martes, 22 de marzo de 2016

Lengua de político... ¿Lengua de serpiente? 20160322

Más o menos, la cosa está como sigue: Rajoy ignora y desprecia a Sánchez, de la misma manera que Sánchez ignora y desprecia a Rajoy. Los dos perdedores del 20-D han consolidado una relación perfectamente simétrica. Por su parte, el del PSOE mantiene dos líneas de posible pacto de gobierno que habrían de ser complementarias, aunque se excluyen mutuamente. Podemos no quiere a Ciudadanos y Ciudadanos rechaza a Podemos. Como ninguno de ambos partidos consiguió algo parecido a una victoria en las últimas elecciones generales, los dos sobreactúan intentando ocupar espacio escénico por lo que pueda venir. Para colmo, en este absurdo rigodón, nadie se fia de nadie. Así, el acuerdo PSOE-C's, único que ha sido dado a luz en estos tres meses, tan pronto parece ser un hermanamiento estratégico social-liberal para siempre jamás, como un papelito de poco más o menos. Finalmente tenemos a los nacionalistas periféricos, cuyas aspiraciones distorsionan a lo bestia una situación política ya de por sí muy distorsionada.

Desde hace mucho tiempo, esto parece un frenopático. Si en todo el mundo la política institucional se ha convertido en un instrumento lentísimo incapaz de regular procesos externos rapidísimos (la tecnología y sus efectos en los ámbitos económicos, comunicativos y culturales), en España la cosa ha derivado en un demente letargo. Ya el día en que se dió por buena una convocatoria de elecciones generales en vísperas de las vacaciones navideñas, servidor se quedó pasmao. Ahora, las negociaciones están suspendidas a la espera de que pase Semana Santa. Y si hay que volver a las urnas, se hará el último domingo de junio, a punto de salir para el veraneo. Me parece acojonante. Ya entiendo por qué aquí nadie dimite pese al fracaso electoral, por qué los pactos son un teatro, por qué el Gobierno en funciones se pasa por el arco del triunfo al Parlamento electo y por qué la ciudadanía está convencida (cuales nobles indios de las praderas norteamericanas) que los políticos (como aquellos rostros pálidos) hablan con lengua de serpiente. Ssshhh! 

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