Me adhiero a la versión del conflicto griego que han suscrito en los últimos días Habermas, Krugman o Galbraith.
Me refugio en sus artículos y declaraciones huyendo de las destempladas
voces que celebran la dureza del trato administrado a Grecia por el
FMI, la UE y el Eurogrupo. Grecia, cuyo gobierno ha sido acorralado,
acosado y atacado con todo tipo de armas financiero-económicas para
someterlo a una humillación extrema, obligarle a desdecirse de todo su
programa y servir así de escarmiento para otros europeos, los españoles
sobre todo. Es obvio que a Syriza la quieren hundir para frenar a
Podemos.
Ningún economista serio entiende por qué no se negocia con seriedad
técnica la situación de Grecia, ofreciéndole alguna salida razonable que
le permita seguir adelante y pagar sus deudas. ¿Alguien prefiere un default y una salida del euro que nos ha de costar muy caro a los demás? Al parecer sí. Nuestras dirigentas (Merkel y Lagarde) y nuestros dirigentes (Juncker y Draghi) son auténticos expertos en suicidar a sus administrados. Ayer mismo, en el llamado Campus de la FAES, Aznar y Sarkozy, otra pareja de destroyers, nos advertían a todos de lo mal que nos irá si no renunciamos al populismo
y no les seguimos a ellos camino de cualquier nuevo beneficioso
desastre (ellos y sus patrocinadores se benefician y los demás
soportamos las desastrosas consecuencias).
Estos líderes han desestabilizado Oriente Medio y el Norte
de África creando el perfecto caldo de cultivo para la locura yihadista.
Han favorecido el choque entre sunníes y chiíes, lo cual tal vez
culmine las maniobras estratégicas del Israel de Netanyahu,
pero ha lanzado sobre nuestras fronteras a millones de refugiados. Han
llenado de riesgos los límites orientales de Europa, sumiendo a Ucrania
en una guerra sin final posible. Han hecho más ricos a los ricos y mas
pobres a los pobres, han metido la pata, han jugado con fuego, han
mentido, han estafado... Y ahora dicen que un referéndum en Grecia no es
aceptable porque aquella gente no está en condiciones de saber qué le
conviene. Qué malvados son... ¡y qué peligrosos!