lunes, 9 de marzo de 2015

Izquierda, derecha, arriba, abajo- un, dos, tres 20150309

Los politólogos (y sus parientes sociólogos, filósofos, economistas sociales o gente de leyes) son una especie académica a la que tengo tremenda afición. Ahora llevan un fenomenal barullo dándoles vueltas a los términos y conceptos que definen los más recientes acontecimientos en nuestro país (y el resto del mundo global): lo viejo, lo nuevo, la derecha, la izquierda, arriba, abajo, los programas, el populismo, la democracia, la soberanía- Todo ello adobado por una revolución tecnológica que rompe todos los esquemas y una evolución de la posmodernidad que solo pudo ser anticipada por los creadores de ficción. Aquí y allá se teoriza y opina, y los periodistas, que entendemos de todo aunque no sepamos de casi nada, actuamos como transmisores últimos del fantástico galimatías.

¿Estamos ahora mismo ante fenómenos que introducen la nueva política en los viejos partidos (véase la operación Gabilondo), mientras los nuevos partidos se ven abocados a practicar la vieja política (véase la consolidación organizativa de Podemos)? ¿Qué es, en suma, viejo y qué es nuevo? ¿Por qué Iglesias y los suyos se han empeñado en orillar la tradicional (desde la Revolución Francesa) clasificación ideológica según referentes espaciales, derecha-izquierda, a favor de otra simplificación igualmente espacial, arriba-abajo? ¿O no estamos viendo que, al final, la propia ruptura de la rutina bipartidista se va a producir desde un doble enfoque: Podemos (estereotipos izquierdizantes), Ciudadanos (ortodoxia conservadora)?

Desde la derecha (o sea, desde arriba) se usa una y mil veces el argumento de que los de la acera de enfrente utilizan doctrinas y propuestas decimonónicas, invalidadas por la historia (igualitarismo, comunismo y demás). Desde la izquierda (desde abajo) se denuncia que lo antiguo es el retorno a la desigualdad, el individualismo y un capitalismo salvaje semejante al del inicio de la industrialización. Ambas partes acusan a la otra de querer manipular las reglas del juego democrático. Así, los politólogos están en su salsa y la ciudadanía anda con los pies fríos y la cabeza caliente. 

JLT  09/03/2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario