lunes, 21 de noviembre de 2016

Y ahora... ¿qué hace la jueza? 20161121

Nada, que los catalanes (las autoridades catalanas, quiero decir) no sueltan las pinturas de Sijena ni a la de tres. Estos, cuando les interesa, pasan de todo. A ver cómo se las arregla la señora jueza para conseguir que se cumpla su orden. Porque las cosas están muy jodidas. Y si el Gobierno central y el Tribunal Constitucional andan midiendo (y más que deberían medir) el riesgo de que el desafío independentista por parte de la Generalitat y los partidos soberanistas no derive en mayores actos de fuerza, tendría guasa que un conflicto menor (comparativamente, se entiende) desembocase en alguna escaramuza en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Servidor mantiene desde hace tiempo una teoría o más bien una propuesta para lograr, si preciso fuera, la recuperación física de las pinturas y cualesquiera otras obras de arte. Puesto que tales tesoros son de naturaleza eclesial y fue la Iglesia y sus ministras/os quienes trajeron y llevaron (o lo autorizaron) frescos, retablos, casullas y copones, que sea la más alta autoridad católica quien ponga orden en la causa y revierta el expolio. No hace falta que Guardia Civil ni Policía Nacional entren en impensable pugna con los Mossos o la Guardia Urbana de Barcelona. No. Que venga la Guardia Suiza desde el Vaticano, se haga cargo de las obras en litigio y las traiga aquí con la bendición de Su Santidad y el Nuncio. A ver si tienen cuajo el conseller y los del MNAC para ponerse tontos con una fuerza de seguridad que recibe órdenes del propio Papa. Ni la CUP se cantearía.

Me temo, sin embargo, que la Guardia Suiza seguirá paseando sus morriones y alabardas por las dependencias vaticanas sin inmutarse. La Generalitat seguirá en sus trece, con ese tesón y ese feroz egoísmo que caracteriza al nacionalismo militante, y en Aragón rabiaremos y le daremos vueltas al asunto una y mil veces, como si fuese vital para nuestro futuro (que no lo es). Ya saben: las pinturas de Sijena, los pantanos, el Canfranc, la TCP, la despoblación, el carbón... Y así por los siglos de los siglos. Amén.

JLT  21/11/2016

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