lunes, 9 de diciembre de 2013

Constitución de todos- ¿o de nadie? 20131209

Los aniversarios de la Constitución dan lugar a una enorme diarrea discursiva sobre la Carta Magna, su pasado, su presente y su futuro. La fiebre sube un poco más cada año, entre otras cosas porque estamos metidos en una crisis política tan aguda que los referentes (incluido el constitucional) se abren por las costuras. Esta vez, mientras los sondeos sugerían que en el futuro Parlamento puede haber tantos defensores de la integridad del texto actual como partidarios de modificarlo y/o ignorarlo, los jefes de la política jugaban al escondite, hasta el punto de que Rajoy llegó a sugerir que todo será posible con el debido consenso. O sea, ni sí ni no sino todo lo contrario.

A la Constitución le perdimos el poco o mucho respeto que pudiéramos tenerle el día en que PP y PSOE (esta vez de la manita, es verdad) le hicieron una reforma exprés para calmar a nuestros acreedores y garantizarles que cobrarán los abusivos intereses que cargan la deuda privada y pública aunque tengamos que quitarnos el pan de la boca. A partir de ese momento, sobraban todas las proclamas a favor del espíritu del 78. Tampoco cabía rasgarse las vestiduras cuando los nacionalistas periféricos rompieron la baraja para ir a lo suyo y encandilar a sus clientelas con alternativas patrioteras. El PSOE, como está en la oposición, podía ponerse federal y exquisito. Y en cuanto al PP- Bueno, el PP trata la Constitución con el obsesivo y terrible amor de un marido maltratador. Todos sus movimientos (desde poner a un conocido militante suyo al frente del Tribunal Constitucional hasta preparar una Ley de Orden Público contraria al espíritu antes citado) son manifiestamente subversivos. La derecha española, especialista en barrenar propuestas democráticas, campa ahora a sus anchas. Destroza con sus recortes el catálogo de derechos fundamentales, instrumentaliza el Estado (véanse las purgas en la Agencia Tributaria y la Brigada Anticorrupción de la Policía Nacional) y manipula los principios más elementales del Derecho público. ¿Quién apoya de verdad la actual Constitución del 78 que, según se dijo y se dice, es de todos? Creo que nadie. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario