Ya sé, ya sé que el enemigo es el Estado
Islámico (EI) y Al Qaeda y las células autónomas y los lobos solitarios y
los jeques del Golfo que ponen la pasta y los traficantes del petróleo
producido en los pozos capturados por la yihad... En estas andaba yo
cuando me llegó la noticia de que el ejército turco había derribado un
bombardero ruso en la frontera con Siria, y me quedé en blanco. Porque
en este caso no sé si el enemigo es el malvado Putin, cuyo despliegue aéreo sobre Siria era alabado por muchos portavoces occidentales y con el que pronto ha de entrevistarse monsieur Hollande, o lo es el islamista (¿moderado?) Erdogán,
miembro de la OTAN y por tanto parte de Occidente, pero que viene
haciendo cosas muy raras como atacar a los kurdos cuando estos se
movilizaban para defender a sus hermanos sirios de la última ofensiva
del Estado Islámico. Según no pocas fuentes, el incidente podría tener
su origen en que los rusos se han puesto a bombardear las larguísimas
caravanas de camiones cisterna en las que el EI traslada su petróleo
para venderlo... en Turquía. Cualquiera sabe.
Por supuesto, reconozco la naturaleza malvada, fanática y criminal
del EI y de Al Qaeda. ¿Y qué? Si las policías de Bélgica y Francia (más
los respectivos servicios de ¿inteligencia?) no dan pie con bolo, si los
servicios antes citados no son capaces de hackear el despliegue en
internet de los yihadistas, si Oriente Medio no se estabiliza, si no es
posible cortar las fuentes de financiación del EI, si la compra-venta de
armas y municiones sigue descontrolada... toda la verborrea
antiterrorista y el énfasis y las melonadas belicistas que sueltan los
bocazas son humo. Como lo de Ciudadanos, poniéndose ahora en plan
heroico.
En medio de este siniestro pim pam pum (me decía la periodista siria Lina Chawaz
que sobre Siria, donde cien facciones armadas pelean entre sí y contra
el régimen, el tráfico aéreo militar es intensísimo y la gente ya no
sabe ni quién la bombardea), en medio de esta locura (el corazón de
Europa, en estado de sitio)... el PAR se ha sumado al pacto
antiyihadista. ¡Tiembla, tiembla, maldito Califato!
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