jueves, 9 de junio de 2016

Cataluña (y lo demás) en clave de comedia 20160609

Aunque el nacionalismo catalán separatista y el nacionalismo español centralista se han esforzado en dar a su pelea un enfoque trágico y solemne (compartiendo los argumentos en una retroalimentación realmente curiosa), la puesta en escena deriva sin remedio en pura comedia, un sainete surrealista y casi lisérgico. El empeño de Junts pel Sí en obtener la independencia tan ricamente, organizando la ruptura al estilo de un divorcio amistoso, es puro delirio. ¿Y qué decir de las aspiraciones anticapitalistas y superalternativas de la CUP, dispuesta a convertir el soberanismo en instrumento revolucionario? La colisión de ambas vías hacia la llibertat estaba cantada, y vuelve a probar la naturaleza no democrática de un procés que nació sin respaldo popular suficiente, sin una vía política clara, sin instrumentos instituidos y sin nada de lo que ha de tener el nacimiento de una nación-estado. Si no fuese por el afán (contrario aunque concurrente) del españolismo radical, el conflicto catalán podía y debía haberse desactivado hace tiempo. Con un referéndum en condiciones que pusiera las cosas en su sitio, por supuesto. Pero también con un nuevo pacto constitucional que federalice España y zanje la polémica territorial. Que ya hiede.

Dudo que podamos poner fin al teatrillo. La mayoría de las fuerzas políticas catalanas está por seguir distrayendo al respetable con proyectos para convertir su país bien en un bonito paraíso fiscal, bien en una especie de Marinaleda a lo grande y guapo. En el resto de España, tampoco será fácil que alguien se ponga serio. Menos aún si el Partido Socialista del Sur sigue imponiendo sus resabios antiperiféricos al Partido Socialista del Norte, y el derecho a decidir acojona de tal manera a jefas y jefes, incapaces de resolver nada pero dispuestos a embarullarlo todo (aún más, quiero decir).

Encima, ahora estamos discutiendo qué es y qué no es la socialdemocracia... ¿y el liberalismo?, ¿y el populismo?, ¿y el quincemayismo? y ¿el sexo de los ángeles? en fin... De todo esto ya habrá ocasión de hablar durante la campaña, a cuya crónica diaria me mudo desde ahora. Ahí nos vemos. 

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