lunes, 18 de mayo de 2015

Sí, Sánchez es el rey del 'selfie' y la alegría de la huerta socialista 20150518

Cuando Pedro Sanchez, secretario general del PSOE, entró en la Sala Multiusos de Zaragoza (donde tampoco estaba habilitado todo el espacio) seguro que sintió nostalgia de Valencia y de la plaza de toros que había llenado a reventar el sábado. Porque el PSOE aragonés, moviendo a su gente de norte a sur de la Comunidad, había reunido no más de mil quinientas o mil seiscientas personas. Entregadas, eso sí. Felices de ver a su joven líder. Prestas al aplauso... En esta campaña, bien se está viendo, la participación del vecindario es mínima. De hecho, la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, fue y vino por las aceras de la capital aragonesa buscando niños con los que retratarse repartiéndoles piruletas. Al final se hizo la foto con los de los amigos y simpatizantes de su partido. No es fácil la vida del político profesional.

Pedro Sánchez, en persona, aún es más guapo que en las fotos y vídeos: alto, con una magnífica percha, siempre sonriente, cuidado y uno de los españoles mejor encamisados que pueda haber sobre la piel de toro (éste no es, estéticamente hablando, de los de Guerra). Damas y caballeros se volvían locos por abrazarle, besarle o hacerse fotos y selfies con él. Veinte minutos después de acabar el mitin que protagonizó, todavía pugnaba por salir de la Multiusos en medio de un remolino de fervorosas/os socialistas/os. Una militante le pegó un morreo sensacional. Un abuelo casi se lleva por delante al servicio de orden en su afán por decirle no sé qué. Vista aquella fiebre con ojos clínicos, podría llegarse a la conclusión de que el gran jefe del PSOE es tan atractivo que se le ve más como un actor (Toni Cantó a su lado es un ninot arrugado) o un presentador de la tele que como el futuro presidente del Gobierno. Su discurso, jalonado una y otra vez por el imperativo "¡mirad!", adquiría un aire artificial al salir de su boca. "Somos la izquierda", proclamó. Y uno no podía suponer que la tal izquierda fuese proletaria, popular o divina: más bien cinematográfica, televisiva o fotogénica. Pura hermosura.

Eso no quiere decir que el secretario general se limitase a lucir palmito. No. También hizo un discurso adecuado. Fue el colofón a las intervenciones previas de Carlos Pérez Anadón, candidato socialista a la Alcaldía de Zaragoza, y de Javier Lambán, candidato a la presidencia de Aragón. Ambos estuvieron también correctos: el primero un poco atropellado pero enérgico; el segundo, más monocorde y clásico. Reivindicaron el papel de su partido en la reciente historia y en la configuración del Estado del Bienestar. Asumieron ocasionalmente algún error "inevitable". Incidieron en que para echar al PP y mandarle a que se regenere chupando oposición no hay más alternativa que el PSOE. Sucesivamente, criticaron a los naranjas y los morados (Pérez Anadón), aunque después se ofrecieron como actores expertos de los consensos que están por venir (Lambán). Consensos con esos mismos naranjas, morados o quien se ponga a tiro. "Con quien no vamos a pactar nunca es con el PP", remachó Sánchez por si alguien aún tenía dudas.

El PSOE aragonés se siente cada vez mejor. Ha estado muy malito y ahora sus dirigentes y cuadros empiezan a coger moral, a crecerse. Desde que vieron a Lambán ganándole el cara a cara televisivo a Luisa Fernanda Rudi, su ánimo ha ido a más. El socialismo oficial sigue convaleciente y nadie apostaría a que el próximo domingo en vez de coger el alta no sufra una recaída; pero ahora ha ganado en convicción y voluntad. Que no es poco a estas alturas de la campaña.

Una campaña, por cierto, donde no abunda la participación ciudadana. El personal pasa olímpicamente. Ayer mismo, Soraya Sáenz de Santamaría (ahí es nada) estuvo conmemorando el Día Mundial de la Familia en el Parque Grande y no provocó el más mínimo delirio (sólo se le cruzaron los de Stop Desahucios, rodeados de policías y con una pancarta que rezaba: ¿Cuándo se celebra el día de las familias desahuciadas?). Muy cerca, Zaragoza en Común montó una mesa para hablar con la gente. La respuesta fue discretita. El PAR organizó un show folklórico con las fiestas del Rabal y el homenaje al Tío Jorge con escopeteros y bicicletas. Se lo guisaron y se lo comieron casi solos. Por cierto, es cada vez más llamativo que los partidos críticos con el fenómeno bici y el tranvía estén en campaña pedaleando (el PP lució en el Parque Grande unos triciclos muy chulos, en los que quiso Suárez llevar a Sáenz de Santamaría pero parece que no le dejaron) o proponiendo extender los denostados raíles a la periferia zaragozana (una de las ideas-fuerza de Xavier de Pedro, aspirante por el PAR a la Alcaldía cesaraugustana).

De momento, el socialista Sánchez encabeza el ránking que mide la capacidad de convocatoria (en el bien entendido de que Aznar, en el mismo emplazamiento, sólo reunió mil doscientos o mil trescientos asistentes, aunque el PP dijo que había dos mil y, por no reñir, algunos reprodujimos el dato) Veamos cómo les va a Garzón (IU) en el Príncipe Felipe, a Albert Rivera en el Palacio de Congresos de la Expo y a Rajoy en el Jardín de Invierno. Los conservadores presumen de que van a meter allí ocho mil personas. Un perfecto imposible porque no cabe ni la cuarta parte.

Para echarle emoción (o así) al asunto, el conservador Suárez uso twitter para retar a Pedro :Santisteve, primer candidato de Zaragoza en Común, a un cara a cara. Al parecer, éste aceptó. No se sabe cómo se podrá organizar la cosa. Pero da que hablar. De eso se trata, ¿no?

JLT  18/05/2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario