sábado, 12 de mayo de 2012

Salvadores del Estado del Bienestar 20120512

Desde que la crisis se nos manifestó en toda su dimensión (fraude financiero+burbuja inmobiliaria+revolución ultraliberal), los jefes se han afanado en vendernos soluciones cuyo aparente rigor es, dicen, una forma sincera de salvar al Estado del Bienestar de la que se le ha venido encima. Me recuerdan al director de mi colegio, el hermano Ángel, llamado también El Sietepisos por su metro noventa de pelotari vasco. Este buen fraile daba las notas la mañana de cada sábado y a los primeros de la clase les premiaba con barritas de regaliz Zara, pero a los últimos les administraba unas hostias fenomenales. Había un compañero que siempre cerraba la lista (más de cincuenta alumnos por aula) y se llevaba cinco bofetadas como cinco soles. Pero nuestro beatífico director, mientras se remangaba para cumplir con su ardua tarea, le decía compungidísimo: "Querido alumno... ¡Esto me va a doler a mí más que a tí!" A los más impresionables aquello les producía risa histérica y luego accesos de llanto.

En ésas estamos. Se cierran unidades escolares, se limitan los servicios sanitarios, se va imponiendo el copago, se tantea la privatización de hospitales, ya no se suplen las bajas en colegios, institutos y hospitales, se reducen las becas, suben las tasas, se cierran los proyectos de investigación, se externaliza, se desorganiza la adscripción de plazas escolares para dar más chance a la privada concertada, se paralizan los programas destinados a informatizar las aulas, se embarulla hasta la parálisis la atención a los dependdientes... Pero, atención, esto les duele a nuestros queridos barandas más que a nosotros, y si toman tales medidas (y las que tomarán, que aún queda tajo) es precisamente para evitar el descalabro del Estado Social. Por supuesto.

Buena parte de los llamados expertos en la cosa económica y no pocos comunicadores orgánicos de la superderecha son más descarnados y advierten que los servicios públicos, las pensiones y la igualdad de oportunidades son... insostenibles. Tal cual. Pero, tranquilos, éstos son unos bordes. Es preferible atender las buenas razones de Rudi e imaginar que todo se hace por nuestro bien. Y sin lloros, por favor.

JOSÉ LUIS Trasobares 12/05/2012

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