lunes, 29 de agosto de 2016

Última lectura para cerrar las vacaciones 20160829

Seguro que algunos de ustedes ya la han leído, porque no deja de ser un best seller. Pero no la típica novelita insustancial para leer en la playa, sino un relato febril y apasionante donde la ficción brilla por su ausencia. Me refiero a El Cártel, de Don Winslow. En sus 700 páginas la reciente historia de México se convierte en un cañonazo narrativo. Los personajes son fácilmente identificables por cualquiera que haya leído u oído noticias de la narcoguerra. Los sucesos han sido extraídos directamente de las notas rojas de los diarios locales. La contextualización política procede de concienzudos ensayos sobre un fenómeno que no afecta sólo a las tres Américas (la del Norte, la del Centro y la del Sur), sino que define los nuevos paradigmas, las características de las sociedades del futuro distópico: lugares donde un tercio de la población vivirá en la extrema pobreza mientras en la cúspide de la pirámide social los multimillonarios batirán récords. Así es ya el país de la frontera, el México de Carlos Slim, del Chapo Guzmán y de los treinta millones de desgraciados convertidos en carne de cañón.

El Cártel acojona. Te lo metes en vena leyendo a toda velocidad, enganchado. Allí están las matanzas, la lucha por el poder, la corrupción de policías y militares, la complicidad política (porque el PRI y el PAN acaban siendo narcopartidos), la crueldad extrema, el juego sucio de los EEUU... Y la terrible elección final entre lo malo y lo peor, porque ese sangriento proceso no tiene salida y a la postre todos son el Cártel: las autoridades, la DEA y el FBI, los banqueros, los traficantes y las propias víctimas.

¿Cosas de México? No. La narcoguerra ofrece turbadoras similitudes con otros conflictos. Los Zetas son el Estado Islámico. Los financieros que lavan el dinero sucio son los mismos que teledirigen las guerras (por el coltán, los diamantes o el petróleo) en el Congo y aledaños. Los kalashnikovs y los AR-15 proceden de las mismas fábricas. Quienes sufren las consecuencias son siempre los más débiles, los más desdichados, los más pobres.

Léanlo. A pesar de todo es una novela fácil y entretenidísima.

JLT  29/08/2016

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