martes, 16 de agosto de 2016

Serán gafes, pero a ellos les va de maravilla 20160816

Si por un milagro de los dioses (los del Olimpo, que son muy majos e inofensivos) yo fuese deportista de élite y estuviese compitiendo en Río, suplicaría a los comentaristas de TVE que no me alabaran, ni predijeran mi victoria, ni me atribuyeran medallas... ni, al dorarme la píldora más allá de toda lógica, me gafasen por completo, como es su especialidad. Fíjense lo templado que soy para estas cosas. Pero sufro cuando mis colegas de la pública se ponen superoptimistas con algún miembro del equipo español. Sé que lo hacen por patriotismo y porque, una vez más, parece que el triunfo de quienes compiten es un activo fundamental de nuestro país, una muestra de su poderío nacional y un hecho que sin duda ha de asombrar al resto del mundo. Sin embargo, estos juegos vuelven a poner de manifiesto que las loas y el triunfalismo suelen acabar en torpes excusas cuando la derrota se complace en llevarles la contraria a los entusiasmados locutores. Que tienen un mal fario...

A Televisión Española (o sea, al erario) la retransmisión de los Juegos le va a costar cerca de 60 millones de euros. Hay asuntos, bien se ve, que no admiten ahorros ni recortes. Además, mientras le damos vueltas al medallero que se traerán a casa nuestros representantes olímpicos, no captamos cómo el dichoso gafe se da la vuelta y los medios públicos (incluyan Radio Nacional, TV3, Telemadrid y casi todos los demás) se aplican con fervor a conservadurizarse. La propia TVE ya prepara nuevos desembarcos en sus informativos de periodistas adeptos. Llega, por ejemplo, Víctor Arribas., quien presentará y moderará La noche en 24horas sustituyendo a Sergio Martín, ascendido a Los desayunos de TVE por los indudables servicios prestados a la causa. Arribas era tertuliano habitual, y su ejecutoria derechista (iba a ponerle al adjetivo el prefijo ultra, pero no quiero excederme) es impresionante. Desde los días de José María Aznar y del ínclito Miguel Ángel Rodríguez no se había visto cosa semejante.
Así pasamos los días. Acabó el puente. El gran Mariano ha vuelto a casa. Donald Trump está descontrolado. Pero el verano continúa. ¡Otra cañita! 

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