decisiones que son una bofetada en la cara de la hastiada opinión pública. A quién se le ocurre.

Tan osado e insultante ha sido esto de Soria, que incluso algunos dirigentes del PP exteriorizaron su enojo, aunque nadie se atrevió a decírselo al jefe en la cara. En Ciudadanos, por su parte, llevaban un cabreo monumental. Lógico, porque este incidente refleja la manera en que ve las cosas la actual dirección del PP: torticeramente, al margen de las reglas democráticas y con un absoluto desprecio por la función republicana del Estado. Pero también nos muestra que, si el país es capaz de expresar su reprobación y su protesta, no hay derechona que valga. Se la tienen que envainar. 

martes, 6 de septiembre de 2016

Soria, el símbolo de la impunidad 20160906

El exministro José Manuel Soria será directivo del Banco Mundial porque le toca. Es el que más trienios tiene, ha explicado un compañero suyo de Gabinete. Los tocapelotas, que siempre hay, han salido a recordar que el canario off-shore solo ejerció seis años como economista del Estado. Al tiempo, Mariano Rajoy se encoge de hombros. Pero cuando él mismo estuvo en Gran Canaria durante la última campaña electoral, ya convirtió su mitin en un homenaje al panameño dimitido. Que a la postre solo mintió con descaro y se acreditó, a través de los papeles de Panamá, como presunto evasor fiscal. Pelillos a la mar.

El asunto Soria, con esa chusca maniobra de hacerlo público a los pocos minutos de acabar la última votación de la fallida investidura de Rajoy, es una declaración de intenciones. Ese gesto del Gobierno en funciones vino a definir su objetivo de capear las acusaciones de corrupción y similares utilizando de manera conveniente la propia norma. Es decir, que las personas adecuadas, la gente bien, tendrán garantizada la impunidad a través de la estricta aplicación de unas leyes elaboradas a la medida de sus correspondientes trampas. Por ejemplo: es posible sustituir la evasión fiscal (delito) por la elusión fiscal (aprovechamiento eficaz de deducciones, desgravaciones y otras prebendas de quienes deberían ser, aunque no son, los mayores contribuyentes).

¿Para qué irse a Panamá? La amnistía fiscal de Cristóbal Montoro ofreció blanquear capitales en B por una sola tributación al 10%, pero en realidad el promedio de lo recaudado no superó el 3%. Igual pasa con el Impuesto de Sociedades. Ha bajado en estos últimos años del 30% al 28% y luego al 25%. Lo cierto es que su efectividad nunca supera el 10%. Este año, la recaudación por tal concepto ha caído en picado. En los siete primeros meses sólo ha recaudado 436 millones de euros, mientras los beneficios empresariales crecían de manera manifiesta.

Todo legal. Todo limpio. El Estado evoluciona para ofrecerse a los ricos y esquilmar a la plebe (empezando por las clases medias asalariadas). Suena populista. Pero solo es la verdad.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Vale, Sánchez se abstiene... ¿y luego? 20160905

Supongamos que, una vez pasadas las elecciones vascas y gallegas, el comité federal del PSOE se enmienda a sí mismo la plana o fuerza la dimisión de la actual ejecutiva o en cualquier caso acepta abstenerse para facilitar in extremis la investidura de Mariano Rajoy. Es lo que proponen algunos politólogos y periodistas prestigiosos y habitualmente razonables, dando por supuesto que los socialistas podrían romper el bloqueo, quitarse la presión actual... y a continuación ubicarse en la oposición, liderando una mayoría parlamentaria capaz de llevar al gobierno conservador como geisha por arrozal, o bien arrancándole al PP concesiones previas para condicionar igualmente la legislatura. Pero... Choca que este enfoque proceda de analistas avezados. Sobre todo a la vista del talante exhibido la pasada semana por el (fracasado) candidato, desentendido de su pacto con C's y decidido a configurar un ejecutivo "fuerte" y "resolutivo". ¿Concesiones previas de Rajoy? ¿Congelar o derogar las mismas leyes de las que presumió sin recato alguno en el hemiciclo? Tararí.

Lo que tampoco encaja en la situación actual es que el PSOE, tras abstenerse y dejar paso, pudiera alinearse de inmediato en una oposición sin concesiones. Porque entonces sufriría idénticas presiones a las actuales: para facilitar la aprobación de Presupuestos, para seguir implementando reformas, para asumir las indicaciones de Bruselas que han de implicar nuevos y duros recortes (eso de los fondos sociales adicionales, el plan contra la pobreza infantil y los otros adornos made in C's no se lo cree nadie), para no obstaculizar, en fin, la recuperación. El problema no es tanto que Rajoy gobierne (pese a que una mayoría de electores se pronunciaron el 26-J en contra suya) como que gobierne de la forma que él ha descrito.

