viernes, 23 de marzo de 2012

Buenas palabras, hechos terribles 20120323

El spot publicitario sobre la reforma laboral producido por el Ministerio de Trabajo es un ejemplo perfecto de cómo deconstruyen la realidad los actuales gobiernos de España y sus periferias. He visto el vídeo y verdaderamente hace falta tener un morro de acero para alcanzar tal nivel de deshueve fariseo. Proclamar que el abaratamiento del despido, la generalización del trabajo en precario, la ruptura de la negociación colectiva y la consagración de la hegemonía del empresario son instrumentos destinados a crear maravillosos empleos exige mucho arte. Y vérselo explicar a la ministra del ramo, doña Fátima Báñez, produce una extraña sensación, pues no sabes si lo que dice es pura maldad o simple despiste. Luego sale en el Telediario la responsable de Fomento, Ana Pastor, haciendo el paripé con la Travesía Central Pirenaica, y ya no te queda otra salida que amorrarte a un destilado fuerte y ponerte a tono con el país.

Nunca se había visto un asalto al contrato social ejecutado con tan buenas palabras. La población está siendo sometida a un severo régimen de empobrecimiento pero los jefes (sean del PP o de CiU) ofrecen cada medida destructiva como si fuera un regalo, una bendición, un favor que nos hacen. Caemos en barrena en el pozo de la recesión y nos hablan de empleo y oportunidades. Desmontan a ojos vista los servicios públicos fundamentales y aseguran que los están reforzando y garantizando. Impasible el ademán.

Cada día, los sistemas asistenciales son más débiles. Los empleados públicos o las ONGs que trabajan en ellos ven cómo se reducen sus recursos. El dinero no llega o llega tarde. Sé de un instituto de Enseñanzas Medias de la provincia de Zaragoza donde hubo que echar mano de lo que habían recaudado los alumnos para su viaje de estudios a fin de pagar el gasoil.

No pasa nada, todo es por nuestro bien. La bancarización de las cajas de ahorro está acabando de facto con sus obras sociales y culturales. Decenas de millones de euros (y hablo sólo de Aragón) que sostenían actividades comunitarias de todo tipo se esfuman de un día para otro. Y encima la prima de riesgo vuelve a subir. Vaya tongo.

JOSÉ LUIS Trasobares 23/03/2012

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