jueves, 27 de octubre de 2011

Arcosur, paradigma del desastre urbanístico 20111027

Quieren ustedes un ejemplo de disfuncionalidad urbanística, ruina económica e ineficacia política? Pues ahí tienen Arcosur. Está el tema tan endiablado que hasta el mismísimo cártel de los solares, el grupo de presión más poderoso de Zaragoza, se ha roto por las costuras y parece estar a punto de iniciar una guerra interna (Ebrosa, Nicuesa, Roca, Sanz y Asín contra López Madrazo; mientras Ferráz, Gracia Benito y Dumesa eluden la batalla). Lo nunca visto. 5.000 personas, futuros vecinos de un barrio lejano y absurdo programado en los días de la euforia inmobiliaria, se han convertido en rehenes de los traficantes de suelo. Éstos no se sienten capaces de afrontar los inmensos costes de urbanización de la zona (doscientos/trescientos millones) y han lanzado de inmediato su órdago: o el ayuntamiento permite construir un campo de golf y siete mil viviendas más (con lo cual nos iriamos ya a los ¡29.000 pisos!) o el proyecto no es viable; pero antes hubo otra disyuntiva: o las entidades de ahorro (singularmente Ibercaja) incrementaban su apoyo a la financiación de las infraestructuras o se paraba su desarrollo. Y para colmo el ayuntamiento ha dado licencias de obra a voleo, de tal forma que las casas ya en construcción se reparten por una amplia superficie difícil de atender de manera homogénea. Una situación acojonante. Los pobres arqueros se desgañitan. Una vez más, la VPO se ha convertido en un señuelo, una trampa.

Arcosur fue y es un delirio. Se esgrimen razones sociales para justificar un barrio lejano e inverosímil planeado en un acceso de locura (y codicia). Dos mil familias han quedado pilladas en la trampa. Han adelantado decenas de miles de euros cada una y no pueden volver atrás. En el mejor de los casos deberán convertirse en colonos de un barrio lejano e insostenible, sin servicios, sin transportes, bajo el tonante pasillo aéreo. Pero esta gente sólo es culpable de su ingenuidad; la responsabilidad del entuerto corresponde al ayuntamiento y a sus amos en la sombra, los grandes promotores.

¿Quién dijo que Zaragoza tendría un millón de habitantes? Debía ser un estúpido... o un sinvergüenza.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/jueves 27.10.2011

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