miércoles, 31 de agosto de 2016

Rajoy se sobra... A ver, hoy, las izquierdas 20160831

O se le fue la mano, o quiere acabar en unas terceras elecciones (como ya consiguió provocar las segundas). Envalentonado por la entregada complicidad de tantos empresarios, intelectuales, periodistas y celebrities, Mariano Rajoy exigió ayer una presidencia fuerte, un gobierno de los de mayoría absoluta, una rendición incondicional por parte de sus adversarios y una legislatura en la que nadie ha de atreverse a toserle. Por el bien de España, se comprende. Poco más de un tercio de los diputados, los suyos, se rompían las manos de tanto aplaudir, mientras los otros dos tercios contemplaban el espectáculo ligeramente estupefactos, incluidos los de Ciudadanos. El caudillo del PP abre así la puerta a un debate cuyo arranque ha forzado al límite, empeñado en que los demás pasen por su aro o se enfrenten a una nueva cita con las urnas. Porque él tiene por seguro que cada nueva votación le permite ajustar cuentas con esa desafección popular que le bajó desde los 187 escaños en el Congreso a los 123 y ahora le mantiene en los 137, que sigue siendo un número inaceptable. Por supuesto, el pacto con C's se la trae floja.

El mito de un posible gobierno monocolor, estable y duradero (¿cómo, si estará en clara minoría?), que mantenga al país en la senda de la recuperación (¿con nuevos recortes?, ¿incrementando aún más la deuda pública?, ¿dando por perdido el sistema público de pensiones?) y tranquilice a inversores, socios europeos y ciudadanía (¿a todos al mismo tiempo?) no carece de éxito, a día de hoy. Tantas veces le han dicho a la gente que no podemos seguir así, que Rajoy es visto por algunos como la única solución posible. Por eso el superjefe conservador reitera que no hay otra solución: o yo o el caos. Lo de siempre.

Queda por ver cómo responden las izquierdas en el debate de hoy. ¿Serán capaces PSOE y Podemos de combinar sus discursos para hacerse creíbles como alternativa conjunta? ¿Sabrán leer la situación? ¿Lograrán poner en jaque al empoderado Mariano, esbozando un entendimiento capaz de proyectarse sobre la nueva convocatoria electoral? Ahí está la clave del bloqueo.

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