lunes, 11 de agosto de 2014

No solo es una cuestión generacional 20140811

Como el Rey actual es más joven que su padre, como también son jóvenes Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, además de otras figuras políticas emergentes, se supone que la renovación, la reinvención, la regeneración o como prefieran llamar a la cosa es un hecho. Pero no, claro. Ni los más maduros son todos unos bordes corruptos ni los más jóvenes son todos un dechado de virtudes. Un líder treintañero formado en el pensamiento único, inmerso en el sistema desde que entró a las juventudes de su partido, impulsado por una ambición personalista y fascinado por las ventajas que el poder otorga puede ser tan desastroso como cualquier veterano. Además de fachada, labia y conocimientos (imprescindibles, ojo) hay que tener audacia, ideas positivas y mucha empatía. Rajoy es una pena de jefe no porque sea cincuentón y además aparente más edad de la que tiene, sino porque representa los intereses de una minoría depredadora, codiciosa e inmisericorde.

Para regenerar esto no basta con relevar generacionalmente a quienes están en el poder o aspiran a estarlo. Hay que meterle mano al fondo de la cuestión y recuperar la ilusión, la inteligencia y, por qué no decirlo, la ingenuidad. Supongamos que Podemos se deja llevar por la soberbia, la prepotencia, el irrealismo y ese punto sectario tan característico de las izquierdas. Supongamos que los duros de IU juegan a la contra, esperando que pase el vendaval Iglesias y todo vuelva a su sitio. Supongamos que el PSOE se empeña en ser la única alternativa (light) a la derecha y en que sus votantes volverán... porque no tienen otro remedio. Supongamos, en fin, que los socialistas insisten en que los situados a su izquierda son unos demagogos, irresponsables y proclives al totalitarismo, y que estos, a su vez, se aferran al eslogan PSOE, PP, la misma mierda es. Pues al final todo se quedará como está o peor, a mayor gloria del PP y de los otros nacionalistas (los periféricos), enredados a su vez en una lucha entre sí sin vencedor posible.

Lo cual poco tendrá que ver con la edad de los actores, y sí mucho con el papel que acaben encarnando.

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