miércoles, 19 de septiembre de 2012

Rubalcaba en el país de Babia 20120919

Si Rajoy dedicó su comparecencia televisiva a evitar decir blanco o negro, rescate o salvación, Rubalcaba le dio anteayer la réplica desde el país de Babia exponiendo ante el respetable un hueco catálogo de buenas intenciones (por supuesto sin salirse ni un milímetro de la ortodoxia económica que rige hoy los destinos de Europa y del mundo). ¿Es esto todo lo que dan de sí Gobierno y oposición? Pues estamos listos. No me extraña que los analistas más izquierdizantes manejen el concepto Partido de Wall Street para referirse tanto a las formaciones conservadoras como a las del oficialismo socialdemócrata. Unas y otras, a lo largo y lo ancho del planeta, sirven los intereses del capital financiero; ambas sostienen la inevitabilidad de que la crisis la pague a escote la ciudadanía de a pie. En esto los conservadores no se andan con contemplaciones, mientras los socialistas pretenden lubrificar el impacto de los ajustes.

Resulta particularmente turbador que aquí ni Mariano ni Alfredo (ni casi nadie) sean capaces de reflexionar en voz alta sobre lo que está pasando en los países rescatados, conducidos a un callejón sin salida. ¿Queremos seguir el rumbo de Grecia? ¿Cómo haremos para no compartir el negro destino de aquella nación o de Portugal? ¿Vamos a dejarnos llevar como corderos al matadero en una Europa que cada vez es menos Europa?

El caso es que el PP afronta un nuevo cristo interno como consecuencia de la dimisión/sucesión de Aguirrre (¿huye de la quema esta buena señora?. El PSOE es un fantasma a punto de disolverse en el éter. El Rey, empeñado últimamente en ganarse el sueldo y dejar a su hijo colocado, echa romericos al fuego. Y lo de la burguesía catalana, intentando reconducir al pacto fiscal sus aspavientos independentistas es de nota.

Llevamos años oyendo a los sabios decir que ha llegado la hora de la política. Pero el tiempo pasa y la política no aparece. Bueno, sí: los mercados siguen aplicando su programa máximo con todo rigor. Y, ojo, que en los thinks tanks neocones ya diseñan nuevos objetivos y estrategias. Ésos, desde luego, no están en Babia. 

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