miércoles, 5 de noviembre de 2014

De Andorra a Venezuela pasando por Oregón 20141105

Los fervorosos partidarios de la ortodoxia económica se han maravillado ante las propuestas del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) o las intervenciones en el Congreso del Instituto de la Empresa Familiar (IEF). Ambos foros patronales se han descolgado con planteamientos deliciosamente... voluntaristas. "Acabemos con el fraude fiscal y con la economía sumergida --dicen las grandes compañías agrupadas en el CEC bajo la presidencia de César Alierta-- y aflorarán en cuatro años más de dos millones de puestos de trabajo". Impresionante, ¿no?. Pero entonces llegan los del IEF (con el aragonés Alfonso Soláns ejerciendo de portavoz cualificado) y suspenden a la clase política, preocupadísimos por la corrupción. Más aplausos y vítores. ¿Será, pues, que estamos ante Podemos en versión capitalista?, podría preguntarse la espeluznada opinión pública. No, solo se trata de los criterios más elementales convertidos en lugares comunes y bendecidos por la categoría indiscutible del emisario. Es como si un cuentacorrentista de Andorra te advierte de que esto acabará como Venezuela y luego te lee algunas partes del catecismo de Chávez. Una broma.

¿Quién puede negar la necesidad de acabar con el fraude fiscal y la economía sumergida? ¡Pero si es lo que vienen diciendo los rojeras desde siempre! Más aún, además de acotar dicho fraude habría que poner fin a las elusiones (reducciones, deducciones y escapes varios) que permiten a las figuras societarias pagar muchísimo menos que las tristes personas físicas. Por no hablar de los créditos fiscales y otras subvenciones ilegales. Claro, hombre. Y las empresas tendrían que internacionalizarse... y ser mas eficientes... y pagar sueldos dignos... y no obtener desmesuradas plusvalías contratando con las instituciones públicas. Por la misma regla de tres, deberíamos despenalizar la eutanasia (como en Oregón), o someter a referendo decisiones polémicas aunque importantes (como han hecho, cada cual por su lado, en numerosos estados de los EEUU).

Pero esto, si no lo bendicen desde el Ibex 35, a lo peor es... ¡populismo! 

JLT  05/11/2014

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