miércoles, 27 de julio de 2011

Ligeras confusiones antes del veraneo 20110727

Ya no discutiré más sobre el alcance real de los recortes que al parecer quiere hacer Rudi en la estructura de su Gobierno. Dice que va a eliminar ochenta cargos y asesores, lo que representará cuatro millones y medio de euros de ahorro anual. Es poco pero está bien; muy bien y muy apañado. Así que zanjado este asunto con mis felicitaciones a la presi, sigamos adelante, a ver qué más ha de depararnos el cambio.

He leído en el Heraldo (¡dónde si no!) sendas entrevistas con el consejero de Hacienda, Mario Garcés (el de la FAES), y el titular de Economía, Francisco Bono (el de Aramón). La primera salió el domingo y la segunda el lunes, lo cual ya establece cierta prioridad protocolaria. Además, según todos los testimonios, Garcés es un tipo echao p´alante, hiperliberal a la neocón y con una claridad conceptual apenas contenida por el hecho de que tiene al PAR medio montado en la chepa (que si no...).

Ahora bien, puestos a ser constructivos, advierto que el Gabinete Rudi tiene al menos tres disfunciones aparentes: no está claro como se articularán Economía, que va por un lado, y Hacienda, que va por otro; disocia Universidad de Innovación y Ciencia, siendo el campus público el único gran centro investigador existente en la Comunidad; y, por último, mete a Medio Ambiente como triste sidecar de Agricultura y Ganadería, lo cual no augura nada bueno para la muy maltratada naturaleza.

El tema del gasto sigue siendo un lío. Se habla de la deuda farmacéutica y del lastre que supone la Ley de Dependencia. Pero Aramón continúa de tema estrella (y Motorland y Walqa y Caudé y la Radiotele); tan estrella que van a quitar el impuesto a los telesillas con el pretexto de que, dicen, es poca cosa (¿el chocolate para el loro?). En cuanto a los cuatrocientos y pico kilates que debe la Corporación de Empresas Públicas, de momento nadie dice nada.

Está todo un poquitín confuso, pero vámonos a veranear y luego... se verá. El Gobierno Rudi, además, ha hecho público su código de buena conducta. En el punto E propone transparencia, mucha transparencia; en el punto J impone secreto, mucho secreto. Todo por el bien común, naturalmente.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 27.07.2011

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