martes, 25 de noviembre de 2014

Nadie se cree la regeneración (ni ellos) 20141125


anapixel
Las encuestas no solo detectan el ascenso de Podemos, también la escasa (por no decir nula) credibilidad que le merecen a la opinión pública las propuestas regeneradoras elaboradas por los grandes partidos. Normal. Este fin de semana, la presidenta Rudi presentó a los suyos un catálogo de medidas para luchar contra la corrupción y darle un nuevo brillo a la política y a esas instituciones acosadas hoy por la desconfianza ciudadana. Pues bien, una somera lectura de dichas medidas indica que muchas de ellas nada tienen que ver con regeneración alguna, y las que sí guardan alguna relación son muy básicas y están superadas por la propia realidad.

Eliminar la jornada de reflexión, permitir publicar encuestas en los últimos cinco días de campaña, examinar a los candidatos a dirigir organismos previstos en el Estatuto, desbloquear las candidaturas... son opciones que pueden gustar más o menos, pero no van a regenerar absolutamente nada. Limitar el mandato del Justicia y del jefe de la Cámara de Cuentas (que seguirán siendo elegidos por los partidos a través de las Cortes) tampoco garantiza mejora alguna en el control de abusos y mangoneos. Apartar de su responsabilidad a los cargos que afronten juicio oral por corrupción, inhabilitar de por vida a los que fuesen condenados o privar (temporalmente) de ayudas públicas a los partidos financiados ilegalmente son cosas tan de cajón, tan elementales que poco entusiasmo han de provocar a estas alturas de la vida. ¿Publicar el presupuesto anual de los partidos y sus cuentas? Claro, hombre. ¿Y de las cajas b quién dará cuenta?

¿Y la transparencia en los actos administrativos?, ¿y el control de los mecanismos para adjudicar concesiones y contratas?, ¿y el reconocimiento de organismos independientes que den la réplica a los actos políticos ejecutivos?... Bueno, y en cuanto a reducir el número de diputados en las Cortes, tal vez permita algún ahorro en el gasto (poquita cosa, en todo caso), pero será a costa de alterar a peor la representación del electorado. Total, que esto no se lo cree nadie... Ni siquiera quienes lo han inventado. 

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