Hace tiempo empecé a verme a mí mismo como problema. ¿Y si todo está
bien y soy yo el que alucina en colorines?, me preguntaba. ¿Y si lo que
nos ponen por delante (el Rubiatrón, la base superelectrónica de
la OTAN, el aeropuerto de Huesca-Pirineos, el legado de la Expo, la
futura Expopaisajes, Gran Scala, Motorland, los barrios del Sur de
Zaragoza, la Travesía Central Pirenaica, etcétera) es razonable y
estupendo, pero los cenizos y pesimistas no lo entendemos? Abrumador.
Aplíquenselo ustedes: ¿creen que lumbreras evidentes como Rajoy Guindos o Báñez
(por no hablar de los botines, aliertas, gonzález y demás genios)
pueden equivocarse cuando afirman la bondad de la reforma laboral o
fijan el fin de la crisis para 2014?
Fíjense, por ejemplo, en el cirio que se ha montado porque mi amigo el consejero José Luis Saz
ha dicho que a los jóvenes les conviene viajar y buscarse la vida en
Alemania o donde corresponda. Una afirmación de lo más sensata y
constructiva, si la consideramos objetivamente. Pero a la gente le ha
sentado mal. Vaya por Dios.
Somos muy bordes, hay que
reconocerlo. Los periodistas se rebotan porque el presidente del
Gobierno se les aparece en un monitor. Los jueces emiten fallos que
contravienen las medidas del Ejecutivo. Los enterados advierten de que
la estadística oficial hurta datos imprescindibles para evaluar la
evolución del paro. Las mareas arman follón. Los de Stop
Desahucios hacen escraches. Los republicanos se mesan los cabellos por
las tontadicas del yerno del Rey, de la amiga entrañable del Rey e
incluso del propio Rey... ¡Ya está bien, hombre!
No sé ustedes,
pero un servidor hará lo posible por reformarse. Por eso, en vez de
hacer coñas con el premio que les han dado a los informativos de Aragón
TV, aplaudiré el galardón, pues en estos tiempos de zozobra ese
telediario es el mejor consuelo para los afligidos. Y ya me relamo
pensando en el programa que hará Marianico El Corto (el nuestro,
no el de la Moncloa) patrocinado por los departamentos de Economía y
Agricultura del Gobierno de Aragón. Gran idea.
Relajémonos, pues... y a gozar.
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