miércoles, 25 de julio de 2012

Esos sádicos y espantosos matices 20120725

La gestión de la crisis que lleva a cabo el actual Gobierno se está llenando de matices que susurran sadismo y configuran una espantosa articulación de causas y efectos, de malas intenciones y peores realidades. Ocurre, por ejemplo, cuando el ministro de Justicia, famoso centrista formado a la vera de aquel gran demócrata que fue Manuel Fraga Iribarne, advierte de que no se permitirán los abortos por malformación del feto. "Hay que proteger al más débil", argumentan en el PP. Lo cual podría tener algún sentido... si al mismo tiempo la red asistencial que atiende a los discapacitados ya nacidos no estuviese siendo destrozada con meticulosa aplicación por este Ejecutivo tan sensible y tan piadoso. Lo humano, lo normal, sería mantener la ley de plazos que permite a la mujer decidir si sigue o no adelante con su embarazo y reforzar los apoyos a las personas que sufren algún tipo de problema físico, psíquico o sensorial, pero la sutileza (neoconservadora y ultraliberal, por supuesto) trabaja desde la perspectiva contraria. Con muy mala leche.

Tampoco cabe extrañarse de que quienes desprecian la reglamentación de la muerte digna (con la Santa Madre Iglesia a la cabeza) y rechazan horrorizados el derecho a la eutanasia voluntariamente aceptada estén desmontando la sanidad pública universal y gratuita, dejen en la cuneta a los dependientes o condenen a la pobreza y la desatención a los ancianos. Así la gente morirá cuando Dios quiera, bajará la expectativa de vida e irá más ligero el sistema de pensiones que ahora cruje por la manía que tiene el personal de palmar lo más tarde posible.

¿Y qué me dicen de esa decisión genial por la cual se eleva al nivel máximo (21%) el IVA de cines, teatros y conciertos o el de lapiceros, cuadernos y plastilinas, pero se dejan versiones reducidas para los toros y el fútbol? Coherente, ¿no? Es lo que corresponde a un país donde las administraciones (la de Aragón, sin ir más lejos) reducen un 75% las becas para libros y comedores escolares, pero pagan religiosamente los campeonatos de motos o las pérdidas de las pistas de esquí.

Qué fina es la gente de orden. 

JOSÉ LUIS Trasobares 25/07/2012

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