jueves, 3 de diciembre de 2015

Para entender el presente, estudien el pasado 20151203

El pasado nos atormenta. Ahora, quienes defienden las peores opciones para el agitado presente, intentan impedir cualquier mirada retrospectiva. La memoria está mal vista. Y no sólo en España, sino en el resto del mundo. Las tendencias actuales, la cultura post, la fugacidad de los mensajes que llegan y se van a toda leche, la juventud mental que impera... todo empuja a desechar lo viejo. La Historia no se ha acabado; su conocimiento, sí.

España, por supuesto, carece de Edad Contemporánea. Los agujeros negros van de las guerras carlistas al franquismo, pasando por las dos repúblicas, el desastre del 98, la Restauración, la Guerra de África y la propia Guerra Civil. En estas fiestas del Pilar, la pregonera, Carmen París, se lanzó a cantar una jota tradicional alusiva a la sangría que hubo en el Rif entre 1909 y 1927. Casi nadie entendió la cosa. Algunos criticaron a la cantante por sacar a relucir aquello

Ahora, la imposición del olvido como deber político se proyecta sobre la cuestión del yihadismo. ¡Ojo --advierten los comunicadores oficiosos--, que nadie se ponga a recordar los antecedentes de esta tormenta de fanatismo que azota al Islam! Si lo hacemos --insisten--, ¿hasta dónde llegaríamos? ¿Al desenlace de la Guerra del 14? ¿A la fundación de Israel sobre suelo palestino? ¿A las consecuencias del imperialismo petrolífero? ¿A la alianza de Occidente con la Arabia wahabí? ¿A la guerra de Afganistán? ¿A la invasión de Irak y la desestabilización de Libia y Siria?... Y eso no, claro. De ninguna manera. Si recapitulamos, acabaremos deduciendo, por fuerza, que además de la regresión política y social que arrebata hoy día a millones de musulmanes, otros factores nos han traído hasta aquí, hasta las matanzas y la locura del Estado Islámico.

Sin embargo el pasado condiciona nuestro presente. Ese sucio pasado. Fíjense: sin las últimas guerras balcánicas, no habría decenas de miles de kalashnikovs en manos de los traficantes de armas. Con esos fusiles, comprados fácilmente en el mercado negro europeo, disparan los asesinos yihadistas. La Historia ajusta cuentas.

(Y yo entro en campaña). 

JLT  03/12/2015

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