viernes, 9 de mayo de 2014

En el barro todos los juegos son sucios 20140509

Carezco de elementos de juicio para deducir si ese presunto desbarajuste contable del Ayuntamiento de Zaragoza ha llegado tan lejos como se dice. O sea, como dice el borrador de un informe de la Cámara de Cuentas filtrado con la obvia intención de echar romericos al fuego donde la derecha local viene asando a fuego lento a Juan Alberto Belloch. Intuyo que estamos ante una exageración o un infundio, otro más de los dirigidos contra el alcalde y sus colaboradores en estos años. Se han oído ya tantas barbaridades... Resulta inaudito que desde los ámbitos conservadores no se atine con una mejor manera de segarle la hierba al exbiministro que con chismes, bulos y esa obsesión antitranvía, antibici y antitodo que raya en el histerismo. ¡Con los flancos que este Gobierno municipal deja abiertos de par en par a la crítica razonable! Claro que la Zaragoza bien tampoco puede entrar en el meollo de las cuestiones urbanas (sobre todo urbanísticas) porque lleva decenios abonando un negocio inmobiliario que ha desordenado la ciudad hasta extremos insólitos. De eso, ni media palabra. El juego sucio es más conveniente.

Lo malo, hoy en día, es que enarbolar la presunción de inocencia es mucho presumir. Los escándalos con fundamento han caído sobre nosotros cual chaparrón inmisericorde y ahora todo el terreno es puro barro. La instrucción de casos como La Muela o Plaza ha superado cualquier fantasía al respecto. El término sobrecoste, por ejemplo, ha cundido tanto que ahora, cuando nos cuentan las misma película pero relativa al AVE Barcelona-Madrid (y a otras líneas), no podemos sino hacernos a la idea. Ha sido tan notoria la forma en que se financió el PP (el de Gürtel y el de Bárcenas), que cuando nos ponen por delante lo de Cuadrifolio y dejan al PSOE colgado de la misma cuerda ni nos extrañamos. Con los EREs andaluces y el saqueo de las cajas pasa lo mismo.

Doy por sentado que hay juego sucio: filtraciones malévolas, acusaciones falsas o sobredimensionadas, uso partidista del aparato del Estado... Pero, chapoteando en este cenagal, ¿qué puede quedar limpio? Es asqueroso. 

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