La democracia actual rompió aguas con un sistema de bipartidismo
imperfecto, que se desequilibró tras la desaparición de UCD para
evolucionar bajo el PSOE hacia otro de partido dominante. Luego el
mecanismo de relevo pareció funcionar (González-Aznar-Zapatero)
hasta consagrar una nueva hegemonía: la conservadora. Pero en medio de
la crisis actual la estabilidad no existe, y quien hoy dispone de
mayorías absolutas puede verse mañana en precario. Por eso el PP quiere
asegurar como sea su último suelo electoral (por encima de los nueve
millones de votantes) dirigiendo su argumentario a la clientela más
fiel, y dando por supuesta la defección de quienes estuvieron con la
derecha en el 2011 pero aún son capaces de pensar por cuenta propia. Con
nueve millones de papeletas en las urnas no se es hegemónico, pero
todavía es posible controlar la situación si aumenta la abstención y los
demás partidos no están a la altura.
¿Sobrevivirá el
bipartidismo? Si se mantiene la Ley Electoral con circunscripciones
provinciales es posible que sí, aunque sea trancas y barrancas. El PSOE
cae y cae, pero de momento no va a ser sobrepasado por la crecida IU
(donde la presión del aparato del PCE ha de causar estragos a medio
plazo). Con lo cual lo que parece probable es un bipartidismo muy
imperfecto, muy bisagrero. En tal contexto cobra interés el papel
futuro de UPyD, que llegó para ser pequeña flor de un día pero se ha
encontrado un terreno abonado donde le será fácil medrar.
UPyD es
un partido transversal, que apuesta por no definirse en función de la
geometría ideológica tradicional (izquierda-derecha). Así puede atraer a
un electorado joven y urbano, de criterios liberales y conservadores
pero que no se identifica con un PP demasiado atado a la vieja
tradición. Una cosa es asumir el capitalismo postmoderno y otra comulgar
con los desbarres de Rouco Varela y las sectas ultracatólicas. En UPyD han redefinido su táctica incrementando la gesticulación anti Rajoy.
Van de subidón. Su dilema llegará si deben optar por ser, o no, parte
de alguna coalición. No siempre se puede ser transversal.
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