lunes, 4 de junio de 2012

Contaminación ética y medioambiental 20120602

Si esta ruina que nos agobia no tiene causas concretas ni culpables con nombre y apellido, es lógico que las medidas destinadas supuestamente a salir del pozo sean las mismas que nos hundieron en él. Así, cuando la costa española suma cientos de miles de segundas viviendas sin vender, la última ocurrencia es urbanizar la última playa virgen de Tarifa, las hermosas dunas de Valdevaqueros. ¿Malvados?, ¿estúpidos?... Las dos cosas. Aún buscamos en el ladrillo el Nirvana del dinero fácil y despreciamos la economía productiva. Hay imbéciles (y perdonen el desahogo) que se alegran cuando los gobiernos barrenan la Unviersidad y la investigación. Y al parecer estamos dispuestos a insistir en la destrucción de nuestro medio ambiente. Pero claro, ¿qué se puede pensar de un país cuyos más preclaros prohombres se jactan de guardar silencio sobre manifiestos robos y estafas a gran escala?

Hoy se celebra en Pina de Ebro una concentración para protestar contra la instalación en el polígono Los Royales de una factoría (por llamarla de alguna manera) que reciclará treinta mil toneladas de baterías al año e incluirá en sus instalaciones una fundición de plomo. Tal instalación ha sido declarada por el Gobierno aragonés "de interés autonómico" y se sumaría a otra que la misma empresa (Recobat SL) tiene en Albalate del Arzobispo.

Está claro que los jefes de la Tierra Noble no han aprendido nada de casos como el de Inquinosa, que se fue cuando quiso de Sabiñánigo y dejó tras de sí cantidades ingentes de venenoso lindano cuyo control ha costado al erario público decenas de millones de euros. O el de la química Virval, que ha regalado a Zaragoza un impresionante cargamento de mierda sin que el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de la inmortal ciudad llegaran a enterarse. Hemos tenido el honor de producir muchísimo más cemento del que consumimos; ahora estamos a un paso de albergar el reciclado de sesenta mil toneladas de baterías usadas cuando aquí sólo producimos cuatro mil.

Contaminada la ética institucional y contaminado el medio ambiente, está claro que no sabemos resolver esta crisis pero ya preparamos la siguiente. 

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