sábado, 24 de diciembre de 2016

Que ustedes lo vivan bien 20161224

Si Miguel Hernández, el gran poeta, pudo cantar a la flor de las milicianas llamándola Rosario (Rosario, dinamitera,/sobre tu mano bonita/celaba la dinamita/sus atributos de fiera), bien podrá quien suscribe servirse de la cristiana Navidad para desearles lo mejor, recomendarles algún manjar y despedirse por una temporada, que me tocan vacaciones. Eso sin desmerecer mi condición de laicista, librepensador y descreído.

Vivan la vida lo mejor que puedan. Precisamente yo iba a recomendarles para estos días la lectura de Patria, la magnífica novela de Fernando Aramburu (editorial Tusquets), pero me parece no menos instructivo y muy apropiado en semejantes fechas el último libro de fotografías de Gervasio Sánchez, Vida-Life (Blume) , apabullante, instructivo y conmovedor... como siempre.

Sigo. Un restaurante: El Gamberro, en la calle Blasón Aragonés de Zaragoza, porque tiene estilo y rompe la pana. Un vino: Sed, de mi tierra monegrina, impresionante.

Agradezco una vez más el favor que me hacen al leerme, algunos de ustedes todos los días. Si no es fácil sostener durante meses ese ritmo cotidiano en la escritura, reconozco que también tiene mérito meterse El Independiente entre pecho y espalda una jornada tras otra. Disculpen las erratas, los exabruptos y algún calentón que se me lleva por delante, a pesar de que las normas del periodismo de opinión obligan a mantener la serenidad y el temple.

El futuro nos ha alcanzado. Y para muchos de nosotros no parece tan bonito como lo soñamos hace tiempo, cuando cabía imaginarlo desde la ensoñación utópica. Pese a todo, siempre estará a nuestro alcance la posibilidad de transformar la realidad a mejor, combatiendo sin violencia pero con valor aquello que menos nos gusta, lo que resulta más injusto e inaceptable.

Vivir es eso: disfrutar... del placer del debate, del placer de los sentidos, del placer de los principios, del placer que proporciona el mundo que nos rodea. A ello voy, por una temporadita. Al año que viene, otra vez estaré aquí. No me olviden.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Para Iglesias, solo el reintegro 20161223

Se han quedado las personas de orden un poco mosqueadas con eso de que en Ferraz, pista central del circo socialista, aterrizasen cinco décimos del Gordo, y que en Pinos Puente (Granada) el Partido Comunista propiciara una auténtica lluvia de millones al repartir el segundo premio de la Lotería Nacional. Bueno... ya se sabe que las izquierdas son afortunadas en el juego porque de amores van fatal, y lo suyo es un perpetuo divorcio. De hecho, no faltaron en la sede madrileña del PSOE pugnas, rebotes y maledicencias sobre los famosos cinco décimos: cómo llegaron, quién se quedó con ellos, por qué no fueron repartidos según las reglas igualitarias de la auténtica socialdemocracia. En fin...

Cabe suponer que los podemistas no creeen en los juegos de azar ni se dejan seducir por la caprichosa suerte, sino por la razón del pueblo empoderado. Pero Pablo Iglesias se dio ayer con un canto en los dientes cuando le ganó la partida a su amigo Errejón por escasísima diferencia (41% frente al 39%). Un poco más, y se rompe la ley de la gravedad orgánica, según la cual el aparato siempre gana (por goleada). Esta vez el jefe se tuvo que conformar con un reintegro (si hablamos en términos loteros)... y gracias. Lo cual significa que Podemos todavía conserva una notable vitalidad intrínseca, y que las izquierdas críticas, tanto en su versión rojo desteñido como en la de color morado, no son opciones marginales ni desdeñables. Iglesias y Echenique, como Díaz y Fernández (el de la gestora, digo) saben ya que el caudillismo está de capa caída. Y habrán de tenerlo en cuenta si saben lo que les conviene.

Lo verdaderamente notable han sido esos 56 kilates que los comunistas granadinos se han sacado del bombo. La fortuna sonríe a los audaces. Y es sabido que el PCE rebosa audacia. Ha encontrado en las tecnoconsultas y primarias de Unidos Podemos y plataformas afines un espacio rico y generoso... a poco que se sepa cruzar el voto.

A mi no me tocó nada. Será porque apenas juego. O porque soy muy afortunado en el amor.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Democracia... ¿participativa? 20161222

Incluso algunos significados integrantes de Zaragoza en Común ponen en cuestión la consulta sobre el trazado de la Línea 2 del tranvía. Por una simple razón: con una participación tan escasa (inferior al 1%), la democracia se esfuma y el valor del resultado es igual a cero. Por ahí se han colado asimismo los tranviafóbicos de la derecha.

Las consultas abiertas, referendos, primarias e incluso el propio sufragio universal han sido muy criticados al hilo del brexit y la victoria de Trump. El presentismo habitual olvida las convocatorias que permitieron a la ciudadanía de diversos países refrendar sus constituciones, poner fin a dictaduras (como la de Pinochet) u optar (en Estados Unidos o Suiza) entre diversas alternativas referidas a importantes asuntos. Las urnas son un componente fundamental de la democracia... Aunque la democracia precisa algo más que urnas. Esa es la cuestión.

