sábado, 15 de febrero de 2014

Así será si así conviene (al bolsillo) 20140215

Ahora entiendo por qué los reaccionarios aficionados a la polémica, cuando se cabrean, siempre mandan a sus oponentes a Cuba, Corea o Venezuela, pero no a China. Es que el viejo Imperio del Medio se ha convertido en una potencia económica, y con el dinerito no se juega. Aquellas lágrimas vertidas ante la sangrienta ocupación del Tibet o la represión en Tiananmen, han dejado paso a un desmedido interés por las inversiones, la balanza comercial o el turismo. Ahora, además de ponerse en pie cuando pasa la bandera estadounidense, es conveniente inclinarse ante los mandarines rojos. Todo por la pasta.

El Gobierno impedirá que tribunales españoles abran procesos en nombre de la justicia universal. Lo de intentar empurar a un exjefe chino por presuntos crímenes contra la humanidad ha sido ya demasiado. ¡Buenos se han puesto en Beijing! Además, un país como el nuestro, donde los crímenes cometidos durante cuarenta años de dictadura han sido olvidados con tanta alegría, no está para dar lecciones a nadie. Yo diría más, por si le puede servir a Rajoy para explicarse: el medieval gobierno de los lamas barrido por la invasión comunista del Tibet tampoco era ninguna maravilla. Y como sentenció Franco cuando se cargaron a Carrero, no hay mal que por bien no venga.

Bien está lo que conviene. El presidente del Gobierno español no tuvo inconveniente en prestarse a respaldar en un mitin al islamista, retrógado y corrupto Erdogan, el Gran Turco. Aunque, claro, siempre hubo moros buenos y moros malos. Lo cual nos lleva de rebote a Ceuta, donde según parece la masacre en la playa fronteriza fue culpa exclusiva de los africanos, que se tiraron al mar sin saber nadar. Ha sido increíble oír a los más altos portavoces gubernamentales mentir sobre tal suceso y más todavía ver cómo personajes públicos, apasionados defensores del derecho a la vida (o sea, contrarios al aborto y la eutanasia), se mostraban indiferentes ante la muerte de quienes pretenden traspasar nuestras sagradas fronteras huyendo de la miseria, la persecución o la guerra. Son pobres. No interesan. 

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