sábado, 8 de octubre de 2011

Política más allá del delirio 20111008

A mí no me pone criticar a los políticos porque sí. Por eso, de cuando en cuando, aludo a las cargas de los cargos públicos y advierto sobre esa fiebre destructiva (supuestamente antipolítica, pero a menudo cargada de ecos neofascistas) de quienes hacen tabla rasa y cargan contra todo y contra todos los que se mueven en el ámbito institucional. Eso sí, he de reconocer que los jefes se lo montan de fábula a la hora de dar motivos para que abominemos de ellos. Lo del escudo antimisiles en Rota, por ejemplo, me ha dejado atónito. ¿Delira Zapatero? ¿Alucina Rubalcaba? ¿Pretende el PSOE conseguir que el PP se vaya a los dos tercios del Congreso y esté en condiciones de ponerse España por montera?

Parece un poquito fuerte que sin dar cuartos al pregonero, sin abrir debate alguno y con las cámaras están disueltas el Gobierno se descuelgue con la movida de Rota. Que si, que creará puestos de trabajo y nos pondrá a bien con los señores norteamericanos, pero también nos señalará ante la comunidad internacional condicionando nuestra política exterior. Hombre, lo mínimo era dejar el asunto para el próximo Parlamento y el próximo Ejecutivo. Pero mi tocayo Pepe Lui está decidido a hundir a su partido privándole de cualquier voto de izquierdas. De paso le hace el trabajo sucio a Rajoy. Flipante, oye.

El PP, claro, está que se sale. Tanto que, en su Convención malagueña, líderes y lideresas (empezando por doña Mantillas Cospedal) se subieron a la parra y obviaron cualquier parecido entre sus discursos y la realidad. Presidentas y presidentes autonómicos que ya se aplican con fervor a desmontar la educación y la sanidad públicas defendían dichos servicios con un desparpajo impresionante. Y luego estuvo lo de Abdominales Aznar: un expresidente cuyo mandato se caracterizó por la ineficacia en la lucha antiterrorista (¡como que le hicieron el peor atentado habido nunca en este país!) dio lecciones y fijó doctrina al respecto.

Estamos que nos salimos. Hoy empiezan las fiestas del Pilar y el delirio se trasladará a la calle. Marcha palillera, todo rico y abundante. Disfruten lo que puedan. Mañana será otro día.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/sábado 8.10.2011

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