lunes, 3 de septiembre de 2012

Extravío y debilidad del Partido Socialista 20120903

Antes del verano, desde el entorno de Rubalcaba se llegó a sugerir la posibilidad de que hombres de Estado socialistas como González Márquez o Solana echaran una mano al Gobierno en el marco de un gran pacto anticrisis. Luego, al PSOE gallego se le han cruzado las elecciones anticipadas justo cuando el caducadísimo Blanco aún pugnaba por ser el candidato a la presidencia de la Xunta (Blanco... y en botella: ¡la leche!). Al tiempo, la comisión parlamentaria que investiga en Andalucía el asunto de los EREs fraudulentos es el escenario de una monumental tragicomedia que desvela las miserias de las administraciones de Chaves y de Barreda. En Aragón, Lambán mantiene el motor del partido al ralentí mientras intenta definir su papel como... ¿principal fuerza de la oposición?, y los maltrechos restos del Marcelinato hibernan tras replegarse a su feudo altoaragonés.

El PSOE es una organización de cargos públicos y adláteres. Hace tiempo que dejó de ser un partido de masas con vocación transformadora. Carece de militancia, de terminales en la sociedad civil, de influencia real (salvo donde aún conserva alguna parcelita de poder)... No tiene estrategia ni un programa que dé soluciones progresistas a la crisis financiera ni opciones que permitan renovar de verdad su liderazgo. Y si sobrevive es porque su marca identifica pese a todo un notable espacio electoral (como se vio en en Andalucía y Asturias) impenetrable para el PP por razones obvias y en el que Izquierda Unida u otras opciones van entrando muy poco a poco.

El PSOE es un problema y debería ser parte de la solución. La movilización popular contra los recortes y la ortodoxia financiera precisa con urgencia una plataforma política, necesariamente frentista, en la que todas las izquierdas (desnortadas, tibias, auténticas e incluso histéricas) confluyan para ofrecer a la ciudadanía alternativas fiables, capaces de galvanizar votos y entusiasmos. El Partido Socialista tendría que estar ahí. Pero sus dirigentes aún creen que el desgaste del PP les devolverá al poder sin más esfuerzo, por la Ley del Péndulo. Ya vendrá la realidad a ponerlos en su sitio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario