martes, 21 de abril de 2015

Desde la crónica de sucesos 20150421

La actualidad no se reduce a las secciones serias de los diarios: política y economía. También aparece reflejada (a veces mejor aún) en la crónica de sucesos o en la deportiva. Otra cosa es que los medios y los periodistas, lanzados como vamos en pos de la última novedad, seamos capaces de interrelacionar todo y sacar las oportunas consecuencias. Además hay tragedias sobre las cuales pasamos de puntillas, de acuerdo con el código básico por el cual nos autorregulamos (mal que bien). Por ejemplo no solemos informar de los suicidios. Así evitamos dar pie a su emulación. Aunque, a estas alturas, cabría preguntarse si tales escrúpulos (lógicos por otro lado) no nos impiden profundizar en la causa de semejantes actos: la enfermedad, la soledad, el miedo a la pobreza, el agobio y la impotencia ante un desahucio o cualquier otra consecuencia de la cosa que llamamos crisis. Tampoco acabamos de contextualizar algunos suicidios u homicidios que son un fracaso del sistema socio-sanitario (estoy pensando en las dos pobres muchachas del Pablo Serrano o en el adolescente de la ballesta), por no hablar de acontecimientos tan terribles como la historia del hijo que pudo haber ayudado a morir a su madre para ahorrarle a ésta mayores sufrimientos... que el mismo sistema fue incapaz de paliar.

Durante este invierno se ha producido un número anormal de incendios domésticos. El fenómeno no es nuevo aunque casi lo habíamos olvidado. Porque cuando la muerte es causada por el tufo de los braseros o el fuego y el humo provocados por algún artilugio calefactor (incluyan ahí los accidentes eléctricos) estamos sin ninguna duda ante las consecuencias de la pobreza energética. El pasado vuelve.

Y qué decir del tiroteo ocurrido el otro día en Ejea. ¿Tenía sentido que la Guardia Civil asaltase aquella caseta donde se había atrincherado un individuo que, pese a su evidente trastorno, no dejaba de ser un anciano que ya no representaba mayor peligro? ¿Quién dio la orden de entrar, pudiendo esperar a que el paso del tiempo y el cansancio hicieran su efecto?

Sí, la crónica de sucesos también resulta muy reveladora. 

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