domingo, 22 de mayo de 2016

Política aragonesa, un billar sin las cuatro bandas 20160522

La política aragonesa está atascada, ¿quién la desatascará? Es evidente que el largo paréntesis de duda y desconcierto que reina en todo el ámbito institucional español repercute en la parálisis de aquí. Pero no es sólo eso. En la bendita Tierra Noble reina además una especie de ausencia generalizada que convierte el juego (dentro y fuera de las instituciones) en un billar sin bandas, donde las bolas se pierden por los límites de la mesa y unos tiran sin saber muy bien para qué (¿carambola?, ¿tronera?) mientras otros se limitan a mirar, ausentes o enfurruñados.
El principal problema radica en la incapacidad de las izquierdas para pactar la gestión de las principales instituciones. Los desencuentros entre PSOE y Podemos-ZeC han debilitado la capacidad gestora tanto del Gobierno de Aragón como del Ayuntamiento de Zaragoza. Ambas fuerzas se cruzaron apoyos para elegir presidente a Lambán y alcalde a Santisteve. Pero luego se han enfrascado en un rifirrafe que no lleva a parte alguna.

La cosa aún es peor si consideramos que en el PSOE no hay manera de renovar el liderazgo y las ideas. En el Ejecutivo autónomo se limita a capear la ruina. En Zaragoza, su grupo municipal ha elaborado al fin su propio catálogo de medidas de gobierno, sin salirse del más rancio recetario ni dibujar modelo de ciudad alguno, déficit este que también se dejó notar en las propuestas previas de ZeC.

Podemos, prisionero de sus principios más abstractos, se muestra incapaz de vincular su acción de oposición o de gobierno a los asuntos concretos y cotidianos que afectan a la mayoría social. Echenique, muy ocupado en sus funciones orgánicas, no conecta con los conflictos sociales que trascienden los habituales clichés del repertorio alternativo. ¿Y cómo funcionará a partir de ahora la alianza con IU?

CHA, con el agravio a flor de piel, ni quiere estrechar su relación con el PSOE (junto al cual gobierna Aragón) ni se arrima al bloque Podemos-IU. Por vez primera, no se presentará a las elecciones generales.

A su vez, la derecha tira de argumentario nacional y de demagogia local. Nada más. Incluso su portavoz municipal en Zaragoza, el belicoso Azcón, da muestras de cansancio. Rudi discursea sin convicción alguna. PP y PAR (y ese es otro problema importante) se están limitando a esperar que el poder institucional vuelva a sus manos por no se sabe qué ley de la gravedad. Al tiempo, su posible competidor, Ciudadanos, no da apenas señales de vida, salvo cuando alguno de su cargos aparece en los Papeles de Panamá o monta un pollo en un restaurante. El ámbito conservador sestea mientras sus mentores económicos siguen a lo suyo: el negocio.

A ver qué pasa después del verano, porque hasta entonces...

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