domingo, 13 de mayo de 2012

Manual básico para despilfarrar en plan 'amateur' 20120513

Parece ser que Aragón es una Comunidad cuyas cuentas están medio aseaditas, dentro de lo que cabe. El despilfarro, la política de escaparate y el clientelismo no han alcanzado aquí el nivelazo de Valencia, Andalucía. Baleares o Castilla-La Mancha. El nuestro ha sido un mamoneo amateur, una cosa de andar por casa. La deuda no es de las más elevadas (aunque tenemos algún ayuntamiento, empezando por el de Zaragoza, pasado de rosca). Las cajas de ahorro aguantan el temporal. La economía sumergida no alcanza los niveles de Levante y el Sur. Y sin embargo el sector más crítico y consciente de la opinión pública no puede dejar de pensar en las oportunidades perdidas, en el dinero tirado a cuenta de las más insólitas ocurrencias, o de las más rampantes ineficacias.

Ajustar las cuentas aragonesas debería incluir dos acciones fundamentales: optimizar los ingresos por la vía de la vigilancia y la progresividad fiscal y al mismo tiempo controlar el gasto volcándolo en inversiones productivas económica, social y medioambientalmente. Para alcanzar tales objetivos, y dada la situación actual, sería imprescindible (hay que decirlo por activa y por pasiva) analizar retrospectivamente la trayectoria de los últimos quince o veinte años y replantear de cabo a rabo las estrategias. Porque lo que se está haciendo (recortar a diestro y siniestro, sin criterio ni sensibilidad social) es sencillamente intolerable.

Tienen razón quienes consideran que en los dos últimos decenios (sobre todo en la década maravillosa, 1997-2008) se ha ido mucho más dinero por culpa de la ineficacia y la pésima gestión que por la corrupción propiamente dicha. Los gobernantes y sus técnicos de cámara han venido aplicando el manual del perfecto despilfarrador (aficionado) para tirar ingentes cantidades en obras y proyectos improductivos, adornos y lujos que, lejos de resultar rentables, no cesan de producir nuevos gastos.

A toro pasado, hay muchas cosas que no se sostienen. Desde la Expo de Zaragoza al aerodromo de Caudé, desde Motorland y Aramón al aeropuerto de Huesca, desde los pantanos construidos o en construcción a los polígonos fantasma... los resultados han sido poco halagüeños. Y eso con independencia de que la fiesta corriese por cuenta de la administración central o de la aragonesa.

Ninguno de los partidos mayoritarios (PP y PSOE) ni menos el partido bisagra (PAR) tienen interés alguno en volver la vista atrás y sacar alguna conclusión razonable. El actual Gobierno autónomo ha hecho la consabida demagogia con los coches oficiales, las fotocopias y el supuesto abuso de quienes usan los servicios públicos, pero han pasado de puntillas sobre los cientos e incluso miles de millones que se han ido en paridas sin sentido o en ideas (mal) puestas en marcha por ensoberbecidos... amateurs.

JOSÉ LUIS Trasobares 13/05/2012

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