lunes, 12 de agosto de 2013

Impulso, sí, es lo que necesita Aragón 20130812

Hoy debaten las Cortes de Aragón el Plan Impulso que ha de movilizar en dos años unos trescientos millones (incluyendo créditos del Banco Europeo de Inversiones), con el fin de crear empleo en esta bendita Comunidad, que buena falta hace. El Gobierno de Rudi saca pecho y acusa a la oposición de no tener una actitud constructiva. Ésta, a su vez, argumenta que estamos ante la utilización discrecional de fondos que deberían integrarse en los presupuestos o formar parte de un proyecto estratégico acordado con todos los grupos. La opinión pública, que se hace líos con los números y se aburre con estos temas tan abstractos, anda medio inhibida, medio desorientada y medio cabreada. Y en realidad esto del Impulso no es sino la consecuencia de que el consejero Saz a base de ir con tiento, recortar todo lo recortable y retener crédito siempre que puede, ha logrado hacerse con un fondo de maniobra que ahora servirá para tapar agujeros. Por supuesto, ni existe un programa destinado a impulsar el desarrollo económico ni se dispone (nunca se dispuso) de auténticos planes a medio y largo plazo. Los aragoneses nunca supimos qué queríamos ser de mayores. Así que seguimos aquejados de infantilismo pese al discurrir de los años. 

Aragón pierde actividad industrial (según datos oficiales), ha visto cómo los servicios se frenaban y luego ponían la marcha atrás y tiene a su sector agropecuario instaladísimo en el Limbo de los lugares comunes, incapaz como siempre de imaginar la comercialización de productos de calidad. Hablo en términos generales, porque siempre hay notables y destacadas excepciones. Y me refiero no sólo a las circunstancias que puedan ser evaluadas por los expertos, sino también a la impresión que tiene la ciudadanía, a la visión que de sí mismos tienen los aragoneses de a pie. Muchos de éstos se asombrarían si llegaran a traspasar la escenografía de los clichés habituales y comprobar por sí mismos cual es la auténtica realidad. Se asombrarían, digo, y a lo mejor hasta se asustaban todavía más.

Aragón necesita impulso, sí. Habría que saber hacia dónde y para qué. 

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