miércoles, 20 de mayo de 2015

Tres visiones de Aragón, España... y el mundo global 20150520

Los tres mítines que se superpusieron en Zaragoza (Rajoy, Rivera y Garzón) sacaron a relucir tres versiones de España. Muy diferentes entre sí. Adornada con dorados y pedrerías, la del PP. Dura como la misma vida de los excluidos, la de IU. Risueñamente novedosa la del emergente astro naranja, cuyo mitin fue sin duda distinto a todos los que se han visto y oído en esta campaña. Si los conservadores y la gente de izquierdas (los primeros abarrotando la Sala Multiusos, los segundos haciendo muy buena entrada en el Príncipe Felipe) esceneficaron dos actos electorales al uso, Ciudadanos protagonizó otra cosa. Más amable, más tranquila, más insípida, menos política. El cambio sin riesgos, vino a proponer Albert Rivera adornándose con citas de Adolfo Suárez, Felipe González y John Fiztgerald Kennedy. Cambio transformador, cambio de verdad, reclamaba a su vez el futuro candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno de España. "¡No cambiéis nada!", advertía sin embargo el gran jefe conservador, que España ya va bien... ¡requetebien! Y luego, a lo Cameron: mucho ojo con las tontadas y con poneos exigentes.

O de repente ha mejorado la capacidad de convocatoria de los partidos o los oradores de ayer tienen algún atractivo especial. Porque las audiencias, sin ser aquellas que llenaban la plaza de toros zaragozana, sí superaron las previsiones de los propios convocantes. Hubo que elegir y yo me fui a ver a Rivera. En busca de la novedad, lo confieso. Salí del Palacio de Congresos de la Expo (casi lleno, incluído el gallinero) con la rara sensación de haber asistido a una especie de festival de oratoria en un colegio mayor. Todo había estado repleto de ingenuidad, de argumentos evasivos, de buenísimas intenciones y de armonía. La evidente incapacidad de Elena Martínez (primera candidata municipal por Zaragoza) a la hora de leer un texto sencillito, la contagiosa alegría de Susana Gaspar (candidata a la presidencia del Gobierno aragonés) que lo hizo mucho mejor, el sencillo discurso del propio líder... La fina lluvia de palabras cayó sobre el público como un bálsamo inodoro insípido e incoloro. Muy agradable, eso sí.

Con sus alusiones a la nueva política, sus ínfulas reformistas y su oferta participativa, Ciudadanos (definido siempre como plataforma y no como partido) vendría a ser una especia de Podemos light-zero, sin cafeína ni alcohol ni azucar ni lactosa ni gluten ni nada perjudicial para la salud. Saber, sabe a golosina infantil, gominola con glutamato o algo así. Pero que nadie se tome la cosa a broma. Porque aquella audiencia formal, atenta y entregada era también muy diferente de la que se ve en otros mítines. Había mucha gente joven, gente urbana, gente ajena al pesebre y la pomada, gente novísima que había ido allí por su cuenta sin que nadie la llevase en autobús.

En lo de Rajoy... Bueno, para empezar dobló con creces la audiencia de Aznar. Luego, Rudi (que siempre sale a escena sin papeles ni atril, con un micrófono inalámbrico de solapa) no se trabucó y parecía más segura y relajada. Hablaron Beamonte y Suárez (que hoy se las verá en el cara a cara con Santisteve, a las cinco de la tarde en el centro Laín Entralgo). Al fin, Mariano El Recuperador subió a la tribuna. Y si por la mañana había estado triunfal y apoteósico en Pamplona, aquí remató la jornada. Esto de la economía, vino a decir, ya está resuelto. Y seréis unos ingratos si pasáis los trastos de mandar a otras manos menos hábiles que las nuestras. Haced el adán, y vendrán el PSOE o los otros a estropearlo todo. Ojito, que ya os hemos sacado dos veces del pozo. O dicho en palabras textuales: "España es el país que más crece y más empleo crea. ¿Quién habla ahora de la prima de riesgo, de la recesión, de la quiebra, de la huida de inversores, del rescate...? ¡No habla nadie!"

Aragón, por supuesto, va camino del Paraíso, según la versión conservadora. Tira como un cohete. Oyendo a su presidente, los adeptos lo tuvieron todo claro: el día 24 las cosas volverán a su cauce y los votos, a donde corresponde. Fuera aprensiones.

Naturalmente, en la convocatoria de Izquierda Unida, las intervenciones tuvieron un carácter radicalmente distinto. Allí no había triunfalismo sino una visión de la realidad más cruda. Y un llamamiento al cambio, a un cambio que transforme dicha realidad en favor de los que peor lo pasan y de quienes están siendo o pueden ser víctimas del modelo económico y social neoconservador. Patricia Luquin estuvo muy bien, como suele. Garzón fue más allá a la hora de describir la situación, y lanzó el concepto unidad popular, no sólo para denominar las candidaturas municipales tipo Zaragoza en Común, Cambiar Huesca o Ganar Teruel donde su coalición se codea con Podemos y otros partidos, sino también para apuntar al inmediato futuro. ¿A las próximas generales? La apuesta es evidente: si ese tipo de listas unitarias saca en las ciudades más votos que los de Iglesias en las autonómicas, la convergencia (de partidos, movimientos sociales y ciudadanía) aparecerá como la mejor fórmula para avanzar hacia el ansiado cambio.

Y como muestra de que IU está por la labor, en el mismo mitin intervino Pedro Santisteve. Un orador tan contenido en las formas que uno podría imaginarle mucho más moderado de lo que cabe suponer en quien encabeza una lista mayormente izquierdista.

Es difícil evitar la sensación de que el 24-M, además de candidatos locales van a confrontarse ideas y opciones de tipo general, o global. Por eso, en bastantes casos, la composición de las listas (sobre todo las que compiten por los escaños de las Cortes o por el Ayuntamiento de Zaragoza) pesa mucho menos que la marca que les cobija. Existe en muchos votantes la sensación de que ahora no sólo van a ser elegidos diputados o concejales sino que también se van a ocupar posiciones ante las generales del otoño. No otra cosa dio a entender Rajoy ayer. Ni de ninguna otra forma se puede asumir que Ciudadanos aspire a entrar con fuerza en el concejo cesaraugustano con una candidatura tan floja (y polémica). Por la misma regla de tres, las formaciones que venden ante todo aragonesismo no acaban de sentirse cómodas en esta espesa e interminable campaña.

JLT  20/05/2015

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