martes, 10 de febrero de 2015

De la 'lista Falciani' al 'caso Monedero' 20150210

La lista Falciani ha salido a la luz. Ahí aparecen 2.700 compatriotas (¿compatriotas?) que tenían cuentas en Suiza para escaquear la pastizara al fisco. Se sabía de Botín y algún otro. Ahora, los nombres (banqueros, empresarios, aristócratas, deportistas de élite, millonarios de nacimiento y otros barandas) van saliendo a la luz. No creo que nadie se extrañe al ver quiénes son. Menos aún se ha extrañado nuestro ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que ayer declaró tan pancho que él ya estaba al tanto de la extensa nómina de evasores (aunque se había quedado el dato para sí), a los cuales se ha pedido, parece ser, que regularicen la situación.

Para tener una cuenta en el HSBC tienes que podértelo permitir. Ahí no están los que ganan 30.000 año... o 300.000. Hay que ser rico de verdad, hay que operar desde figuras societarias, hay que manejar dinero opaco, hay que estar en lo alto de la pirámide. 2.700 españoles (¿españoles?) son una ínfima minoría, pero es la minoría que de verdad las toca y además está en condiciones de emboscar su fortuna en refugios suizos, andorranos, caribeños o asiáticos. Si no llega a ser porque Falciani abandonó el lado oscuro de la fuerza y se trajo con él la información, a estas alturas seguirían ahí, tan tranquilos, y no hubiesen tenido que regularizar cosa alguna. En todo caso estos ilustres personajes no han sido acusados de ningún delito, y ni siquiera su banco ha sido objeto de acción legal por parte del Reino de España (otros estados si estudian interponer demandas).

Esta es la abrumadora realidad: la elusión y la evasión fiscal han roto los mecanismos de redistribución. Por eso la ciudadanía de a pie anda agua al cuello. Dicen que Podemos fichará a Falciani para que les ilustre sobre cómo combatir el fraude fiscal. De paso, podrían cerrar de una vez el caso Monedero. El cual, es cierto, no se llevó el dinero a Suiza ni siquiera lo ocultó. Tal vez fue mal asesorado o pensó que estaba por encima del bien y del mal. Pero metió la pata hasta la ingle. Ahora debería abandonar la dirección del partido... Si este pretende estar a la altura de su propia doctrina. 

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