jueves, 29 de agosto de 2013

De la comedia de Gibraltar a la tragedia de Siria 20130829

La llamada política exterior de los estados (por lo menos de los estados que pueden permitirse tenerla) es una suma de hipocresía, sucios intereses y total amoralidad. Pero este hecho archiconocido (tanto que las revelaciones de Wikileaks apenas nos sorprendieron) puede dar lugar a jocosas comedias o a terribles tragedias.

Lo de Gibraltar, por ejemplo, es una magnífica broma, un conflicto de mentira, una alegre trifulca entre tramposos. Desde los sacristanescos argumentarios del Gobierno español (descubriendo de repente el tráfico de tabaco o resucitando las denuncias ecologistas sobre la importación al Peñón de arenas extraídas en el litoral andaluz) hasta los aspavientos imperiales británicos (a Cameron también le viene bien distraer a sus clientes con el rollo patriotero), pasando por el cinismo de las instituciones europeas (que niegan el blanqueo de capitales en Gibraltar)... todo, absolutamente todo rezuma falsedad y cachondeo. Pero ellos lo saben, nosotros también y los únicos daños colaterales los sufren los currantes españoles que deben ir cada día a la Roca, los pescadores algecireños usados como excusa... y el sentido del humor de muchos compatriotas incapaces de entender el mejor chiste de esta escenificación: que sea Cañete, nuestro ministro ¡de Medio Ambiente!, quien clame por la limpieza de las aguas de la Bahía de Algeciras cuando él mismo parece haber estado implicado en el negocio de las gasolineras flotantes que llenan de chapapote la zona.

Pero en Siria muere gente inocente, mucha. Hay allí una guerra sin cuartel entre un régimen criminal y una oposición trufada de criminales y terroristas. Ahora Occidente quiere intervenir (como en Irak, como en Afganistán, como en Libia) y a la vista de experiencias pasadas sabemos que los futuros bombardeos sólo causarán más víctimas y desestabilizarán hasta el paroxismo una zona que ya arrastra decenios de desestabilización. España acompañará en la jugada a sus aliados aduciendo motivos humanitarios. Mientras, vende armas a Egipto, como si en este país no se cometieran crímenes. Una sangrienta tragedia. 

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