lunes, 19 de enero de 2015

Habrá recuperación, pero no lo parece 20150119

Ya les dije que el debate sobre si la economía española va bien, mal o regular es un callejón sin salida, porque en él se mezclan los argumentarios gubernamentales (centrados obsesivamente en vendernos crecimiento), unos datos estadísticos estupendamente contradictorios (el INE difunde cifras y porcentajes que se desmienten entre sí), unos actos de fe ideológica ante los cuales no hay razón que valga y una realidad global volátil e incontrolable, donde los propios mercados, el poder en la sombra que nos trae y nos lleva, dan tumbos de susto en susto.

¿Crece el PIB español tanto como se dice? Bueno... habrá que verlo, porque ya se sabe que las cifras oficiales al respecto suelen ser revisadas a la baja tiempo después de haberse publicado. Además lo que nos vienen vendiendo desde el Gobierno ya no son sólo los crecimientos contabilizados, sino las previsiones para el año que comienza e incluso para el 2016. A cambio, Rajoy, Guindos y los demás barandas pretenden introducir en el subconsciente ciudadano la idea de que la estabilidad política (o sea, que ellos sigan mandando) es la única opción.

Datos de la semana pasada: según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el tercer trimestre del 2014 las exportaciones de servicios bajaron un 0,4% y las importaciones, un 0,2% (la gráfica, desde el 2011, sube, baja, sube... poquito). ¿Es éste el indicador de un país en crecimiento y de una balanza comercial saneada? Pues no.

Peor todavía: según Contabilidad Nacional, el número de horas trabajadas seguía bajando en el segundo trimestre de 2014 (más de 28 millones). El empleo crecía, pero la actividad y la productividad, no. ¿Por qué? Pues sobre todo porque el número de empleados a jornada completa también desciende. Eso sí, las investigaciones de la Inspección de Trabajo han revelado otra circunstancia no menos acojonante: las horas extra no remuneradas suponen ya el 60% por ciento de las llevadas a cabo (en 2008 eran el 38%). Economía sumergida, ciertamente. Y devaluación interna. Y salarios más bajo incluso de lo calculado. Y una productividad por los suelos. 

Pero estamos creciendo, ¿eh? 

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