miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cómo parar la crisis 20111116

La recta final de la campaña discurre bajo oscuros nubarrones económicos. Con la prima de riesgo batiendo récords en cada subasta de deuda española, partidos y coaliciones se devanan los sesos y apuran la inventiva a fin de convencer a los votantes de que tienen la solución a esta inmensa, terrorífica y tramposa crisis. Claro que no todo es dinero y ajuste fiscal. Ahora, la cita electoral está recorrida por otros asuntos transversales: la cuestión autonómica, la construcción (o deconstrucción) de España, la reforma de la Constitución, la reforma de la Ley Electoral, los problemas medioambientales. Ni siquiera la contradicción clásica entre derechas e izquierdas lo empapa todo. UPyD o Equo se sitúan fuera de las etiquetas convencionales. Eso sí, lo que todos dan por seguro, incluso el propio Mariano Rajoy, es que el PP tiene la victoria en la mano. Jamás hubo unas elecciones cuyo resultado estuviese más cantado.

¿SOLUCIONES? El líder del PP se atrevió de nuevo con un mitin matinal en día laborable. Y su parroquia no le falló. Fue en Santander. Consciente de que en ese mismo momento el Tesoro subastaba letras a año y año y medio pagando el 5,32%, Rajoy volvió a recetarse a sí mismo como medicina contra estos ataques de los mercados. Hágase el cambio político, vino a decir, y la tormenta cederá. Eso sí, advirtió, será preciso actuar "con valentía y sin demagogias". En el criptolenguaje del futuro presidente del Gobierno eso quiere decir que tomará medidas drásticas y duras. E insistió: "Llega el momento de dar la talla. Pero no sólo el Gobierno sino también los agentes sociales, los empresarios, los sindicatos, el sistema financiero, los españoles... y los medios de comunicación".

Alto ahí. ¿Cómo espera don Mariano que los medios de comunicación den la talla? Informando con objetividad y rigor, ¿no? ¿O será más bien mediante un apoyo activo "y sin demagogias" a las medidas y reformas que imponga su milagroso Ejecutivo?

El futuro es un misterio. Ojalá tenga razón Esteban González Pons, que aún mantiene la piadosa tesis de que, en cuanto nuestro país tenga un gobierno "de fiar", esto será coser y cantar.

Y mientras, el PSOE va sacando a escena a sus figuras históricas para advertir que, si la Europa de fraü Merkel no dilata los ajustes, no protege la deuda del Sur (y la de Francia, Bélgica o Austria) y no usa el Banco Central como un macroregulador, vamos a la recesión de cabeza. Rubalcaba lo pregona y los suyos le hacen los coros. Incluso van más lejos y, como Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE, puntualizan que, si no hubiera sido por la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero, estaríamos en el pozo; como Grecia.

También aquí ha llegado la fascinación por los expertos. Si Rajoy habla de incorporar técnicos independientes a su futuro equipo de gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba ha echado mano de sus compañeros más reputados en el campo de la economía y las relaciones internacionales. Exhibió en el Círculo de Bellas Artes de Madrid al catedrático Emilio Ontiveros, a Carlos Solchaga y a Luis Solana. Todos explicaron lo que por otra parte se está haciendo evidente en toda Europa: cortar de cuajo el déficit fiscal paralizará el crecimiento. Es un argumento muy razonable pero escasamente operativo en esta coyuntura electoral.

OTROS TEMAS En la campaña hay otros temas que no son estrictamente económicos aunque todos ellos, de una u otra forma, acaban desembocando en la ciénaga de la omnipresente crisis. La corrupción y el fraude fiscal, por ejemplo. O el agotamiento de los recursos naturales.

UPyD habla sistemáticamente de regeneración política, de reforma de la Ley Electoral (una exigencia común a todos los minoritarios, empezando por Izquierda Unida) y sobre todo de la articulación de España. Enfrentando siempre las tesis de los nacionalismos periféricos, el partido de Rosa Díez quiere abrirse hueco con una alternativa que pretende superar la división tradicional entre derechas e izquierdas. Difícil empeño.

Más complicado aún lo tiene Equo, un partido distinto que intenta emular a los verdes europeos, que tiene su matriz en la anterior dirección de Green Peace (su primer candidato es el ecologista Juan López de Uralde) y que pone el acento en un aspecto de la crisis importante pero poco comentado: el agotamiento y la destrucción de los recursos naturales.

UPyD o Equo chocarán con una Ley Electoral que les pone muy caro el escaño. Caro, carísimo. Que se lo pregunten a IU.

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