Primero fue Antonio Aragón, el inventor del Pacto del Agua. Luego, Jaume Matas se aplicó el cuento. Ambos (compartían un destino común: la corrupción) se agarraron al mismo truco para conformar
a los aragoneses ante un eventual macrotrasvase del Ebro o, en general,
ante el habitual abandono presupuestario. Ofrecernos fabulosas
infraestructuras hídricas (pantanos, mayormente) y magníficas
comunicaciones. No pensaban cumplir tales promesas. Sólo lo simularían.
El viejo truco de los gobiernos centrales: poco dinero y mucha
propaganda; poco ruido y muchas nueces. Bien mirado, el único jefazo que
se enrolló bastante con Aragón fue el bueno de Zapatero. Bajo su mandato no sólo se derogó el Plan Hidrológico trasvasista, sino que se batieron todos los récords en la asignación de money del Estado a nuestra Comunidad. Desde que manda Rajoy... nanay.
Así hemos llegado al anticipadísimo proyecto de Presupuestos
Generales para el 2016. En el, Aragón sigue bajo mínimos. Aparecen
partidas referidas a planes que se repiten año tras año sin llegar a
realizarse nunca (o sea, apuntes falsos). Se estiran con pequeñas
asignaciones las tradicionales aspiraciones tierranoblenses (como el
Canfranc: dos millones de euros que no servirán para nada). Y se
mantiene la ficción pantanera con cantidades que no se utilizarán o se
gastarán en obras sin ningún sentido. ¡Ah!, por cierto, Zaragoza ni
siquiera aparece. De la Avenida Cataluña, la gran oferta electoral de Eloy Suárez, diputado y jefe de filas del grupo del PP en el Ayuntamiento cesaraugustano, nada de nada.
Lo de los pantanos es de nota. El recrecimiento de Yesa engulle
regularmente su ración de millones sin que se vea nunca el final de tal
desatino, porque las laderas donde debería asentarse la nueva presa se
siguen deslizando tan guapamente. Biscarrués es observado con lupa por
la Unión Europea, que ya ha emplazado al Gobierno español porque no
tiene claro que se estén cumpliendo las obligaciones que exige la
normativa hidrológica comunitaria. La polémica actuación en el Bergantes
ha quedado en el aire ante la confesada incapacidad de la Confederación
Hidrográfica para desarrollar el proyecto según ordena la ley. La
Loteta no sirve, según parece, para proveer de agua de boca a Zaragoza
por culpa de sus fondos salinos. El recrecimiento de Santolea ha sido
abandonado tras iniciarse las obras porque también allí se corrían
las laderas. Cientos de millones de euros se van yendo, poco a poco,
camino de ninguna parte (bueno, no; parte de ellos acaban en el bolsillo
de las grandes constructoras)... De esta forma, Montoro&Cía. nos tapan la boca y nos torean cual hábiles recortadores.
Claro, como somos de tan buen conformar...
JLT 09/08/2015
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