martes, 24 de febrero de 2015

Estado de la nación... ¿Qué nación? 20150224

Parece ser que el debate sobre el estado de la nación, aunque comienza hoy, ya se ha celebrado. Rajoy vendió recuperación y medidas sociales destinadas a rubricar el final de la crisis. Sánchez se estrenó resaltando el aumento de la desigualdad y el descalabro de los servicios públicos. Garzón debutó también con críticas al Gobierno y a la troika (¿o acaso no es IU el auténtico calco español de Syriza). Los nacionalistas centrífugos (en pleno descoloque) dijeron más o menos lo de siempre. Y los demás hicieron lo que pudieron. El debate solo fue-será el último acto oficial del bipartidismo. Llegan Podemos y Ciudadanos.

España transita un rumbo prefijado: el de la imposición del nuevo modelo social. Por eso, lo más importante que ha sucedido en las últimas 72 horas (incluyo el día de hoy) no está en cualquier consideración que se haya hecho sobre el incremento del PIB y los buenos augurios, o las réplicas que nos recuerdan la existencia de una deuda pública superior al billón, de la cual solo somos capaces de pagar los intereses pero ni un céntimo del capital... no, amigos, lo decisivo fueron las declaraciones hechas ayer por la señora Gomendio, secretaria de Estado y persona muy próxima al ministro Wert, anunciando que nuestra universidad pública es insostenible por demasiado abierta y demasiado barata. Habrá que meterle mano. ¿Se extrañan ustedes? Pues no lo hagan. La crisis, dicen, ha acabado, pero debemos (entre instituciones, empresas y familias) más de tres billones y somos súbditos de nuestros acreedores. Ya nos dijeron (los de la famosa troika, por cierto) que debíamos reducir el gasto en educación.

La feroz ofensiva contra Grecia (¡claro que Syriza no traía el Apocalipsis, bobos!, ¡es el Eurogrupo quien cabalga sus corceles!) nos advierte de que el capital financiero está incluso dispuesto a perder dinero (¿no sería mejor dejar respirar a los helenos para que cumplan sus compromisos?) antes que aliviar el rigor de su dominio. La democracia solo puede circular en una dirección. El pensamiento único nos abruma. Hablaron-hablan del estado de la nación... ¿De qué nación?

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