miércoles, 3 de abril de 2013

Transparencia, qué lejos estás de nosotros 20130403

Transparencia (referida a las cuentas públicas) es una palabra condenada a corromperse al igual que tantas otras: bienestar, sostenibilidad, reforma, democracia... Iluminar la gestión de las instituciones no consiste solo en dar a conocer las declaraciones de renta de gobernantes o parlamentarios, sino en poner a disposición de la ciudadanía datos precisos referidos a presupuestos, contratas, contratos, subvenciones, sociedades públicas y gastos en general. Y dejarse de eufemismos y equívocos. Anteayer, por ejemplo, el consejero de Presidencia, Roberto Bermúdez de Castro, aseguró que Aragón TV sale barata e incluso ha arrojado en el último ejercicio un superávit de 600.000 euros (o alrededor de medio millón). Pero lo cierto es que nuestra amada y jotera tele, aun siendo de las menos caras en términos relativos, engulle cada año más de 40 millones (después de los recortes), de los cuales solo recupera en ingresos un porcentaje inapreciable. O sea, que arrastra un enorme déficit aunque al final del ejercicio haya dejado sin gastar unos cientos de miles de euros.

Aquí esta el problema, en contar las cosas como son y al detalle. Si los famosos ERE subvencionados por la Junta de Andalucía hubieran sido ventilados en público euro a euro, no estaríamos como estamos. Si se hubiese sabido la procedencia y cuantía precisa de las donaciones al PP manejadas por Bárcenas (y antes por una sucesión de tesoreros presuntos), otro gallo hubiera cantado. Si en Aragón conociésemos al detalle la contabilidad de Aramón, Motorland o Plaza, podrían los contribuyentes formarse una opinión real sobre unas empresas financiadas a su costa.

En el XIV Congreso de Periodismo Digital de Huesca, una colega americana explicó cómo funciona el equipo de investigación puesto en marcha por el diario La Nación de Costa Rica: organiza bases de datos, que cruza para detectar irregularidades y corrupciones. Entonces, los periodistas españoles nos dimos cuenta de que en aquel país la información oficial es muy superior a la disponible aquí. La transparencia, ¡ay!, nos queda lejos. 

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