sábado, 26 de noviembre de 2016

Frente a la pública, la concertada 20161126

Desde que el sindicato CGT advirtió que en Zaragoza podrían dejarse de concertar 41 aulas de 1º de EGB, porque sobran plazas públicas, la polémica al respecto se ha cronificado. El dato (suficientemente fundamentado) ha causado alarma en los centros privados sujetos a convenio con el Departamento de Educación del Gobierno aragonés. Desde aquel ámbito se argumenta con vehemencia que la elección de centro es un derecho inalienable (constitucional) de las familias, un requisito democrático. Y sin embargo...

A priori, cabe suponer que el derecho a la educación se fundamenta en la oferta cien por cien pública, y que el concierto con centros privados tenía una naturaleza subsidaria. O sea, que los convenios solo han venido a tapar huecos allí donde la Administración se quedaba corta. Cuestión de números. Lo del derecho de los padres a que sus hijas e hijos reciban una enseñanza a la carta es muy relativo. En primer lugar porque las particulares aspiraciones de cada familia obligarían a multiplicar las opciones (colegios religiosos, laicos, de unas y otras religiones, de uno u otro ideario o método pedagógico...). En segundo porque los habitantes de localidades medias y pequeñas carecen de alternativa: allí solo hay... lo que hay.
Que el Gobierno autónomo pague plazas escolares en centros privados mientras cierra o infrautiliza sus propias instalaciones y reduce los recursos destinados a ellas resulta bastante anormal. Acaba minando el más primigenio derecho a la educación (o sea, a recibir conocimientos y aprender valores comunes e incontrovertibles) y entra en contradicción con esa exigencia, tan en boga y tan lógica, que reclama de las instituciones poner fin al gasto duplicado.

Los conciertos son una fórmula excepcional y deberían tender a su extinción, conforme la demanda escolar pueda ser atendida por la red pública. Esta es, de hecho, la única opción de miles de criaturas. Pero necesita más profesores, más medios y mejor cobertura en el espacio rural. Así de simple.

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