jueves, 18 de abril de 2013

Ruina uniformemente acelerada 20130418

Según datos (entiendo que oficiales) difundidos por Izquierda Unida, el GP de Motociclismo celebrado en Motorland aportó en 2010 unos ingresos de 3,2 millones de euros (56.025 entradas) que en 2012 descendieron a 1,3 millones (24.510 entradas). El circuito de alta velocidad del complejo alcañizano se sume así en una ruina sin remedio, cada vez más notoria y escandalosa. Teniendo en cuenta lo que es preciso pagar a Dorna por traer la prueba, más la seguridad, las instalaciones, los seguros, la publicidad y el personal (diez o doce millones como mínimo) las pérdidas parecen insoportables. Y estamos hablando del acontecimiento estrella de cada temporada. Imaginen qué pasará en esas otras carreras en las que ni siquiera se cobra entrada.

Sí, claro, los que están en la pomada dicen que el GP de motociclismo produce beneficios colaterales que contrapesan las pérdidas imputadas a los contribuyentes aragoneses. Mentira. Ningún estudio serio demuestra tal cosa. Los famosos retornos no justifican el gasto ni de lejos. Las cifras que dan al respecto los responsables de Motorland y sus correas de transmisión en las patronales turolenses son exageradas y tan manifiestamente falsas como las referidas al número de asistentes al Gran Premio de marras.

Motorland devora sin tregua dinero procedente de los presupuestos aragoneses, del Fondo Especial de Teruel y de todo lo que se pone a tiro. No es la única sociedad pública que arrastra un agujero negro. Aramón (en este caso según informaciones extraoficiales) no ha podido resolver su tendencia al déficit ni siquiera este invierno, con nieve hasta los topes.

Si estuviésemos en un país medio normal, éstas y otras sociedades serían sometidas de inmediato a una auditoría externa independiente. Pero aquí... Incluso habrá voceros oficiosos de la actual Administración autónoma que intentarán salirse por la tangente argumentando que, oye, el Ayuntamiento de Zaragoza (o sea, los otros) también ha incrementado su deuda a proveedores en ciento treinta kilates. Como si una putada tapase a la otra. Pobre ciudadanía. 

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