El 15-M exigió democracia participativa como reacción a la devaluación de una democracia representativa reventada desde dentro por los propios partidos. Pero ya en las asambleas de plazas y acampadas, la viabilidad de un debate y una toma de decisiones permanentes entró en vía muerta. Se aprobaban manifiestos y programas muy bien intencionados pero de nula utilidad. Peor todavía: la gente normal, la que debía ir a trabajar o estudiar al día siguiente, fue retirándose. Y allí solamente quedaron los radicales más motivados, los activistas obsesos, los frikis, los desocupados... Al final, nada.

Podemos ha heredado y teorizado el espíritu de la democracia participativa, directa. Pero ahora comprueba la existencia de un problema crucial: la gente no participa. Es más, sin un contexto de deliberación, toma de conciencia, educación cívica y vocación ciudadana, el derecho a decidir pierde sentido y al final queda en manos de ínfimas minorías muy activas. No basta con convocar consultas. Si acaban como la del tranvía, se está dando la razón a quienes, cargados de cinismo, piensan que el pueblo, en realidad, está para votar cada cuatro años y luego obedecer a los jefes. Hay que hilar más fino.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Encima de todo, este Aragón es de lo más aburrido 20161218

Admiro la dedicación (no se si entusiasmada pero entregada y constante) de mis colegas responsables de la crónica política y la actualidad institucional. Hay que tener mucho temple para estar todo el día a vueltas con los barullos de los presupuestos autonómicos o municipales (de Zaragoza), o pendientes de las épicas aventuras de Lambán, las declaraciones (y consiguientes desmentidos) del concejal Cubero, las letanías de Echenique o las admoniciones del también munícipe Azcón. Todos ellos (y alguna/o más) trenzan y destrenzan un noticiario huérfano de novedades, previsible y tan reiterativo que uno no sabe si está leyendo el diario de hoy o el de hace dos meses. Es, de verdad, una pesadez. Cómo estaremos al respecto, que hasta los autobuseros de la capital pasan ya de su comité y del eterno Anadón, de forma que ni acuden a las asambleas. También ellos se han aburrido.

Hubiera sido bonito acabar 2016 cerrando alguno de esos asuntos a los cuales llevamos dando vueltas lustros y decenios. Aunque sólo fuese el retorno de las obras de arte sacro retenidas por el obispado ilerdense y la malvada Generalitat catalana. Pero eso, que casi lo teníamos en la mano por ser cosa juzgada y sentenciada, tampoco va a poder ser. Claro, los mas vehementes exigen que vaya la Policía o mejor la Guardia Civil y se traigan retablos y murales, tanto si quieren los vecinos como si no... Pero el traslado, ¡ay!, es una operación muy delicada que tampoco puede hacerse así, por las bravas. Por lo cual en el 17 seguiremos con la matraca.

Cuando hubo pasta en la caja, los jefes nos obsequiaron con alguna invención de las que llaman espectaculares, pero aquello llegó, pasó y nos dejó apenas el recuerdo de un espejismo... y deudas a mogollón. Así que ahora hemos vuelto a girar en el tiovivo de la rutina, conscientes de que Aragón bastante tendrá con mantener en funcionamiento sus servicios básicos (que han de encarecerse ejercicio tras ejercicio), hacer alguna cosita menor y ver la manera de mantener en marcha el dichoso Gran Premio de Motociclismo, que para eso está el Fondo Especial de Teruel.

Siempre nos quedará la Opel, es cierto. La última decisión de la multinacional, que ampliará las instalaciones de Figueruelas y su producción, ha venido a consolarnos de todo lo demás. Celebrado en los ámbitos políticos y sociales, tal acontecimiento es sin duda la mejor noticia posible en el cierre de año. Porque ese complejo industrial es nuestro principal sustento, la alegría de nuestros datos macroeconómicos y la esperanza a medio plazo de mantener con vida eso que dimos en llamar «El Corredor del Ebro».

En fin, el otro día las patronales aragonesas presentaron su análisis de situación. La culpa de todo la tienen los impuestos y las trabas burocráticas, vinieron a decir. Y uno de sus portavoces clamó contra la persecución que padecen las contratas municipales desde que gobierna ZeC. Claro que el susodicho, exconcejal del PP, se dedica hoy, precisamente, a contratar con -instituciones públicas y venderles productos informáticos (alguno de ellos muy discutido por sus sufridos usuarios). Así que...


 

sábado, 17 de diciembre de 2016

Distinguir entre lo bueno y lo malo 20161217

Se da por hecho que las bombas que caen sobre Alepo (Siria) son muy malas, y las que caen sobre Mosul (Irak) son muy buenas. Por la misma razón, los yihadistas que combaten ferozmente en la primera de ambas ciudades son rebeldes con causa; pero los que se resisten con idéntico tesón en la segunda solo pueden ser abominables terroristas. Aquellos reciben armas y apoyo logístico desde Arabia Saudí y los emiratos, con el Departamento de Estado norteamericano y la CIA supervisando la movida. Estos otros (aun siendo los mismos) son enemigos de la humanidad, y los drones les sobrevuelan para ejecutarles selectivamente. Así de retorcido está el mundo. Como casi siempre, dirán quienes sepan algo de Historia. Como nunca, creo yo. Porque los prestidigitadores del poder jamás se mostraron tan descuidados a la hora de preservar el secreto de sus sucios trucos.

Sobre Alepo y Mosul, Rusia, Estados Unidos, Francia, Turquía y otros actores arrojan bombas de fragmentación y también hiperbáricas, artefactos criminales que ya cayeron sobre Gaza por cuenta de Israel. Así que las agencias de comunicación (de propaganda) que actúan al servicio de cada cual intentan demostrar que los suyos tiran la metralla con mucho cuidado. No como los otros, que son unos genocidas.

Millones de personas han sido desplazadas de sus países por esta orgía sangrienta. Y también ellas son objeto de arbitrarias clasificaciones. Cuando empezaron a llegar a Europa, los refugiados eran buenos o al menos dignos de lástima. Hoy son unos indeseables o algo peor. El heroico rebelde que combate en Alepo será un peligroso terrorista en París o Madrid. A las mujeres y niños sirios amenazados de muerte por el tirano Asad el piadoso Gobierno belga... les niega el visado.

Tan abrumadora es la situación, que el nuevo presidente Trump admira la determinación y la mala hostia de su homólogo ruso, Putin. Que no se anda con remilgos ni disimulos, porque es malo de toda maldad. Él (el yanqui) se dispone a imitar esa brutal resolución. Terrorífico.

viernes, 16 de diciembre de 2016

... Y Rudi hizo de intérprete 20161216

El miércoles se reunieron el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, y el jefe del PAR, Arturo Aliaga. Por lo visto, el encuentro fue cordialísimo. Aunque la cosa tiene una explicación: como el gran líder conservador suele quedarse medio estupefacto cada vez que su aliado aragonés se le pone lírico (o épico, que también ocurre), esta vez Luisa Fernanda Rudi estuvo allí, se supone que para actuar como moderadora e intérprete. Menos mal.

Posteriormente, el presidente del Gobierno aragonés y capo supremo del oficialismo socialista en la comunidad, Javier Lambán, salió a la palestra a proclamar que, habiéndose producido ya la cita PP-PAR, podíamos dar por sentado que los próximos Presupuestos generales darán a la Tierra Noble un trato pistonudo. Iba de coña, claro (aunque no lo pareciese por lo serio y lo tieso que se pone siempre que le enfocan las cámaras y le apuntan los micrófonos). Porque las cuentas del Estado llevan años dejándonos en la cuneta, y ahí seguiremos. Pasa además que los regionalistas no son lo que fueron a la hora de bisagrear en Madrid. Ahora también están en la pomada Ciudadanos, cuya existencia en Aragón está fuera de dudas... aunque se empeñen en pasar desapercibidos. Que son muy recatados, oye.

En todo caso, estos Presupuestos debían estar condicionados por esa mayoría absoluta parlamentaria que, en teoría, iba a prevalecer sobre la voluntad del Gobierno central en minoría. Pero tal supuesto se ha disuelto cual azucarillo en el café, y es dudoso que Rajoy y Montoro tenga mayores dificultades para sacar adelante sus números. Si acaso perfilarán un poco ciertas partidas, acordarán lo que corresponda con el PNV, le echarán un cable a Cataluña para engrasar el aterrizaje en Barcelona de la vicepresidenta y atarán algún cabo canario. Aquí nos echarán unos caramelos, dos palmaditas en la espalda del bueno de Aliaga y el Fondo Especial de Teruel (que se irá directo a tapar los agujeros de Motorland y las demás maravillas).

Pero todo eso ya nos lo traducirá Rudi... que es la intérprete.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Será sarcasmo... o cachondeo 20161215

Es de suponer que las declaraciones de Aguirre sobre el show que su conmilitona Sáenz de Santamaría montó frente a la tienda de Primark en la Gran Vía madrileña son un sarcasmo. Claro: la portavoz del PP en el ayuntamiento de la capital del Reino ha querido poner en evidencia a su compañera (aunque no amiga), al advertir que los sueldos de los altos cargos políticos son tan poquita cosa que sus beneficiarias/os han de comprarse la ropa en un low cost. Sobre todo la pobre Soraya, que cobra casi 20.000 euros anuales menos que ella misma. ¡Ja, ja ja!

Aunque con Esperanza nunca se sabe. Como le han reído tanto sus dudosas gracias, sus excesos y sus desplantes, a lo mejor ya no sabe distinguir lo sublime de lo chistoso, ni el salero de la memez. En todo caso, ella se remite a lo que mejor sabe hacer: cachondearse de la ciudadanía. De una u otra forma llegamos a lo mismo: al sarcasmo.

Cuando la derechona de Madrid se motoriza para ir a la Gran Vía, no va a comprar (que eso lo hace en las tiendas exclusivas del barrio de Salamanca), sino a revindicar el uso del coche frente a las limitaciones impuestas por la alcaldesa Carmena. La gente de orden es así. Era de cajón que la calle más comercial de Madrid necesitaba imperiosamente ampliar el espacio peatonal, porque sus aceras estaban ya colapsadas. Pero el PP es muy automovilísta, cada vez más. Por eso en Zaragoza abomina del tranvía, y en Huesca se rebotó con su propia regidora, Ana Alós, por peatonalizar el centro.

La risa es una virtud conservadora. Escuchen también a la ministra de Empleo, que al principio parecía venir de la más sosa Babia y ahora se gasta un cinismo desternillante. Sin cortarse un pelo ha levantado (¡ella!) la bandera de la conciliación y sugiere la reforma del horario laboral. Ha puesto de los nervios a los sindicatos e incluso a la patronal. Por lo visto se toman en serio la retórica de la señora Báñez. Qué canelos.

