lunes, 19 de agosto de 2013

Entre dos monstruos... ¡o tres! 20130819

Cuando era crío me llevaron a ver una película de Drácula (Bela Lugosi), de la cual salí acojonadito y lleno de aprensiones. Pero poco más tarde el cine me puso ante el hombre lobo (Lon Chaney) y por algún motivo empaticé con él. Tanto que decidí convertirme en niño-lobo con la intención de que así, siendo también un bicharraco, los vampiros dejaran de acecharme en la oscuridad. Me adelanté medio siglo a la saga Crepúsculo. Pero la cosa duró poco, porque una noche de luna llena me calenté aullando en el corral de la parcela donde vivía mi familia y acabé pegándole a mi padre un mordisco de no te menees. Él, estupefacto, me atizó una hostia muy puesta en razón, y con ella se disipó el hechizo. Aunque a partir de entonces consideré que mi condición de exlicántropo me daba derecho a no temer cualesquiera seres temibles que anduvieran por ahí. Me basaba para ello en eso que Rajoy llama sentido común: los monstruos no tienen ninguna intención ni interés de pelarse entre sí; su objetivo son los incautos seres humanos.

El recuerdo de los dos supermonstruos modernos se fijó en mi subconsciente. Tal vez por eso tomé en consideración la maoísta Teoría de los Dos Mundos, que anatematizaba al imperialismo norteamericano pero mucho más al socialimperalismo soviético, considerado por el Gran Timonel el enemigo principal de los pueblos del mundo. Más tarde comprendí que el propio Mao estaba también en la liga de los entes maléficos. Y regresando a la infancia me acordé... de la primera peli de Fu Manchú (Boris Karloff), personaje que tampoco era manco. Sí, claro, cuando uno quiere hacer frente a un monstruo acaba copiando sus tácticas y al final te mimetizas con él.

Ante los monstruos que se ciernen hoy sobre el mundo global, los seres humanos están quizás mas indefensos que nunca. Vean La noche más oscura, y entenderán que los terroristas yihadistas y los servicios occidentales que les combaten rivalizan en crueldad y desprecio por la vida y los derechos ajenos. ¿Cómo elegir bando?

Bueno, siempre podremos unirnos sin más a los zombies, ¿no? 

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