Que Juan Alberto Belloch
ha dejado huella en Zaragoza está fuera de toda duda. Su personaje
político (activo, alucinado, improvisador y grandilocuente) se alza como
contrafigura del que representó Luisa Fernanda Rudi
cuando fue alcaldesa (pasiva, indiferente, pedestre y vulgar). Lo peor
es que los zaragozanos deban elegir entre dos modelos tan extremosos.
A fecha de hoy el balance de la gestión de Belloch está lleno de
claroscuros: aciertos, errores y acciones perfectamente mediocres, sea
por su concepción sea por su realización. La Expo, por ejemplo, fue una
idea luminosa cuya ejecución acabó naufragando en el charco de la
ineficacia y la ausencia de objetivos razonables. El desarrollo de
Zaragoza tampoco ha tenido una estrategia inteligible. Aunque, claro, la
capital aragonesa nunca jamás (en los últimos setenta años) se ha
desarrolló de manera lógica, sino al hilo de los intereses
inmobiliarios.
Es curioso que quienes critican a Belloch lo hagan de manera
superficial, a menudo basándose en bulos y calumnias impresentables, sin
profundizar ni identificar sus peores fallos como gestor. Pocos han
reparado en su incapacidad para organizar la administración municipal de
forma eficiente (la última reestructuración ha sido más bien
lamentable), o en la temeraria manera de hacer urbanismo en los
extrarradios creando pseudobarrios insostenibles, o en su falta de
visión (suya y de su equipo) a la hora de concebir el día después de la
Expo, o en la conversión de dicho certamen en una feria de atracciones
sin fondo ideológico y cultural. En cambio, asuntos como el tranvía, las
bicicletas, la peatonalización y otras iniciativas destinadas a
modernizar y dotar de calidad a la ciudad han puesto a muchos de los
nervios.
El problema con este alcalde es que te puede sacar de quicio por su
oportunismo, su incapacidad para gastar bien el dinero, sus meteduras de
pata, sus manías e incluso su crucifijo. Pero ves a sus adversarios,
les escuchas... y ya lo contemplas con más indulgencia. La enemiga de la
rancia derecha zaragozana ha mejorado mucho a Belloch. Debería estarle
agradecido.