domingo, 17 de mayo de 2015

Chunta quiere vender diferencia: lo aragonés, frente a lo 'de fuera' 20150517

No bajarán arcángeles del cielo. Es ridículo suponer que una pléyade de mujeres y hombres perfectos, eficientes, honradísimos y capaces de trabajar gratis (o casi) van a hacerse cargo de la cosa pública para resolver los problemas mediante soluciones milagrosas. Por eso no es razonable exigir de los políticos (de los viejos o los nuevos) virtudes extraordinarias. En la izquierda, esa aspiración celestial siempre ha provocado notorios desencantos. Pasó, a la vuelta de la Transición, con los comunistas, con los socialistas de Felipe, con Izquierda Unida... ¿con Podemos?. Y en Aragón, la erosión que provoca el día a día ha minado (aunque queda por ver hasta qué punto) el crédito de Chunta Aragonesista, un partido que fue la esperanza rojiverde de mucha gente y que, apenas tocó un poco de poder institucional, fue objeto de furibundos ataques por parte de significados poderes fácticos al tiempo que una parte de sus seguidores sufrían una precoz decepción. Ahora pelean por mantener la posición y seguir formando parte de la política real. En su mitin central (ayer por la tarde en la Plaza de San Bruno de Zaragoza) volvieron a ofrecer sus dos argumentos básicos: aragonesismo y honradez.

La derecha, por cierto, no necesita referentes tan angelicales. Su reino es de este mundo. Tanto, que el Gobierno de Aragón presidido por Rudi ha puesto la nota escandalosa a la campaña, adjudicando en tiempo de descuento y a escasos días de las elecciones, la construcción y la gestión (privadas, por supuesto) del nuevo Hospital de Alcañiz. Zanjar así un asunto tan polémico y que supone una cantidad de dinero tan elevada es improcedente. ¿Y si el futuro Gobierno es de otro signo y desea anular este apaño? ¿Tendrá que litigar para quitarse de encima la indeseada herencia? ¿Deberá indemnizar a los adjudicatarios (que por cierto son las grandes empresas de siempre, con Florentino Pérez a la cabeza)?
No es ésta la única contrata de gran envergadura resuelta por el mismo Gobierno en funciones. La producción externa de programas para Aragón TV para los próximos cuatro años se acaba de resolver tras un proceso de selección solapado con la precampaña y la campaña, que ha tenido a los medios en vilo. Cierto que el anterior Ejecutivo (PSOE-PAR) hizo lo mismo. Pero entonces como ahora fue una jugada muy discutible.

El caso es que ayer Chunta reunió a sus seguidores. Jota de aperitivo, y después una intervención al alimón de Soro y Martín, los dos figuras. Iban tan de dúo... que ambos aparecieron vestidos igual, como de uniforme, con camisas y americanas negras (menuda pasada si salen a escena cuatribarrados). Sus discursos no evitaron los términos y conceptos que han puesto de moda los profes podemistas. Pero intentaban vender una emoción más sencilla y directa: el valor de lo aragonés frente a lo de fuera. Eso, se supone, también diferencia a CHA de los neocentralistas de Ciudadanos y Podemos.

Chunta coincide con IU, Podemos o Ciudadanos (y el híbrido progresista Zaragoza en Común) en el afán de generar ilusión con su oferta entre un electorado encallecido por los escándalos y estragado por la crisis. PP, PSOE y PAR juegan en otro terreno. Es obvio que no pueden promocionarse como opciones inmaculadas (aunque sus candidatos lo intentan de vez en cuando), pero pretenden convertir la experiencia en un valor imprescindible.

Sáenz de Santamaría llega hoy con la familia por bandera (a presumir de los nuevos premios a la natalidad... en diferido; o sea, cuando las madres se jubilen). El PSOE, cuyos candidatos se están creciendo, recibe a Sánchez. Por cierto, ya se sabe cómo ha sido la prodigiosa transformación de Javier Lambán: ha estado asesorado y entrenado por un experto en comunicación. No bajan los ángeles, no hay milagros... Pero siempre cabe sacarse de la manga algún truco.

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