miércoles, 28 de diciembre de 2011

Señores inocentes, es su día 20111228

Si ustedes han seguido creyendo en la quimérica Gran Scala contra todas las evidencias. Si eran de los que me escribían (por correo ordinario o internet) preguntándome qué sería de mí cuando las obras en Ontiñena desmintiesen mis osados comentarios. Si han pensado o piensan que estos megaproyectos que caen del cielo (conducidos a menudo por personajes de dudosa reputación) van a ser la salvación de Aragón y que quienes los ponemos en solfa somos agentes del perverso pancatalanismo... Entonces, siéntanse orgullosos porque pertenecen a la categoría de los inocentes-inocentes y hoy es su día. Felicidades.

Si están convencidos de que el futuro de Aragón radica en la construcción de más pantanos o la ampliación de las estaciones de esquí. Si creen que los actuales jefes de la política aragonesa (a diferencia de los anteriores) ya no usan coche oficial ni ponen a sus amigos en puestos de merecer. Si están a favor de atar cortas a la Sanidad, la Enseñanza y la Universidad pública. Si son trabajadores por cuenta ajena y prefieren acordar sus condiciones laborales directamente con el empresario sin necesidad de convenios ni otras mamarrachadas sindicales... Inclúyanse también en el club de los muy inocentes y celébrenlo, que es 28 de diciembre. Enhorabuena.

Si escriben en los foros internáuticos de manera espontánea (o sea, sin cobrar nada) para reventar los debates en plan friki o ponerse superconstructivos en favor de los que mandan (la presidenta, el alcalde, Agapito). Si hacen eso mismo para recomendarme que me vaya a Rusia (¡a Rusia!, qué delicioso anacronismo). Si piensan que la presente crisis se debe a las autonomías, el sueldo de los políticos, las majaderías de Zapatero, las ideas progresistas, los sindicatos, los inmigrantes, los intelectuales, los cineastas y los artistas en general... Disfruten de esta jornada y eleven su autoestima. Sin complejos.

Sobre todo no se enfaden. La inocencia, la candidez (su hermana gemela) y la ignorancia (su prima hermana) son virtudes que adornan a las buenas personas y nos permiten vivir sin dudas, pensamientos complejos ni cachondeos mentales. Qué suerte, amigos.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 28.12.2011

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