sábado, 21 de diciembre de 2013

A la pobre Mariví le falta 'pedigrí' 20131221

El impacto causado por una noticia desciende en proporción directa a las veces que dicha noticia se difunde. Sentado tan obvio teorema, imagínense qué asombro puede causar actualmente cualquier titular relativo a la corrupción, siendo como es dicho tema el pan nuestro de cada día. Aquí la Policía y la Guardia Civil se aplican simultáneamente a registrar la sede central del partido en el Gobierno y la sede andaluza del que fue primer sindicato del Reino, y el personal ni se inmuta. A estas alturas, en España y sus naciones la gente bien (pero bien-requetebién) ha dejado de asustarse por las imputaciones, los procesos e incluso los encarcelamientos... Siempre que éstos sean breves, ojo: una semanita en Soto del Real para ver a los amigos, y vuelta a casa. Como Blesa.

En los más selectos cenáculos madrileños, quien no ha sido objeto de imputación por tráfico de influencias, saqueo de caja de ahorros, prevaricación, delito societario o fraude fiscal carece de relevancia. En el mundo del superlujo, cada cual presume de su abogado y su asesor fiscal exagerando las virtudes de ambos. Por lo bajini, las personas de orden se cuentan trapacerías evasivas para regatear a la Hacienda Pública, fardan de sus negocios off shore, relatan viajes a las islas Caimán y al estado de Delaware.

Sin embargo, en Zaragoza y el resto de la Tierra Noble, una simple citación judicial acojona a las personalidades. Se nota que son de provincias, pobrecitos. Bueno... y que como les falta pedigrí dan por seguro que la Fiscalía no les sacará la cara, sino los ojos. Fíjense, si no, en la que está por caerle a Mariví Pinilla, la exacaldesa de La Muela. El juez se ha tomado su tiempo (eso en vez de una instrucción parecía la erección de una catedral), pero finalmente el proceso está llegando al momento crucial y el Ministerio Público pide para la acusada y sus presuntos cómplices unas penas de padre y muy señor mío. Por muchos chaletes que se comprase en Sotogrande y La Romana, Mariví nunca pasó de ser una mindundi venida a más gracias al mamoneo inmobiliario, una alcaldesa de pueblo por las listas de un partidillo regional. Lo tiene crudo. 


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