Pitorreo fino, humor afilado, demagogia disparatada, provocación y contracultura. Sin cortarse un pelo. Ni Trump lo haría mejor.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

¡Que cada vez somos menos! 20161214

Durante decenios, gran parte del debate social en Aragón ha tenido que ver con la autoestima, el pesimismo, el cainismo y otros estados del alma política. Porque, según hemos podido comprobar, los partidos y sus correas de transmisión han pasado sucesivamente del ánimo positivo al negativo... según les tocase disfrutar del poder o aguantarse en la oposición. La realidad ha ido por otro lado, claro. Y no ha acabado de evolucionar bien por una razón bien simple: si las cosas no mejoran, (de verdad) acaban empeorando.

A quienes osaron advertir una y otra vez de que esto no rulaban se les ha llamado de todo. Los muy agoreros. Pero hoy mismo, cuando el Instituo Nacional de Estadística ha reflejado la desgracia demográfica de la Tierra Noble (cada vez hay más viejos y menos jóvenes), los hechos vuelven a echársenos encima. Aquella leyenda divulgada en el triunfal inicio de este siglo y que recreaba un futuro próximo donde Aragón tendría dos millones de habitantes (la mitad de ellos en Zaragoza) sólo tenía por objeto, ¡ay!, calentarnos la cabecica y justificar los pelotazos urbanísticos.

Con mucho territorio y poca gente, aquí los servicios se han puesto por las nubes. Y espérate. Cualquier actividad en las áreas rurales es deficitaria y ocurre, por ejemplo, que ni Renfe mantendrá los trenes regionales si no se los subvencionamos, ni la red sanitaria o educativa puede cuadrar las cuentas con tantos pueblos desparramados por estepas y montes, donde sólo viven ancianos.

Por supuesto, darle la vuelta a semejante situación no es nada fácil. Pero hemos de convenir que tampoco se ha intentando en serio. Mientras hubo pasta, se despilfarró en política de escaparate y proyectos destinados a ilusionar a un personal proclive a entusiasmarse con cualquier juguete. Ahora no hay un clavel ni nadie sabe qué hacer.

Del Gobierno central cabe esperar muy poco. Se ha tragado las autopistas privadas arruinadas de Madrid, Valencia y Murcia. Pero es que aquello fue cosa suya (del PP). Los agujeros de Aragón, eso ya...

JLT  14/12/2016

martes, 13 de diciembre de 2016

Lo están dejando imposible 20161213

Por causa de su sobreexposición, aquellos personajes de los que habla todo el mundo acaban generando en la opinión pública una visión generalizadora. De esta manera, los padres de niños discapacitados o con enfermedades raras van a sufrir en sus carnes las consecuencias del caso Nadia, aunque ellos sean personas honestísimas y sus demandas sean las más justas que pudieran concebirse. Los periodistas, por nuestra parte, seremos vistos de acuerdo con los estereotipos producidos en paralelo por Cebrián o Inda, por más que muchos de nosotros seamos humildes trabajadores que intentamos cumplir con las obligaciones que nos son propias. Y los políticos aragoneses (sobre todo los de izquierdas) arrastrarán como una marca indeleble las ruraladas de Lambán o la incapacidad de Echenique para trabar un discurso comprensible.

Lo malo no es el impacto concreto que tengan (en las teles y otros medios o en las redes) esas noticias, entrevistas o desbarres (¡por los dioses, don Javier, a quién se le ocurre confundir mando con liderazgo!), no... lo peor es que tales expresiones, repetidas una y mil veces, dejan tras de sí un terreno arrasado, un personal mosqueadísimo y la sensación de que aquí y ahora todos somos bicharracos de la misma camada.

No sé qué clase de habilidades retóricas, qué inteligencia emocional, qué carisma y qué potencia programática habrán de tener, por ejemplo, los futuros dirigentes políticos de la Tierra Noble para resultar convincentes, ganarse a la gente y ser reconocidos por sus virtudes. Por extensión, díganme cómo podrán los personajes públicos españoles que lleguen a cualquier escenario (institucional, empresarial, cultural) demostrar al escamadísimo público su honestidad y altruismo.

También cabe la posibilidad de que la gente se haga a todo y todo lo perdone, o que les justifique a unos lo que no tolerará en otros. De momento, las estrellas del fútbol ya están por encima del bien, del mal y de Hacienda. Por eso, a Ronaldo, cuando quieren insultarle, le dicen maricón... pero no defraudador.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Indiferentes ante la corrupción 20161212

Una noticia pierde impacto en proporción directa a las veces que es reproducida. No digamos en estos tiempos de hipercomunicación. Lo que se hace viral hoy se olvida mañana, no tanto porque la gente esté dispuesta a olvidar los niños refugiados que se ahogaron en las playas del Sur de Europa, las mujeres víctimas de la violencia machista o los civiles bombardeados en Alepo y Mosul, sino por la simple razón de que los mensajes se expanden y superponen a un ritmo exponencial, normalizando por saturación cualquier sucedido; incluso los más horribles.

Es lo que pasa en España con la corrupción. Juicios que se presumían espectaculares (la Gürtel, las tarjetas black, los ERE) acaban siendo un largo e indescifrable tostón. Mientras, aterrizan en los titulares el presunto fraude fiscal de los futbolistas, la financiación ilegal de las campañas llevadas a cabo por los partidos serios o la inaudita historia de ese padre que usó la enfermedad de su hija para levantarse (y pulirse) casi un millón de euros. Y además, en todas partes cuecen habas. Vean, si no, lo del exministro fracés condenado por esconder su dinerito en Suiza.

Así que la ciudadanía va encalleciéndose. Deja de leer artículos de fondo (donde, por ejemplo, se explica cómo se urdió la fusión-estafa de Caja Madrid y Bancaja, o la forma en que cuatro grandes bancos trucaban el euribor) y se limita a deslizarse sobre los titulares, cuanto más abracadabrantes mejor. Conclusión: todos somos sinvergüenzas en potencia y todos los políticos son iguales (de corruptos). Ciega generalización que es, precisamente, la que interesa... a los sinvergüenzas y a los corruptos.

Los más ardorosos defensores del establishment andan últimamente empeñados en reducir o eliminar la información sobre las cloacas del sistema. Y sacan en procesión la imagen de su martir, Rita Barberá. Se equivocan. Para los delincuentes (cada vez menos supuestos y cada vez más evidentes) que manejan el gran desorden mundial, nada mejor que viralizar la mierda. Así todo el mundo se acostumbra a su olor y su sabor. Y ni se entera.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Aragón suspende o aprueba... pero no sabe dónde va 20161211

Aragón suspende en protección ambiental, si nos atenemos a emisiones de gases invernadero o la superficie construida... por habitante. Aunque, claro, tenemos un territorio tan grande y desolado, que si el mismo cálculo se hace relacionándolo con los kilómetros cuadrados ya no salimos mal parados, más bien al revés. Con todo, acojona saber que, desde hace treinta años, en esta bendita Comunidad se ocupa suelo (para viviendas, equipamientos e infraestructuras) a un ritmo de dos hectáreas (veinte mil metros cuadrados) al día... o que las centrales eléctricas que queman carbón han empeorado nuestros niveles de contaminación en un sentido radicalmente opuesto al que sigue la Unión Europea, donde han bajado.

Pero lo más inquietante de todo esto no es ya el menosprecio que gastamos con la ecología (conocimiento que tantas burlas provoca entre los idiotas), sino la evidente ausencia de programas a medio y largo plazo, en una tierra cuyas condiciones climáticas cambiarán (a peor) si las temperaturas siguen subiendo. Ese vacío estratégica es, por ejemplo, el mismo que nos tiene enganchados a una corporación de sociedades públicas ruinosas, sin que ni una sola fuerza política u organización social proponga alternativa alguna. O el que deja en el aire sistemáticamente un futuro que fiamos a la mera inercia, mientras defendemos las minas de un combustible fósil inaceptable, un megatúnel por el Pirineo central que jamás veremos o unos pantanos sin porvenir ni lógica.

No sabemos qué hacer con la inmensidad del territorio. Salvo destruirlo allí donde es posible hincarle el diente. No hemos creado imagen de marca para nuestros productos agropecuarios e industriales. No disponemos de un tejido social capaz de entender por dónde hay que avanzar. Desde los ámbitos públicos y semipúblicos, la cuestión de la tecnología se ve como un lugar común en los discuros; pero luego, en los actos donde se supone que van los próceres a lucirse diciendo cosas (y no dando palmadas y apretones de mano a todo quisque), casi nadie es capaz de explicarse con criterios del siglo XXI.

Todo esto, desde luego, le pasa a Aragón y a casi toda España (salvo al País Vasco y en menor medida a Cataluña). Todos estamos encantados, según la versión oficial, con exportar más gracias a un brutal descenso de los costes salariales y obtener ingresos provenientes del turismo, cuyos récords son celebrados con la misma euforia triunfal de los años Sesenta. La noticia de que los precios de los pisos vuelven a remontar dispara el optimismo de los especuladores... y de los incautos. No aprendemos.

Pero si otras comunidades españolas se pueden permitir esta desidia (porque tienen mar, o más recursos y población), Aragón se está quedando sin masa crítica, sin gente ni capacidad para reaccionar allí donde aún la hay. Por eso aquí no nos vale con vernos medio bien situados en las estadísticas, los rankings y los informes. Los cáculos per cápita son muy engañosos. Somos pocos, cada vez menos. Y los más listos, esos jóvenes de cuya formación nos enorgullecemos, acabarán... yéndose.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Y la burricie encontró su paraíso 20161210

El otro día, la noticia de que el gobierno de Aragón ha pedido a Patrimonio que quite el escudo franquista de la estación de Canfranc provocó el consiguiente alud de comentarios, denuestos y tal. El fenómeno es el mismo de siempre: existe un sector de la sociedad española (en mi opinión muy minoritario) que no quiere memoria ni revisión ni leches porque aspira a que la Historia y sus símbolos mantengan la gloria de quel general que se hizo dictador sobre la muerte, la sangre y el sufrimiento de millones de españoles.

Pero lo que sí me pareció significativo es que varios de esos comentaristas fachas daban por hecho que la estación siempre tuvo ese escudo, por lo que tal pieza sería mero testimonio de un pasado incontrovertible, y otro llegó a proclamar la fama del edificio, ubicando en él aquella delirante entrevista entre Franco y Hitler. Hubieron de entrar en liza otros comentaristas para aclarar que el escudo original fue el de Alfonso XIII (arrancado para poner el águila imperial del Caudillo) o que fue en Hendaya, no en Canfranc, donde aquellos dos genocidas se vieron las caras por primera y última vez.

Lo cual plantea otro enfoque de la cuestión. Por un lado, el hecho de que la burricie ha encontrado en internet el lugar perfecto para explayarse a gusto. Por otro, la dificultad objetiva para desarrollar una democracia deliberativa digna de tal nombre en un país donde el conocimiento y la educación cívica todavía están en niveles muy bajos, al margen de lo que diga el Informe Pisa o las estadísticas sobre niveles de titulación. La ignorancia, además de ser cada vez más atrevida, ha encontrado en la posmodernidad neocón un ecosistema perfecto. Aquí puede expresarse sin cortarse un pelo, puede despreciar a quienes sí saben, puede polemizar a base de exabruptos, insultos y mentiras... y puede hacer todo eso desde el anonimato.

Sólo así se entiende que grotescos personajes de la élite, adobados en demagogia, mentira y miedo, sean vistos como alternativa por tanta gente de a pie. Serpientes venenosas en el paraíso de los asnos.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Amigos... dais mala gana 20161209

Como si cada institución quisiera ver a la otra al mirarse al espejo, o como si los partidos implicados se recreasen en dibujar una demencial simetría, la DGA y el Ayuntamiento de Zaragoza (o viceversa) son escenario no ya de un teatrillo (que diría la podemista Maru Díaz), sino de un aquelarre en toda regla. En el ámbito autonómico, Podemos se empeña en volver loco al PSOE; en el primer municipio aragonés, son los socialistas quienes se divierten llevando de cráneo a Zaragoza en Común. En medio, Chunta Aragonesista viene y va para salvar sus muebles (que ahora están en el trastero de Lambán) e intentar poner un poco de sensatez (pero poco, ¿eh?) en este monumental barullo. La cosa ha llegado a tal punto, que describir la magnífica satisfacción que estas trifulcas producen en la derecha se ha convertido en una obviedad, una simpleza.

El caso es que cuando Echenique afirma que nada tiene que negociar con el PSOE (partido al que, sin embargo, apoyó para que se hiciese con el Gobierno de Aragón), pues ambas fuerzas «no comparten un mismo proyecto político», resulta difícil entender a qué se refiere exactamente. Porque el jefe del podemismo tierranoblense jamás ha dado pistas de que él y los suyos posean alguna propuesta, proyecto o idea para este bendito país nuestro. Así, claro, nada tienen que negociar. ¿El qué?

En cambio, en el Ayuntamiento cesaraugustano, la enemiga que el PSOE le tiene a Santisteve puede ser descifrada desde el afán de Pérez Anadón y cía. por defender como sea los intereses de las concesionarias de los servicios externalizados, por proteger los derechos adquiridos de grandes empresarios y constructores, por, en fin, impedir que algo cambie... aunque sea el protocolo. Eso, al menos, está claro.

Unos y otros dan auténtica mala gana. Nadie en su sano juicio entiende este delirio, salvo los más duros y sectarios de cada parte. Al votante de izquierdas me lo están dejando fuera de juego, o más bien fuera de combate. Los unos porque no tienen ni idea; los otros porque saben demasiado. Deplorable.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Cuando la derecha se despendola 20161208

Qué curioso: ni Gran Bretaña ha entrado en barrena económica tras decidir el Brexit, ni Estados Unidos parece hundirse como consecuencia de la elección de Trump. En realidad, la libra esterlina se recupera alegremente de los sustitos iniciales y no es cierto que la City londinense se esté quedando sin inquilinos. A otro lado del Atlántico, Wall Street encadena sesiones al alza y sus brokers más audaces van a entrar en la nueva Administración... a manejar la Reserva Federal y las cuentas públicas. Dejémonos pues de flipar con las victorias de esos que llamamos populistas conservadores. Pues con ellos no llega ninguna rebelión antisistema ni desafío a los paradigmas al uso ni contestación al establishment (salvo a esa parte del establishment más refinada que todavía pretende defender las buenas maneras). La inglesa May y el horrible Donald son pura derecha; radical, despendolada y muy autoritaria, pero perfectamente identificable. Si algún obrero blanco en paro, algún ultranacionalista o algún militante antiglobalización pensó que esos dos especímenes podían representarle debía ser tonto de remate. Ambos son ricos y agentes de los muy ricos, encargados de incrementar esa riqueza a costa, naturalmente, de la variopinta chusma alienada y alelada.

Gran Bretaña y EE.UU, además, se lo pueden permitir. Son escualos lo suficientemente grandes como para poder nadar a su aire (y comer lo que les plazca) por los procelosos mares de la posmodernidad financiera. Grecia, por supuesto, no. Y más cuando pretendió hacerlo con un gobierno de izquierdas.

La nueva derecha del siglo XXI ya está aquí: insolente, fascistoide, embustera, brutalmente condiciosa... Equipararla, como hacen Alfonso Guerra y otros nostálgicos interesados, a las diversas pero débiles réplicas de las izquierdas (desde el norteamericano Sanders o el británico Corbyn hasta el griego Tsipras o el español Iglesias) es puro despiste o evidente manipulación.

Parecen fantoches majaretas, sí. Pero son listos... Y malvados.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Periodismo y Ley ‘Mordaza’ 20161207

Alos medios informativos y a los periodistas se nos puede y debe criticar, si alguien (persona o colectivo) considera que no hacemos bien nuestro trabajo (cuya función social es obvia). Aclaro esto porque cada vez que se nos cuestiona desde gobierno, partidos u organizaciones hay personas (incluso colegas) que piden no la réplica oportuna en los términos propios de un debate público normal, sino una movilización defensiva (¡somos intocables!), contundente y esencial. Pero desde mi particular punto de vista no hay porqué.

Sin periodismo no hay democracia. Y con un periodismo subido a la parra, mal practicado e incapaz de controlar de forma eficiente al poder... tampoco. Las polémicas al respecto son enriquecedoras y necesarias, si se llevan a cabo con inteligencia (no como suele ocurrir en internet, donde prospera la descalificación imbécil y el analfabetismo funcional de demasiada gente).

Los periodistas y sus organizaciones deben reaccionar con energía no ante la deliberación democrática, sino frente a los ataques y decisiones adoptadas por aquellos individuos y entidades (públicas o privadas) que pueden limitar sus derechos y obligaciones. Cuando Hernando (y otros del PP) nos responsabiliza de la muerte de Rita Barberá, o el Ayuntamiento de Madrid crea una web para contar la verdad, o un concejal de ZeC se queja de cómo tratan los medios locales la información municipal... están en su derecho. Se les contesta, o no, y cada cual en lo suyo.

Pero cuando el Gobierno impone una Ley Mordaza (que por ejemplo dificulta e incluso sanciona al margen de los tribunales el trabajo de quienes cubren la actuación policial en manifestaciones e incidentes), entonces hay que ponerse en pie y decir que por ahí, ni hablar.

Según Reporteros sin Fronteras, España no está en la Liga de Campeones en lo que a libertad de información se refiere. No faltan quienes quieren ir aún más atrás, en nombre del orden público, de una supuesta presunción de inocencia o del respeto a las instituciones. Ese es el problema. Discusión sí; mordaza no.

martes, 6 de diciembre de 2016

Hará falta cintura... Otra vez 20161206

Voté sí a esta Constitución. Y lo volvería a hacer en idénticas circunstancias. Esa es la clave del debate que se ha instalado entre nosotros: determinar si las circunstancias siguen siendo las mismas... que no lo son.

Aquello nada tiene que ver con lo de ahora. Es cierto que actualmente los triunfantes paradigmas neoconservadores apuntan hacia el autoritarismo y el abandono de todo diálogo social. Pero en 1976-78 lo que estaba sobre la mesa era nada menos que poner fin a una dictadura sangrienta, fruto a su vez de una terrible y traumática guerra civil (esa que aún atormenta nuestra memoria). Recuperar la democracia sin chocar de frente con el aparato de Estado tardofranquista (desconcertado, pero mucho más fuerte que la población potencialmente movilizable) exigió cintura. A ver, si no.

La correlación de fuerzas ha mutado. Ese aparato de Estado no manifiesta su voluntad de oponerse a las aspiraciones populares que se demuestren mayoritarias. Pero hoy los poderes económicos (y en particular financieros) han puesto en jaque a las instituciones democráticas. Por otra parte, los españoles nos dejamos llevar demasiado a partir del 78. La evolución posterior no mantuvo el necesario pulso transformador. La Constitución no ajustó sus piezas apenas hilavanadas, sus cabos sueltos y sus limitaciones. Se anquilosó. Está lejos de ser la mierda que dicen algunos (sin entender que los derechos en ella consagrados están en peligro). Aunque tampoco soportará bien las actuales tensiones territoriales y sociales, el descrédito de las instituciones, la imposición de los fácticos, los trágalas de hace cuarenta años, el efecto de la globalización... En fin, que ponerla a punto parece necesario aunque difícil.

Bueno, sería más factible si aquí siguiera vigente algún tipo de pacto social, y si, en todo caso, la ciudadanía tuviese claro qué quiere y para qué. No es así. Además, la derecha (que en el 78 iba a contracorriente y se vio desbordada) quiere recuperar cosas que perdió entonces. Reformar de forma adecuada la Constitución exigirá cintura. Otra vez.

JLT  06/12/2016

lunes, 5 de diciembre de 2016

Este PSOE le gusta mucho... al PP 20161205

Aquí sí me permito ser categórico, y paso de encuestas, estudios sociológicos o cualquier otro truco de los arúspices consagrados: si el PSOE celebra tarde (y forzosamente mal) un congreso manejado por el aparato oficial y a mayor gloria de Susana Díaz, jamás resucitará como organización relevante en la política española. Con la Gestora retorciendo los Estatutos para enfriar el ánimo de los militantes y una actuación en el día a día desalentada, subordinada y vergonzante, el socialismo español está justo donde lo quiere... el PP. De hecho, los argumentarios conservadores (repetidos con sin igual disciplina por portavoces, analistas y tertulianos del ramo) proponen y alaban al PSOE surgido del golpe de mano contra Sánchez. Desde aquel momento no han existido mejores intérpretes de las esencias socialdemócratas (las de verdad, las fetén) que las buenas gentes de derechas. Qué milagro, ¿verdad?

Tal y como están las cosas, una Díaz elevada a categoría de secretaria general no funcionaría al norte del Tajo como candidata socialista a la presidencia del Gobierno. Y ya veríamos al sur. Ni siquiera dando por hecho que los de Iglesias y los anticapitalistas seguirán empujando a Podemos hacia la irrelevancia izquierdizante. Será por eso que en los medios conservadores ya apenas salen a colación los EREs, los cursos de formación, Mercasevilla y otras lindezas (además, no vendría a cuento en mitad de la campaña para santificar a Rita Barberá y rehabilitar al PP valenciano). Al asturiano Javier Fernández me lo llevan entre algodones, no se les venga abajo.

De esta manera, Pedro Sánchez sigue siendo ahora mismo la mejor opción que tienen los socialistas. Lo saben los militantes, los simpatizantes y los votantes. El exsecretario general defenestrado es el único líder factible: víctima de la conjura, firme en su propósito, aclamado por las bases. Eso... o aparece algún inesperado (y desconocido) mirlo blanco. En todo caso, el partido habrá ser refundado y reorganizado. Porque este, el de ahora, le gusta tanto al PP... que no resulta ni verosímil.

domingo, 4 de diciembre de 2016

¡Qué cara nos sale la pésima gestión del medio ambiente! 20161204

Tan entretenidos estamos contemplando cómo PP, PSOE y C’s boicotean cualquier iniciativa de Zaragoza en Común (a mayor gloria del primero de dichos partidos, que espera conquistar la Alcaldía por la mera ley de la gravedad), que otros acontecimientos y noticias pasan casi desapercibidos. Aunque son temas no ya graves, sino gravísimos. Y costosísimos.

Así, la pésima gestión del medio ambiente llevada a cabo durante decenios, la incuria de las administraciones (y la corrupción) nos van a costar en los próximos años cientos de millones de euros que no tenemos.

Por ejemplo: el control y la eliminación del lindano que vertió Inquinosa ante la indiferencia de las autoridades competentes, y los fallos garrafales de la sobrecostosa y sospechosa depuradora de Zaragoza (en La Cartuja) nos sitúan hoy ante un panorama catastrófico. Del cual, por cierto, no hay responsables o si los hay son ya lejano recuerdo. Jamás nadie llegó a responder ante los tribunales por aquellos desafueros. Ahora nos los comeremos con patatas y los pagaremos (todavía más) con nuestros impuestos.

El sellado de los vertederos donde Inquinosa arrojó toneladas de veneno durante años, la extracción de materiales contaminados y la contención de las infiltraciones en el rió Gállego han costado ya decenas de millones. Pero el actual Gobierno de Aragón, a la vista de los informes técnicos y de una realidad imposible de disimular, calcula que todavía quedan años de trabajo y una inversión total que puede rondar los 500 millones (si, quinientos).

Lo que se refiere a la depuradora de La Cartuja, la instalación que trata la mayor parte de las aguas que Zaragoza vierte en el Ebro, viene de lejos. Recuerden cómo se adjudicaron las obras a una empresa francesa (General des’Eaux) a través de un intermediario llamado Didac Fábregas, amigo (se supone) del entonces alcalde, Antonio González Triviño. Todos los escándalos posibles salpicaron aquel proyecto: sobrecostes, facturas falsas, dinero negro... Al final, la broma le ha costado a la capital 250 millones de euros, el doble del valor real de las instalaciones... que, además, ahora no funcionan bien. El Ayuntamiento tendrá que resolver el muy serio problema, justo cuando el Gobierno de Aragón quiere cargarle 14 millones extras al año como canon autonómico, aunque la ciudad ya se paga (¡y a qué precio!) su propia depuración. Pero, claro, en el Pignatelli necesitan tapar el agujero que a su vez les ha dejado la construcción y gestión privada de la carísima red de saneamiento de aguas en parte del territorio, puesta en marcha siendo consejero del ramo Alfredo Boné.

Dinero, dinero, dinero. Aquí se ha preferido considerar la ecología una cosa de chalados, y al medio ambiente un recurso sin valor ni coste. Vamos... lo que es habitual en sociedades ignorantes y atrasadas. En nombre de la creación de riqueza, de los puestos de trabajo o de cualesquiera otras excusas supuestamente economicistas, se han permitido auténticas barbaridades, cuyos efectos gravitarán sobre nosotros durante mucho tiempo. Y los tontos, tan contentos.

sábado, 3 de diciembre de 2016

A Rajoy se lo ponen a huevo 20161203

Como a Fernando VII, sí. A don Mariano, presidente omnímodo del PP y jefe de un Gobierno en minoría que, sin embargo, actúa como si dispusiera de doscientos diputados o más, todo le viene de cara. Ayer subió el paro, bajaron las cotizaciones a la Seguridad Social, veníamos de pegarle otro tajo a la hucha de la ídem para pagar la extra de Navidad a los pensionistas, subieron los impuestos indirectos (así, la progresividad fiscal española es una de las más bajas, si no la más baja, de Europa), se amplió el déficit de las comunidades autónomas una sola décima, el nuevo salario mínimo apenas superará los setecientos euros (707... ¡capicúa!), el señor de la Moncloa juega con el PSOE y C’s a placer, cual polígamo caprichoso... Y he aquí que los círculos políticos y mediáticos más respetables no solo no parecen preocupados, sino que se esfuerzan con singular denuedo en demostrar que, oye, hay que ver cómo dialoga Rajoy y las cosas tan estupendas que le están arrancando los socialistas (los buenos, se entiende).

En Aragón, el PP ya celebra sus próximas victorias electorales. El Gobierno autónomo y el Ayuntamiento de Zaragoza caerán solitos, merced a la suicida división de las izquierdas y al escaso carisma de sus actuales responsables.

Qué bien. Una vez más, la derecha española dispone de un mando único, una fuerte cohesión interna, disciplina, argumentario, confianza en sí misma, poderosos apoyos exteriores y una conexión natural con la revolución ultraliberal que recorre el planeta. Y cuando se dan estas condiciones, mientras las izquierdas andan pateándose por debajo y por encima de la mesa, carecen de disciplina y se empeñan en acompañar a los nacionalistas periféricos en sus delirios centrífugos... el resultado final está cantado.

Claro que hoy, además, esas izquierdas enfrentadas están también huérfanas de discurso y estrategia. Se acabó la Edad Contemporánea. Ahora, la revolución (o la involución) la hacen los conservadores. Ya no tienen complejos ni reparos. Van a saco. Lo tienen a huevo.