miércoles, 16 de marzo de 2016

No sabe uno por dónde empezar 20160316

A veces resulta difícil elegir tema. No porque escaseen, sino por su exagerada abundancia. Lo de Rita la Expedientada, por ejemplo, está apetitoso, y lo de Besteiro también. Pero el PP, el PSOE y los respectivos portavoces (oficiales u oficiosos) ya han usado ambos casos para su habitual juego del y tú, más. Luego está la contienda entre el Congreso y el Gobierno en funciones, porque este pasa de aquel y se dispone incluso a desobedecer al Legislativo. Así, don Rajoy y doña Soraya le hacen un pícaro guiño a Montesquieu, mientras demuestran (por si hiciera falta) cuánto le gusta a la derecha española mandar por la gracia de Dios. Sin embargo, las contradicciones entre ambos poderes del Estado han derivado en un debate entre expertos en Derecho Administrativo y Constitucional, y ahí ya... En lo global tenemos un planeta tan revuelto y terrible como siempre. En lo nacional, la mayor deuda pública jamás vista. En lo local, la maldita huelga de los buses de Zaragoza, respecto de la cual poco me queda por decir salvo reiterar que AUZSA es una empresa que jamás debiera haberse hecho cargo de un servicio público esencial para la ciudad, y para colmo a su comité se le ha ido la olla. No sé cómo vamos a salir de este atolladero.

De si vamos a nuevas elecciones o si acabarán (quienes sean) por ponerse de acuerdo para sacar adelante algún tipo de gobierno, no puedo añadirles gran cosa. Sánchez e Iglesias vuelven a ponerse buena cara. Pero con estos... vayan ustedes a saber.

Lo que más gracia me ha hecho, en esta catarata de acontecimientos y simulaciones, ha sido la negativa de las Cortes aragonesas (con el PP y Podemos votando lo mismo aunque por distintas razones) a una modificación de crédito destinada a financiar las comarcas y aquella extra que todavía se debe a los funcionarios. El dinero debía salir de los fondos destinados al gasto social, por eso Echenique y los suyos dijeron que nones. Van a saltar chispas. Al consejero de Economía, Fernando Gimeno, la jugada le ha salido mal. ¡Con lo bien que le cuadraban las cuentas y los cambalaches cuando estaba en el ayuntamiento! 

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