Buena parte de quienes votaron socialista no entenderán que su partido colabore por pasiva con un gobierno del PP. Y si da el primer paso absteniéndose, luego habrá de colaborar por activa y seguir desgastándose. Por eso aguanta Pedro Sánchez. Por eso admite ya que debe encabezar una alternativa. No tiene otra salida. 

domingo, 4 de septiembre de 2016

Y aquí, en Aragón, empieza el... ¿curso político? 20160904

En Aragón, todo el ámbito institucional vuelve del corto veraneo para bregar con los mismos temas y los mismos barullos de antes de abrir el paréntesis. En el ámbito autonómico, la presidencia de las Cortes sigue siendo una pieza de discusión perfectamente absurda. En el Ayuntamiento de Zaragoza, el equipo de gobierno intenta una vez más sacar a flote un plan económico al que el grupo socialista y eventualmente el de CHA volverán a poner mil pegas (y eso que la actual propuesta del responsable del área de Hacienda, Fernando Rivarés, parece estar bastante afinada). El laberinto de pasiones que envuelve al PSOE y a Podemos, IU y su entorno (ZeC) se embrolla más y más porque, de manera simultánea, la indefinida situación política española no arroja luz sobre la siempre difícil relación entre las izquierdas. Si alguien cree que estas condiciones permitirán proyectar estratégicamente la gestión de las grandes instituciones de la Tierra Noble (salvo, quizás, el ayuntamiento oscense), tiene asegurado el desengaño. Por supuesto, el PP y Ciudadanos (habitualmente bien sintonizados) se limitarán a dar la murga y meter cizaña. Tampoco tendrán que esforzarse demasiado. Los de la otra banda les están haciendo el trabajo.

El caso es que los resultados de las últimas elecciones autonómicas y locales permitían encajar perfectamente (en la distribución de gobiernos y cargos anejos) un pacto interinstitucional entre socialistas y podemistas (incluyendo a sus diversos aliados de las plataformas En común). Era factible consensuar programas cruzados para recuperar y mejorar los servicios sociales, para combatir la pobreza y la desigualdad, para elaborar proyectos destinados a incrementar la eficiencia del sector público y fomentar la actividad económica privada y, por supuesto, para gestionar bien el día a día. Por ahí fueron las cosas. Pero en medio de tremendos recelos, de mutuos desaires, de patadas por debajo de la mesa. Los acuerdos, en general, no se hicieron bien ni se han desarrollado con lealtad y franqueza. Lo cual no ha sido obstáculo para que sí haya avances sobre la situación heredada de administraciones anteriores, especialmente en lo que se refiere al Gobierno de Aragón, financieramente asfixiado pero que ya revierte algunas consecuencias de los recortes en Sanidad y Educación.

No existe en España un modelo para la imprescindible alianza entre las izquierdas. Tanto en el PSOE como en Podemos son muchos los que ponen en cuestión al otro partido. Pero eso no es operativo. Ni en lo que respecta a este Aragón que estrena un incierto curso político, ni en lo referido a la imperiosa necesidad de disponer de una alternativa para el Gobierno central. Es de cajón.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Pero a Rajoy... ¡qué más le da! 20160903

Perder esta investidura no parece haber impresionado demasiado a Mariano Rajoy. Por insuficientes que hayan resultado los 170 apoyos obtenidos en el Congreso, lo más importante para él es que el viento le sopla favor, y ha adquirido una posición dominante en el tablero. Ni siquiera le inquietan los juicios orales que se abrirán las próximas semanas y afectan a personajes del PP. Solo hay que ver cómo pretende recolocar en el Banco Mundial al dimitido Soria. Da por hecho que su corrupción está amortizada y entendida por la opinión pública.

Es curioso que exista una especie de convencionalismo, o norma implícita, por el cual el bueno de don Mariano puede adobar una sesión parlamentaria con bromas, ironías y perogrulladas supuestamente graciosas... que en boca de otros serían consideradas un menoscabo a la dignidad del Congreso y una frivolidad inaceptable. De ahí que el jefe del PP haya sido objeto de las más impúdicas alabanzas por su actuación del miércoles, descrita por los analistas adeptos (que cada vez son más) como una exhibición retórica exquisita.

Rajoy puede presionar, pero no ser presionado. Puede utilizar a placer y sin disimulo los recursos públicos (desde RTVE hasta todos y cada uno de los ministerios) para llevar agua a su molino, intimidar a los adversarios u obtener ventajas actuando simultáneamente como jugador y árbitro. En su nombre, Guindos y Montoro amenazan, boicotean (por ejemplo al Ayuntamiento de Zaragoza), maniobran en la oscuridad y auguran los mayores males si no se les deja a ellos y a su líder seguir manejando el país a su antojo (y al de los jefes de la UE).

Nadie puede ni debe hablar con los nacionalistas periféricos... salvo el PP si necesita, por ejemplo, poner al frente del Congreso a un alter ego femenino de su ínclito presidente. Incumplir el déficit, incrementar la deuda pública por encima del cien por cien del PIB o vaciar la hucha de las pensiones son pecados de lesa patria... excepto si han sido perpetrados por quien se presenta como el artífice de la "recuperación económica". Rajoy manda.

Salvo que le paren los pies. 

viernes, 2 de septiembre de 2016

Así es como pierden (otra vez) las izquierdas 20160902

Por supuesto, el hecho de que Mariano Rajoy sea gallego es un elemento circunstancial. Pero hasta en eso...
 
Tras sucesivos reveses electorales (europeas, autonómicas y municipales, catalanas y andaluzas) el PP volvió a tropezar el 20-D. Fue entonces cuando su jefatura optó por enrocarse e iniciar una guerra de desgaste. Sin correr riesgos. Sin salir a campo abierto (por ejemplo compitiendo como candidato en una sesión de investidura). Día a día, golpe a golpe, se dedicó a minar a las izquierdas. Objetivo estratégico: dificultar cualquier entendimiento entre PSOE y Podemos; desprestigiar a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias; dejar que su único aliado potencial, Ciudadanos, fracasara intentando una enrevesada e imposible alianza, lo que le enseñaría a no ponerse tonto en el futuro. Ocho meses después, la táctica fabiana (entre los antiguos romanos, forma de combatir rehuyendo el enfrentamiento directo) está dando sus frutos.

Los conservadores son apoyados sin reservas por la ortodoxia política y financiera de Europa, disponen de más medios que sus adversarios y actúan con la convicción de que lograrán vencer... como siempre. Y además (lo más importante de todo) el PP tiene un mando único e indiscutible, fundamentado en unos estatutos que atribuyen a Rajoy (y solo a él) cualquier decisión. Por el contrario, las izquierdas están divididas en dos bloques que no sólo son incapaces de hacer causa común sino que se enfrentan entre sí en sangrientas escaramuzas. Cada uno de dichos bloques tampoco es homogéneo: contienen diferentes facciones, algunas de las cuales practican un evidente quintacolumnismo. Luego están los nacionalistas periféricos, encerrados en sus peculiaridades, peleando por su cuenta, aferrados a una obediencia territorial errática y profundamente egoísta.

Mientras PSOE y Podemos mascan la derrota, Rajoy no tiene prisa. Él y los suyos presionan y chantajean utilizando los principales recursos del Estado, que siguen en sus manos. Quieren terceras elecciones. Exigen la rendición incondicional, y no se conformarán con menos.

jueves, 1 de septiembre de 2016

A terceras de punta cabeza 20160901

A Mariano Rajoy se le ve con ganas de ir a las terceras. Es lo que cabe deducir del curioso debate de ayer, donde lo malo no fue que el PSOE mantuviera su decisión previa y votase no de manera unánime, sino el hecho de que el candidato Rajoy no mostró interés alguno por mostrarse simpático, ni siquiera con sus nuevos amigos de Ciudadanos. El ¿candidato? se admiró de su propia obra como gobernante, se presentó como el gran regenerador de la vida pública (¿corrupción?, ¿qué es eso?) y rechazó toda posibilidad de modificar su rumbo. Con esas premisas requirió la abstención de Pedro Sánchez. Ordeno y mando.

Lo más significativo del toma y daca fue constatar que el acuerdo entre PP y Ciudadanos es contemplado con total indiferencia por el primero de ambos partidos y con tremenda reticencia y desconfianza por el segundo. Escuchando a Rajoy queda claro que el pacto (unas veces denominado "de investidura" y otras "de gobierno") es para él una especie de incómoda condición formal que procurará soslayar de inmediato. ¿Por qué habría de ceñirse al puñetero documento, si hasta ahora lo ha hecho todo mejor que bien sin que nadie viniera a soplarle al oído? A su vez, Albert Rivera desgranó en solitario las maravillas del acuerdo, tras advertir que traga con don Mariano... porque no tiene otro remedio. Apliquen la más simple regla de tres: si el enlace de C's con el PSOE, tan bonito, tan envuelto en cariño y aleluyas, se disolvió en meses, ¿cuánto durarán estas segundas nupcias con el PP, trufadas de desaires, recelos y mutua antipatía? Y por si quedaba alguna duda de cómo afrontaban los conservadores la investidura, su portavoz, Rafael Hernando, cerró la sesión arreando a diestro y siniestro con ese talante suyo tan amable y simpático. Aquello parecía la secuencia final de Sin perdón. ¿Así pide la confianza un partido en minoría?

Los demás... cada uno a lo suyo. Sánchez sigue añorando el bipartidismo, pero bien. Pablo Iglesias se atuvo a su cada vez más sobado repertorio. El de Esquerra flipó un rato. Quien mejor estuvo, y ya perdonarán la osadía, fue el portavoz del PNV.

JLT  01/09/2016